Lo que las palabras ocultan

Entre los primorosos juegos de enigmas, adivinanzas, acertijos y metáforas sobre lo que las palabras deben decir, quisieran decir y lo que realmente terminan diciendo que Lewis Carroll relata en A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, es interesante la cuestión que los gemelos Tweedledum/Tweedledee (Tararí-Tarará) en su fútil discusión le plantean a Alicia de si sería mejor celebrar el cumpleaños o el no-cumpleaños.

 No está nada mal que cada 8 de marzo la celebración/recuerdo/dedicatoria a la «cuestión mujer» (la mitad de la población) sea objeto de análisis, reportajes, editoriales… y controversia. Es importante que hablen de una, aunque sea bien. O aunque exista un línea de pensamiento entre los que se dedican al brillo y esplendor del castellano (hoy, 93% hombres; en la historia de la RAE sólo ha habido 7 mujeres miembros/¿miembras?) que niegue que el feminismo y la gramática española no parecen llevarse muy bien.

Frente a las mujeres que se quejan de que no existen si no son nombradas o de que figuren en peyorativo (paradigma zorro-zorra) argumentando que «el lenguaje está creado por el hombre, para el hombre y tiene como objeto el lenguaje del hombre» como consecuencia de una historia en la que lo femenino ha pintado poquito, están quienes como el profesor Ignacio Bosque intentan poner «lascosasensusitio» argumentando que el lenguaje no es sexista y que han de respetarse las normas sin el estrafalario miembro/a.

Es posible que si así fuera, el tratamiento a la mujer en el lenguaje mediático fuera más respetuoso y tal vez el número de mujeres directivas fuera mayor, la ayuda maternal más generosa, la consideración social menos paternalista, no tendríamos que trabajar más para ganar como ellos, la pobreza no sería femenina, las víctimas de violencia de género no serían mayoritariamente mujeres… y por supuesto, en la RAE habría bastante más ellas-miembros.

Las academias legislan sobre el lenguaje, pero las reformas de verdad las hacen la mayoría hablante sin consultar a los lingüistas antes de abrir la boca; será entonces, cuando el lenguaje oficial no oculte lo que sus hablantes quieren, cuando el número de ellas-mediocres en puestos de responsabilidad sea al menos tan alto como actualmente el de ellos-mediocres. Por esto, en cada 8 de marzo desde 1911 es seguro que la respuesta de la mayoría de las mujeres a Tweedledum/Tweedledee fuera, sin duda alguna, la opción de celebración del no-cumpleaños.

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