“Vale, se acabó”. Con estas palabras, Arnaldo Otegi, visiblemente satisfecho, terminó el lunes su intervención en la Audiencia Nacional. Durante tres horas expuso la apuesta de la izquierda abertzale por las vías democráticas y pacíficas. “Si esa apuesta es delito, yo soy culpable”, afirmó. También aseguró que un atentado de ETA “reventaría la credibilidad” de la izquierda abertzale “durante generaciones”, y negó que ETA esté detrás de este proceso. “Hemos planteado una ruptura con ETA”, subrayó. Esto hace diez años y se hubieran evitado muchos muertos.
El exportavoz de Batasuna se sintió muy cómodo en la primera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional contra él y otras siete personas -entre ellas, el exdirigente del sindicato LAB Rafael Díaz Usabiaga- acusadas de pertenecer a ETA por integrarse en Bateragune, la sucesora de la fuerza ilegalizada.
Otegi negó pertenecer a esa organización y explicó que tras el atentado de la T-4 en diciembre del 2006, que causó dos muertos, y la ruptura del proceso de paz con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se produjo “un punto de inflexión” en el que llegó a la conclusión de que la “utilización de la violencia, lejos de solucionar los problemas, los enquista y los hace irresolubles”.
Por ello, creó un equipo de trabajo, conocido como “grupo Otegi”, que optó por plantear una “enmienda a la totalidad a la estrategia” mantenida hasta ese momento, al rechazar la tesis de ETA de que los atentados “tenían efectos políticos”. Esta posición la comentó en privado con la organización en un encuentro celebrado en Suiza entre ETA y el Gobierno, y en público al exigir a la organización que “volviera a la situación anterior al atentado”.
Tras comprobar el apoyo que podía tener su propuesta, Otegi se puso en contacto con militantes de la izquierda abertzale y forzó un debate en el que ETA intentó imponer el mantenimiento de la lucha armada.
Una postura que fue rechazada por la izquierda abertzale y que culminó con la creación de Sortu y el acuerdo con Eusko Alkartasuna y Alternatiba para formar la coalición Bildu.
El exdirigente de Batasuna aseguró que su apuesta de ruptura con ETA “es irreversible” y que un nuevo atentado “sería un suicidio” para la izquierda abertzale. “Reventaría nuestra credibilidad durante generaciones”, afirmó. “No meteríamos a nuestro pueblo en semejante embarcada”, añadió.
La misma tesis fue defendida por Díaz de Usabiaga y el resto de los acusados. Los imputados se mostraron tranquilos en el juicio, pese a que se enfrentan a 10 años de prisión, porque consideran que los resultados de Bildu en las elecciones municipales y forales del 22-M los avalan. Asimismo, son conscientes de que la situación política actual los favorece, ya que la coalición soberanista cuenta con el visto bueno del Tribunal Constitucional y su ilegalización en el Supremo motivó una honda división entre los jueces del alto tribunal.
Otegi incluso aprovechó su comparecencia en la Audiencia Nacional para criticar a los que “de manera artificial buscan desesperadamente la violencia” al crear “falsas polémicas” sobre la actividad de Bildu.
Al día siguiente comenzaba a las nueve el llamado Debate del Estado de la Nación, pero el juicio no fue apenas noticia. Hace años todos estos debates giraban alrededor de ETA y a nosotros, en la tribuna nos daban hasta en el carnet de identidad. Lo dicho por Otegi, hace diez años hubiera sido una bomba.
Parto de la base que para mí Otegi no debería estar en la cárcel y menos condenado pero escrito ésto, me parece increíble leer éstas cosas, que suenan muy bien aunque dichas con un considerable retraso, porque Otegi nos dice que fue tras la bomba en la T-4 cuando se cayó del caballo como San Pablo. ¿Y antes?. ¿Le parecía bien lo que hacía ETA?. ¿Por qué en 1977 no hicieron lo que hicimos los demás?. ¿No convendría una mínima autocrítica?. ¿Por qué no le dice a Bildu que diga lo mismo que él sobre ETA?.
Lo dicho por Otegi el lunes es muy relevante y hay que tomar buena nota de ello, aunque en Madrid todo esto suena a táctica “terrorista” sin querer dar el menor chance a una mínima rectificación aunque sea gestual. No importa. Lo importante es que se vaya consolidando la apuesta que lleve a ETA a su desaparición.
Pero ante lo oído y leído y como desahogo también nos queda decirle a Arnaldo Otegi: “¡Que tarde piaste pajarito!”.