EL EMOTIVO ACTO DE ELGETA

Domingo 24 de abril de 2016

He estado este domingo en el acto de Elgeta organizado en reconocimiento de las mujeres resistentes y represaliadas de la guerra y dictadura. Julia Monge y Juan Ramón han sido los organizadores donde también ha estado el Gobierno Vasco.

Lástima de no haberse organizado este acto hace treinta años, porque han estado algunas supervivientes, pero la mayoría eran familiares de las represaliadas. Este año se cumplen 80 del inicio de la guerra  y, no como en mi caso, que he ido con una hermana de mi aita de 87 años, «niña de la guerra», el tiempo, que es la gran guadaña ha podido con muchas de ellas. Pero sin embargo allí han estado un porcentaje alto de protagonistas de aquella tragedia a las que previamente se les había fotografiado y pedido contasen su experiencia vital. El fotógrafo vasco-chileno Mario, ha hecho asimismo un gran trabajo.

La idea es muy buena. Julia Monge ha dicho una gran verdad: «La guerra ha sido contada en clave masculina y las mujeres al parecer no existían y se trata de hacer justicia a enfermeras, periodistas, soldados, presas, esposas de fusilados, «niñas de la guerra», heridas en combate, y el largo etcétera de la vida. Un gran aplauso ha coronado este pasaje.

Hemos ido con mi tía Loli, hermana de mi aita que con su hermana Paci, estuvieron en Bélgica. Loli se casó con Carlos Olabe que a su vez fue «niño de la guerra» en Inglaterra. Eso por parte de mi aita. Por parte de mi ama, la hermana menor de mi ama estuvo en Malinas, Bélgica y por parte de mi mujer, su aita y su ama. Uno en Bélgica, la otra en  Inglaterra. En mi familia directa, cinco críos y crías que huyeron de los bombardeos con otros 4.500 niños tras la masacre de Gernika. Se habla de Siria, pero en su momento, en Europa, ésto fue peor que Siria. Destrucción total que es lo que prometió Mola con su grito de guerra:

«Si no os rendís, arrasaré Vizcaya».

Y lo estaba haciendo  hasta que el Gobierno Vasco y asociaciones católicas europeas movieron aquel ingente contingente de chavales para salvarles de la destrucción y sacarles del país. Se ha valorado poco lo que significó ésta hazaña humanitaria.

El acto ha sido sencillo, bien concebido y bien organizado. Hacían el llamamiento de cinco en cinco y personas representativas les entregaban una escultura alegórica. A mi tía se la ha dado la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia Ana Otadui, y mi tía feliz. No se desprendía de la escultura.

Discurso en euskera y castellano, la canción de MIkel Laboa, txistularis, vestidos alegóricamente con trajes de la época  y muchos abrazos a frontón lleno.

Les he visto a Juan Mari Atutxa, Patxi Zabaleta, Pako Etxeberria, Alberto Unamunzaga, Egiguren, y varios alcaldes amén de la presidenta de las Juntas y de Iñigo Camino. He saludado también a Xabier Irala y a la hija de la tolosarra Cecilia Guilarte, periodista anarquista que marcó una época  y las hijas de Fortunato Aguirre, así como la hija de un fusilado de Matiko, y mucha gente con sus familias.

Ha sido un acto emotivo, hermoso y necesario. Confiemos se siga recordando  y que este grupo de historiadores y gentes sensibles sigan con este meritorio trabajo. ¡Zorionak!.