Imposible describir en palabras lo vivido aquí. África es un continente fascinante que te permite conocer otras culturas, otras lenguas… pero sobre todo a personas. Lo cierto es que en Sudáfrica estuve pocas horas y todo lo vívido ha sido en Lesotho.
Lo primero que te encuentras a la llegada a Lesotho es que… bueno la verdad que nada de lo que traes de europa vale aquí. La estructura de los pueblos no tiene nada que ver con lo que conocemos y cualquier pensamiento preconcebido no vale para nada… Es increíble. A veces no somos consciente de lo que tenemos. Y quizás ese pensamiento hace que nos planteemos la vida de una manera artificial. No quiero ponerme filosófico pero habría que darle una vuelta al modelo social y de pensamiento que tenemos en la vieja europa.
Uno de los objetivos de nuestra presencia aquí fue traer ayuda a una escuela local. Era algo que queríamos hacer y que íbamos a comunicar una vez hecho. No se trata de autoproclamarnos héroes, ni ser los salvadores de nada. Gracias a mi cuñada Elena conseguí material sanitario, material de gran calidad y que aquí seguramente pueda salvar vidas. También traje conmigo material escolar, aquí no hay tiendas y ni mucho menos pinturillas de colores, se tiene lo básico. Así que un poco de color en los cuadernos no les vendrá mal. Soy consciente de que se podía hacer mucho más, pero bueno cada uno llega hasta donde puede. Mis compañeros canadienses la verdad que hicieron mucho más.
De esta experiencia me quedo con las personas. Ha sido sin duda (salvo experiencias muy personales) la experiencia más importante de mi humilde vida. No creo que nada de lo que haya vivido me haya enseñado tanto. Tenemos tanto que aprender…
Yo me encuentro alojado en Maliba Lodge, la verdad que es un oasis en medio de Lesotho. Se encuentra dentro de una reserva natural y está enfocado al turismo de alta montaña. No es un hotel como los que conocemos del caribe, pero sus vistas y su emplazamiento son increíbles. El paisaje es espectacular. Las fotos no hacen justicia. Se trata de mastodontes de casi 4000m que surgen unos al lado del otro como si se tratase de un laberinto cerca del cielo. Se lo recomiendo si tienen la posibilidad de venir hasta aquí. A diferencia de las montañas del país vasco que para acceder a la cumbre hay que dar un rodeo aquí la subida es vertical. De ahí su dureza.
Otro día hablaremos de la carrera de ayer y de la de hoy (al final hemos corrido dos). De la experiencia deportiva, de correr a 4000m, de sufrir, de sudor y de lágrimas. Pero permítanme que hoy me centre en lo personal, que para mí ha sido y será lo más importante de este viaje.