El sueño real

En Madrid fue dura la movida sindical por las horas que se añadieron al calendario académico de los profesores; en Cataluña además de fichar 37,5horas semanales, a los funcionarios les reducen el jornal; el mes de julio en Valencia trabajarán obligados todos los profesores.

Casi como el clamoroso rechazo de los suizos -66,5% de los votantes- a la propuesta «seis semanas de vacaciones para todos», incluso en los cantones latinos. Los helvéticos han debido reflexionar a fondo para concluir que algo tan atractivo a priori puede traerles a corto plazo más desventajas que beneficios.

Es la sexta ocasión (ya dieron calabazas vacacionales en 1958, 1976, 1985, 1988 y 2002) que votan «no» a la ampliación del asueto. Son consecuentes, 9 de cada diez de sus empresas son pymes con menos de diez trabajadores y ampliar vacaciones además de irresponsable sería una auténtica temeridad; tal vez también por esto, su PIB/habitante sea de 44mil dólares frente a los 32mil del Estado y su tasa de paro del 3%, mientras que aquí nos codeamos con el 23%.

Claro que ellos pueden votar y decidir directamente en referéndum sobre casi todo, hasta para ampliar una acera, mientras que aquí… Admiten que en su apego al trabajo -45 horas/semana-, está la explicación al porqué la sociedad suiza goce de buena riqueza sufriendo al tiempo de estrés y ansiedad, causas del 40% de prejubilaciones involuntarias.

Casi en el otro extremo, en nuestros lares vacacionamos mucho más y, al decir de los expertos, dormimos una media de 2 horas menos que el resto de europeos, seguramente por lo apetecible del gaupasssa. Pero el trasnoche continuado además de alteraciones, estrés y demás debacles psicológicas puede producir otras derivas indeseadas como obesidad y diabetes. Y lejos de aliviarse, con la crisis omnipresente parece que el insomnio está agudizándose, porque el paro, la incertidumbre y la inestabilidad social reinantes asaltan nuestra almohada produciéndonos duermevela creciente, además de pesadillas reales de tan vívidas.

Algo que afecta a todos de modo más o menos directo; bueno, a todos menos al gran funcionario-timonel Borbón que se puede permitir cabezaditas a pierna suelta en cualquier momento y lugar sin miedo a un ERE, a despido sin indemnización, reducción de sueldo o a una supresión del puesto de trabajo, y porque él trabaja -es un decir-, trasnocha y vacaciona como aquí, pero cobra (como) en Suiza. En realidad el sueño real que todos tenemos.

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