La política agroalimentaria española, la perdida de la última oportunidad.

Próximamente los medios publicaran el siguiente titular:

«Ana Mato firma un convenio con las empresas de alimentación y bebidas para aunar esfuerzos en la lucha contra la obesidad»

Piensen si les suena alguna de las empresas de la siguiente lista:

Bimbo, Calvo, Campofrío, Coca-Cola, Corporación Alimentaria Peñasanta, Danone, Deoleo, Ebro Foods, Grupo Fuertes, Ferrero, Gallina Blanca, Lactalis, Grupo Leche Pascual, Hero, Kellogg, Mondelèz, Nestle, Nutrexpa, Schweppes, Panrico, Pepsico, Pescanova, Unilever y Wrigley.

La publicidad realizada por estas empresas representa:

  • el 16% de la mostrada en televisión
  • el 8% del total de la publicidad en España
  • el 76% de la publicidad del sector de Alimentación
  • el 55% de la publicidad total del sector Bebidas en España
  • el 85% de la inversión en publicidad de estas compañías se dedica a la televisión.

Estas 24 empresas de alimentos y bebidas, se han unido para crear una fundación privada, sin ánimo de lucro, ALIMENTUM. Esta, junto con la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), y el Ministerio de Sanidad y Asuntos Sociales, pretende sensibilizar e informar a la población del impacto positivo para la salud, que tienen una alimentación equilibrada y moderada, y la práctica regular de actividad física.

No tengo nada claro que el camino emprendido por el gobierno de Madrid sea el más adecuado para mejorar  nuestros hábitos alimenticios. Utilizar la televisión para hacerlo puede ser efectivo, pero utilizar de soporte a las multinacionales que ponen en escena el 80% de los alimentos transformados que se exponen en los lineales, no me parece dar un giro al sistema. Ellos representan la alimentación moderna, el fast food, el alimento transformado, moldeado, aditivado, coloreado, saborizado y envasado.

Creo que nos estamos equivocando de camino, perdón , volviendo a equivocar de camino!

No veo las ventajas de la galleta o el pan de molde frente al pan sano, de los cereales frente al pan tostado con tomate y aceite, de la coca cola frente al agua, del txitxarro frente a la merluza congelada, la leche frente al biofrutas. Pero sobre todo, quien de estos «colaboradores» nos instará a comer más fruta natural, algunas verduras, pescado fresco o carne natural?

Si en conclusión, la apuesta está por las marcas frente al producto blanco, y de la gran empresa frente al pequeño productor, volveremos a perder la oportunidad de revisar el sistema.Y esta crisis es una oportunidad irrepetible.

IAS