Vuelva usted mañana

nadie como Larra ha compendiado tan lapidariamente la opinión social imperante sobre los funcionarios. La sombra de mala fama es alargada. «Aita es rapidísimo, va hasta Berlín en  2 horas»; «eso no es nada –le responde su amigo–, el mío vive en Getxo, trabaja en Lakua de ocho a tres, y a las dosymedia  come en casa».

Eficacia funcionarial. Pero claro, las generalizaciones son un cúmulo de vaguedades que se extienden cual reguero de aceite sin deslindar verdad—leyenda urbana sobre la inmensa mayoría de los probos “servidores públicos”; no sonrían con sorna porque en líneas generales lo son.

La honestidad, incluso profesional, es virtud de difícil medida. Pero desde Larra hasta hoy la idea del disfuncionamiento del funcionario no sólo no mengua sino que se incrementa generacionalmente. Así lo somatiza la sociedad, así lo utilizan los gobiernos.

El de López ya está tomando medidas de estrechura al cuerpo serrano funcionarial porque acepta esa lesa culpabilidad del funcionario por tener trabajo fijo; no importa que en época tanto de vacas gordas  como flacas gane lo mismo sin capacidad para especular —no como otros profesionales homónimos— ni cobrar sobrestomaycalla, sino la bien-tasada nómina pública-IRPF. También es acusado subrepticiamente del incierto  nopegarunpalo al agua, cuando la inspección está en manos de los Lopezboys.

 Tampoco les dejarán el resquicio de jubilarse voluntariamente a los 60, por insolidario e improductivo ya que en este país no existen prejubiletasde50ypico en Telefonica, AHV, Santander-Hispano, Iberdrola… y otras muchísimas empresas públicas/semipúblicas y privadas.

Tal vez las mentes lopecianas los vean como sus escoltas ya superfluos, sus manumisos liberados sindicales y sus tropecientos asesores, entes cobrantes bajocuerdayenchufe, olvidándose de que frente a unos pocos lustrosos servidores de sí mismos en la función pública, en el colectivo mayoritario hay profesores, bedeles, celadores, médicos de familia…, todos ellos con soldada bien tasada para vivir hasta final de mes… a los que pasarán la gorra —reducción de bajas, jubilaciones, sustituciones…— para ahorrarse 100milloneuros en una Euskadi-CAV donde el fraude fiscal estimado ronda los 6.000millones, con el de  Coscojales mirando a las musarañas mientras escucha rock de Vetusta Morla.

Para ahorros más sustanciosos podrían dejar de contratar servicios externos en Osakidetza y Educación  para trabajos que pueden hacer funcionarios. No defenderé que por el esfuerzo de preparar una oposición tengan derecho a todo, pero tampoco será que por lo mismo no tengan derecho ni a expectativas de derechos.

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