JUAN MANUEL EGIAGARAY, UN IMPORTANTE REPRESENTATE PUBLICO. GB

Viernes 30 de mayo de 2025

Cuando nos reunimos en Gernika para conmemorar el 45 aniversario de la constitución del primer Parlamento Vasco, le echamos de menos. Pregunté por él y me dijeron estaba delicado de salud. Ayer falleció.

Juan Manuel Egiagaray, Juanma, era una referencia no solo del socialismo vasco sino de hechos importantes en la historia reciente vasca y no solo porque estuvo en las Juntas Generales de Bizkaia de 1979 a 1983, sino en el Parlamento vasco desde su inicio hasta 1988. De allí pasó a Delegado del Gobierno español en Murcia y luego, hasta 1991, de Delegado en Gasteiz sucediendo al sospechoso Julen Elgorriaga. El junto a Benegas fue la referencia socialista de aquellos años y uno de los negociadores del PSE cuando este partido apoyó al Lehendakari Ardanza como Lehendakari.

Apoyo al PNV aquellos años, lucha contra ETA, negociaciones de todo tipo entre el PNV y el PSE.

Pasó a Madrid como diputado en 1996 siendo nada menos que el portavoz del Grupo Socialista de septiembre de 1997 a mayo de 1998. Sustituyó a Almunia como portavoz y cuando Borrel le ganó a Almunia éste le sustituyó. Recuerdo la comida que le ofrecimos en el comedor del Congreso. El PSOE vivía momentos difíciles.

Fue asimismo ministro dos veces. De Administraciones Públicas y de Industria y Energía en los gobiernos de Felipe González.

Hay que recordar aquellos primeros años democráticos y la estruendosa música de fondo de las acciones de ETA que lo condicionaban todo, con Benegas, Jauregi, Mugica, Agiriano, Rojo, Maturana, Buesa, peleando con García Damborenea y en el caso de Egiagaray reuniéndose con ETA en Argel.

Hijo de uno de los capitanes de los remolcadores del Puerto de Bilbao, profesor en Deusto, mi hermano Koldo recuerda una escena dura de los últimos años del franquismo cuando estando en un bar entró un joven a toda velocidad y se encerró en el baño. Al poco la policía le sacó dándole una serie de golpes allí mismo. Era Egiagaray, un tipo templado del que me dice Albistur que fueron compañeros de estudios junior jesuitas en Salamanca. ”Era un místico”.

Toda una personalidad. Ha fallecido, una esquela del Parlamento Vasco, menos mal, ninguna de todo lo demás, unas declaraciones de Andueza y tira millas. Una persona que ha sido juntero, parlamentario, diputado, portavoz, ministro dos veces. Al parecer, nada. Y, en representación de Bizkaia.

Este es el país del adanismo militante. Luego, algunos ingenuos preguntan el por qué pasan las cosas sin tener nadie el interés, en ocasiones como éstas, en contar como se ha llegado donde se ha llegado, ni quien lo ha hecho. Nada nuevo bajo el sol. Juan Manuel Egiagaray GB.

EUZKADI ES ASÍ

Jueves 29 de mayo de 2025

La foto es expresiva. Dos caras de una moneda. Los dos propiciaban en octubre de 1979 la aprobación del Estatuto de Autonomía de Gernika en el mitin de la Casilla en Bilbao con todos los partidos que lo apoyaban. Alianza Popular no estaba entre los que apostaron por aquella salida estatutaria que ahora hacen suya y restriegan a los demás, aunque anteayer votaran para que Europa no reconociera el euskera como una de sus lenguas institucionales.

Mitxel Unzueta, a la izquierda, era el portavoz del PNV en el Senado. Uno de los ideólogos de la apuesta negociadora del PNV con la reintegración foral plena plasmada de alguna manera en la Disposición Adicional constitucional que dio como resultado el mejor estatuto que se podía aprobar en aquel momento. Tan bueno que sigue sin cumplirse siendo una ley orgánica refrendada.

Abogado, foralista, persona comprometida ahí lo vemos al lado de un Mario Onaindia con el puño comunista en alto y muy cerrado. Se había declarado marxista leninista en el propio Juicio. Mitxel Unzueta parece decir. !Que paciencia!, pero el ponerse de acuerdo con alguien que había sido de EGI, luego de ETA condenado en Burgos, para pasar a EE y luego al PSOE, con el fin de  sacar este país adelante requería el remar juntos, aunque el discurso de Mario Onaindia hasta entonces había sido el de la dictadura del proletariado. Posteriormente fue cambiando.

Algunos analistas dicen que la actual Bildu va camino del discurso final de Onaindia. No lo creo. Al final de su vida tenía verdadera obsesión contra el PNV y los jesuitas hasta el punto de que una noche, Joxe Joan Gonzalez de Txabarri y yo, estando en el Congreso, le invitamos a cenar a la Redondela del hotel Palace y le contamos algo que no sabía.

Al haber dos sacerdotes entre los encausados, según el Concordato el Juicio debía celebrarse a puerta cerrada. Pero se buscaba fuera a puerta abierta para que tuviera seguimiento informativo. Los militares querían un juicio con condenas a muerte rápido y a puerta cerrada. Y había que lograr que el Vaticano pidiera se celebrara a puerta abierta.

Se logró y él, entre otros salvó la vida porque en Roma estuvieron el Lehendakari Leizaola y su vicepresidente Rezola, tocando las puertas de la DC italiana, y de los clérigos vascos o amigos de los vascos, para que influyeran en el Vaticano y permitieran un juicio abierto. Al final, se logró. Y eso le salvó la vida ante la protesta mundial que se organizó contra el franquismo.

Posteriormente Onaindia fue parlamentario vasco del primer Parlamento y cuando Leizaola dejó el Parlamento en noviembre de 1980 le despedimos en el Portalón de Gasteiz todos los Grupos. Cuando le tocó el turno para la despedida, nos contó una vivencia con él.

Tras salir de la cárcel, en octubre de 1977, y andar por Francia como “preso extrañado” decidieron ir a visitarle al Lehendakari a su despacho en París. Leizaola les recibió con consideración y les habló de Kili Kili aquella revista infantil para la recuperación del euskera y algo más. Aquellos hombretones forjados en la lucha violenta y revolucionaria salieron despotricando de la reunión, pero, en la comida del Portalón le dijo al Lehendakari que quien tenía la razón era él y no ellos pues en ese momento no había que plantear la “revolución pendiente” sino la construcción nacional entre todos, consolidando las instituciones y hablando de la recuperación del euskera y la educación d ellos niños. Fue un respetuoso reconocimiento que aplaudimos.

Páginas de nuestra historia reciente reverdecidas tras cumplirse este año el 45 de la puesta en marcha del Parlamento Vasco.

ELOGIO (ESCALOFRIANTE) DE LA MISOGINIA

Miércoles 28 de mayo de 2025

El pasado viernes, el programa de TVE2 Cafè d’idees trajo a una tal Najia Lotfi, adecuadamente coronada con un hiyab, para hablar de la eterna polémica del velo islámico. El programa debía de tener la intención de responder a la pregunta que se ha convertido en central en nuestra sociedad: ¿qué hacer con los hiyabs, niqabs y burkas que se están multiplicando en nuestro país a una velocidad imparable? ¿Prohibirlos en las escuelas o en la calle? ¿Prohibirlo en todos los sitios o en ninguno? Pero si esa era la intención, fue fallida, porque lo único que logró TVE fue dar voz a un discurso blanqueador de la misoginia, capaz de llegar a asegurar que el burka es una cuestión cultural.

Este sería el fragmento más estridente del programa, en boca de la tal señora Lotfi: «El burka es más cultural que religioso, es una cultura, las mujeres quieren ir así». Y ante la pregunta de la presentadora: «¿Quieren ir así o las obligan a ir así?», la culminación de la respuesta: «Depende de las interpretaciones de cada uno». Vemos las «interpretaciones» de la cosa…: si no llevan burka en Afganistán, serán azotadas, golpeadas, encarceladas y corren un riesgo real de muerte. En otros países donde el niqab es obligatorio, como Irán, conocemos muy bien el precio de sangre que han pagado las mujeres. Añadamos, al mismo tiempo, las múltiples prohibiciones que destruyen sus derechos básicos, y que en el caso de Afganistán llegan a la prohibición absoluta de estudiar, hablar en la calle, mirar por la ventana, pintarse las uñas (el castigo es cortarles los dedos) y, huelga decirlo, la lapidación en caso de adulterio. No hay espacio en este humilde artículo para relatar los millares de leyes en los países donde se aplica la sharía, que convierten a la mujer en un ser minorizado, secuestrado y esclavizado. Sin olvidar la práctica de estas leyes misóginas en ciudades y barrios de Europa donde el salafismo se ha hecho fuerte. ¿O acaso no vemos niqabs en nuestras calles? Es tal el odio a la mujer que surge de esta ideología, que las expresiones grotescas e indecentes de la tal Lotfi en la televisión pública pueden llegar a ser consideradas «normales».

Obviamente, el principal problema es la ideología salafista, que ha convertido en ley implacable —y legalmente violenta— los aspectos más reaccionarios y misóginos del texto sagrado, y que se sustenta en un poder económico inimaginable. El salafismo quiere conquistar el mundo —y me excuso por un concepto que podría parecer medieval, pero que es muy actual—, y la conquista, allí donde tenemos democracias liberales, pasa por poner en cuestión los derechos democráticos, con la mujer convertida en el centro de este combate ideológico. Considerar, a estas alturas, que detrás de esta presión sobre el velo —y todas sus variantes— hay una cuestión cultural o tradicional, y no un reto ideológico, es no entender nada de lo que está ocurriendo en el mundo. Y, este es el segundo problema: lo tarde que llegamos al debate sobre la cuestión. Con el problema del islam ideológico siempre vamos a destiempo, amordazados por el miedo a lo políticamente correcto. Si me permiten la autorreferencia, recuerdo haber protagonizado una portada de El Periódico en los años 90 (en la época en la que lo dirigía Rafael Nadal), planteando justamente el reto islámico. Todavía estábamos a tiempo de sentar las bases para gestionar adecuadamente el fenómeno, pero no hubo manera. Inmediatamente, el debate se abortó por la presión de las izquierdas, que, en este tema, muestran una mentalidad reaccionaria, irresponsable y a menudo utilitaria, no en balde mercadean con los votos. Y, por el camino, abandonan completamente a las mujeres musulmanas que luchan por sus derechos en las peores condiciones.

Con el problema del islam ideológico siempre vamos a destiempo, amordazados por el miedo a lo políticamente correcto

De hecho, es la postura de este progresismo paternalista y buenista, que inmediatamente saca el eslogan de la islamofobia para impedir el debate, la culpable de que la extrema derecha se la apropie sin competencia. Paternalista, buenista y censor, porque también hay que añadir una cuestión que no es menor: hoy por hoy, los principales enemigos del pensamiento libre son los gurús progresistas, que practican una cultura de la cancelación a todos los temas y todas las personas que no entran en su mollera ideológica. Es sorprendente y alarmante cómo los partidos más radicales de este espectro ideológico no ganan elecciones, pero imponen el relato público.

De todas maneras, más tarde o más temprano, este debate tiene que abrirse en canal, porque el problema ya es masivo en nuestro país. Y no irá a menos, sino al contrario, irá a más. Es un combate ideológico entre la democracia y una doctrina totalitaria que quiere imponer conceptos medievales a nuestra sociedad. No se trata de Dios y de la religión, sino de ideología, y se sitúa la cuestión de la mujer en el centro de la diana para reventar la sociedad democrática. Hiyab, niqab, burka… variables diversas de una misma concepción misógina que ha llegado para quedarse y que tiene intención de conquistar el espacio.

Pilar Rahola