La pacífica invasión parasitaria

Es  más que probable que por mor de la crisis las aguas vuelvan a su viejo cauce y de recibir inmigración nuestros hijos/as hayan de retornar a ser emigrantes. Mientras esto llega observamos que cualquier local comercial bien ubicado de nuestras ciudades es adquirido por chinos, sea en alquiler sea en propiedad.

La razón es sencilla: no usan avales, abonan en efectivo la compra o adelantan dos años de alquiler, un pagar al contado que convence muy mucho al vendedor o arrendador. Frente a inmigraciones más ruidosas, la discreción y casi pasar de puntillas chinas es encomiable. Llegaron en los 80 y ya son en el Estado (registradas) 15.000 empresas, 4.000 restaurantes, 3.500 todoa100, 2.000 ultramarinos, 1.000 mayoristas… el paro no parece afectarles.

 En el XIX los europeos colonizaron África, y antes América, a golpe de fusil saqueando recursos que se traían a Europa para transformarlos; en el siglo XX la invasión económica colonial se mutó en simbiosis, el país colonialista ponía capital y proyecto en el país ocupado donde la producción directa generaba riqueza. Cocacola, sólo por señalar. Frente a estos modelos, la colonización que nos viene desde China, nueva potencia mundial, sigue parámetros diametralmente opuestos, los de una invasión comercial tan pacífica como absolutamente parasitaria. La ruta de la seda invertida. No hay barrio de ciudad donde no haya un bazar chino, ferretería, ultramarinos,…

Su fórmula comercial de grandes dosis de esfuerzo personal y familiar unida a amplios horarios, precios tirados y una grandísima oferta hacen de sus tiendas búsqueda del chollo un cebo irresistible para consumidores -si no importa la calidad se puede comprar de todo y barato- y un quebradero de cabeza para la competencia. Les acusan de no respetar la normativa, de carecer de licencia, de dumping comercial, de no pagar impuestos municipales ni seguridad social, frente a lo que se defienden aduciendo el sacrificio personal y familiar que les permite la flexibilidad de horario y su pulcra legalidad en los impuestos.

Sea como fuere la ‘invasión’ pacífica del país continúa, son muy austeros, solo contratan chinos, compran solo a empresas mayoristas chinas y guardan sus ganancias en bancos chinos, por lo que su actividad comercial genera escasa plusvalía entre nosotros:… y como el mundo es cada día aldea más global bueno sería que nuestros hijos/as aprendieran mandarín o al menos se hicieran amigo de algún inmigrante-chino para cuando ellos sean emigrantes.

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