ARTUR MAS Y EL PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA CATALÁN.

Miércoles 8 de febrero de 2017

Barrientos amagó con fijar medidas cautelares por la tardanza de Mas

Artur Mas acudió el lunes a declarar ante el juez con el semblante relajado, e incluso deslizó algún que otro mensaje político en su declaración en el tribunal, donde se movió con comodidad y donde respondió solo a las preguntas de su defensa. Pero la sesión no fue todo lo plácida que puede parecer. El expresident protagonizó momentos de tensión con el juez del Tribunal Superior de Justicia catalán, Jesús María Barrientos, con quien empezó con mal pie al llegar con casi media hora de retraso al juicio. No quedó ahí el episodio, sino que derivó en un par de choques dialécticos en el transcurso del juicio. El magistrado quiso mostrarse implacable desde el primer momento.

Barrientos es el clásico juez borde que siempre tiene que estar marcando su autoridad. En Inglaterra usan peluca, para decir que son distintos a los demás, y por aquí toga, y eso les libra del banquillo. Y está bien que la gente se ponga de pie cuando entran, pero me da que se creen poseedores de un cromosoma de más. Y lo de siempre. ”Aquí las preguntas las hago yo”. Nada que son unos bordes insoportables.

Barrientos accedió el año pasado al cargo en sustitución de Miguel Ángel Gimeno, que había despertado recelos entre el sector conservador al entender que no había impulsado con suficiente fuerza las causas contra el soberanismo. Barrientos forma parte de la asociación que se dice moderada Francisco de Vitoria, y se le considera maleducado, duro e incisivo. El lunes tuvo su intervención más relevante hasta la fecha. El expresident Mas y las exconselleras Ortega y Rigau se retrasaron por la manifestación de apoyo que los acompañó hasta el tribunal, y ese comportamiento tuvo una respuesta contundente por parte del juez, que convocó a fiscales y letrados a la sala para pedirles explicaciones por la demora y, al mismo tiempo, advertirles de que, pasada media hora desde la citación, se convocaría una “vistilla” para que las partes pudieran plantear las medidas cautelares que consideraran oportunas. La sangre no llegó al río porque no se cumplió la media hora.

Esta gente, protagonistas de una justicia lenta, lentísima, se cabrean porque por fuera hay una manifestación en apoyo a gentes muy relevantes y porque sabiendo eso y sabiendo que eso retrasaría la vista, se ponen de los nervios.

Si la justicia y ellos fueran rápidos y trabajadores, no habría semejante atasco y lentitud en una justicia injusta por su parsimonia y si no se lo creen que vayan a Gasteiz y hablen con el juez que ha ganado el premio a la rapidez y al trabajo de su juzgado. Bueno pues este Barrientos no contento con ser un juez lento, se molesta por media hora de retraso. Ya se ve de que ideología es.

Una vez arrancada la declaración de Mas, se reprodujo la tensión. En un momento de su intervención, el expresident preguntó por qué el Tribunal Constitucional no hizo nada para hacer cumplir su suspensión si resultaba tan evidente que la consulta era delictiva. El juez lo fulminó de mala manera y chulescamente recordándole que no puede formular preguntas, sino que solo debe contestarlas. Mas dijo que, si no podía hacer preguntas, iba a hacer afirmaciones como que el tribunal en ningún momento hizo nada para cumplir la resolución, ni tampoco la Fiscalía de guardia.

Cuando su abogado Xavier Melero le preguntó si había sido el responsable de abrir los institutos donde se celebraron las votaciones, Mas respondió en genérico que fue “el máximo responsable de la idea del proceso de participación”, pero Barrientos intervino para decirle que no había contestado a la pregunta. “He dicho que era responsable de todo; si digo de todo, de esto también”, sentenció. Este Barrientos tiene ya la sentencia en el bolsillo. Un impresentable.