Doctor OMS, Pedro y el lobo

Un  pueblo italiano vota sobre la longitud de la falda y un alcalde mexicano quiere prohibir el uso de minifaldas para reducir embarazos. Como burócrata para la prevención de riesgos laboral-sanitarios Pedro y su presunto lobo no tendrían precio en el mercado de la seguridad. Otro cantar sería su incidencia en la salvación para sus ovejas cuando de verdad arribara el cánido.

 Es atrevimiento equiparar la OMS (Organización Mundial de la Salud) con nuestro fabulado Pedro fabulador, pero leyendo su informe sobre el uso de sujetadores miro hacia el monte tratando de atisbar al pérfido sujetador que baje a oprimir/enfermar nuestras tetas. Otro tanto ocurre con el celular de bolsillo, al que ahora miro con mucho recelo tras ponérmelo bajo sospecha por los efectos «potencialmente cancerígenos» de las radiaciones del teléfono móvil.

No importa que diga «potencial» ni que se hiciera entre personas enganchadas a él, lo importante es que como Pedro, la máxima autoridad mundial en salud en lugar de seguridad nos haya sumido en la zozobra: ¿Contacto con mi médico por teléfono o por carta? No sabemos cómo nos condimentarán la alarma de epidemia por Síndrome-Urémico-Hemolítico (el pepinazo para entendernos), si prohibiendo viajar a Hamburgo o quitando el pasaporte a la pérfida E. coli, pero esperemos que no sea alarmando a la población. Porque como recuerda el Consejo Europeo, «la OMS anunció dos pandemias enormes» (gripe aviar y gripe A) y en ambos casos «fue mentira de Pedro-lobo».

 No son pocos quienes denuncian supuestas presiones de la industria farmacéutica sobre la OMS en su toma de posición o declaración de alertas. Hace no mucho publicó un informe con 8.000 enfermedades derivadas de la actividad y entorno laborales; está bien, pero a la OMS, además de un criterio de salud comprobado y concluyente, debiéramos poder exigirle que diera pautas diáfanas sobre qué hacer para evitar los efectos del móvil, qué sujetador es el adecuado, qué alimentos son saludables o qué trabajo es insalubre. Si no lo hace es lógico pensar que «no se puede confiar» en la OMS para determinar la intensidad de una epidemia.

Sería irrelevante en una organización insignificante, pero no en un organismo internacional cuyos informes son la base en la toma de decisiones de salud para millones de personas. Como oveja-ciudadana trasquilada es desasosegante pensar en Pedro-alcalde decretando la prohibición de la minifalda para evitar una epidemia de embarazos.

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