Pepinos amargos

 

Frente al sensitivo «hacerse la boca agua» del pepino con recuerdo a huerta y a encurtido bien sazonado, tenemos el amargor de los al menos diez muertos por contaminación de esta cucurbitácea con Escherichia coli en su perversa versión enterohemorrágica. Los pepinos «repiten» bastante y éstos están dejando un avinagrado retrogusto económico por la nuestra dependencia en las relaciones hortícolas-comerciales Estado español-Alemania. Las elecciones siempre traen regusto a democracia y libertad, pero repasando las últimas con ojo escrutador, nos encontramos que excepto en Cataluña y Euskadi, en la mayoría de las poblaciones de más de 15.000 habitantes ha ganado una derecha-derechona que se instala con promesas «liberales» de mandar al carajo la concepción socialdemocracia socialista que dicen finiquitada; les han tenido que votar necesariamente muchos jóvenes. Así que, mientras muchos de éstos participan en las acampadas del 15-M o las ven con esperanza de mejora, otros muchos siguen el camino opuesto. En todo caso, unos y otros, la denominada generación mejor preparada de la historia vive en el drama de no tener oportunidades de empleo. Entonces, ¿es una generación bien preparada? Seguramente no sea la peor, pero según la OCDE, el 65% de 25-34 años ha cursado educación secundaria, cuando la media OCDE es 80% y en Suiza el 90%; por detrás sólo tenemos a México, Turquía y Portugal. Siendo la formación profesional la que más oportunidades ofrece de empleo, sólo un 38% posee esa titulación, frente al 88% en Finlandia. En nuestra ESO el abandono escolar ronda el 30% y los que abandonan no siguen ningún tipo de formación posterior. Con un escaso 29% de titulados superiores más la elevada tasa de abandono en la universidad, los expertos creen que a los universitarios españoles «les falta formación práctica, eligen estudios de espaldas al mercado laboral y siguen sin saber idiomas», es decir, globalmente no salen bien formados de las aulas. Además, pocos realizan prácticas veraniegas en empresas y sólo un 20-25% tienen la maleta preparada para desplazarse adonde exista trabajo. Sin ilusión y sin cultura del esfuerzo, o cargan las pilas o tendrán complicado competir en el mercado globalizado. Cuando se vuelva a crecer es posible que se reabsorba mano de obra «juvenil» en el ladrillo o similar, pero no en trabajos cualificados, por lo que seguiremos al albur de que a los alemanes les gusten nuestros pepinos jugosos y sabrosos en boca, siempre que ninguna variedad inicua de E. coli los amargue.

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