Tutocracia

Acudiré a  las urnas con la esperanza de que mi voz tenga su reflejo alícuota en las decisiones públicas, más allá y por encima de lo que digan banqueros y entidades de calificación crediticia. El 3er presidente de los EEUU, Thomas Jefferson creía en un gobierno no plegado ante los poderes financieros «el fin de la democracia y la derrota de la revolución Americana se producirá cuando el gobierno caiga en manos de las instituciones de crédito e incorporaciones adineradas».

La Comunidad Económica Europea que nació como entente económica, pronto viró hacia una Unión Europea donde el nexo común habría de ser el respeto a la voluntad del pueblo, es decir, «democracia». Pero la realidad cercana entre nosotros resulta cada día más ominosa, azarosa y de peor agüero, y observando lo que ocurre en los rescatados Portugal, Grecia y en menor medida en Irlanda, es posible que los ajustes/recortes/restricciones sociales ejecutados por zapateros marianos al diktat de los entes de crédito, estén llevando al traste el basamento de la unión entre los países de Europa, sus gobiernos y ciudadanos: el humanismo cristiano y la democracia parlamentaria representativa. Si los mismos bancos que nos rascaron el bolsillo son los primeros en ser rescatados económicamente, si los pasos de nuestro electos (parlamentarios y gobierno) los marcan y tutorizan especuladores como Moody’s, S&P, Fitch y otros… ¿acaso no será tutocracia suplantando a democracia?

Si el rey ha amasado desde cero una fortuna de 1.700 millones de euros a nuestra costa; si en el parlamento valenciano se sientan 10 presuntos chorizos/imputados que de presentarse como partido serían el 30% del censo electoral… Es difícil confiar en que algún día volvamos a tener trabajo nosotros y nuestros hijos, ni una pensión garantizada o acceso a sanidad y educación públicas dignas… Aunque algunos sonrían burlonamente aduciendo que siempre fue así y que la democracia real es una ilusión, espejismo de la verdadera realidad, no es cierto que siempre hayamos jugado como perdedores sin voz ni voto en una especie de mangacracia, tutocracia.

Parado/a, funcionario, pensionista, estudiante, inmigrante, enfermo crónico,… si aceptáramos que vivimos en tutocracia bajo poderes económico-financieros, podríamos empezar a preguntarnos para qué la UE, los partidos y sus políticos y al final para qué la democracia. Entre los catalanes, la mera propuesta de independencia como democrática esperanza política frente a la tutocrática austeridad económica ha hecho que sus seguidores sean una mayoría ilusionada. Falta nos hace la esperanza que no nos dan los tutócratas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *