«La medicina y la ciencia necesitan un #MeToo»

Carme Valls Llobet, experta en medicina con perspectiva de género

A las féminas se nos recetan el doble de antidepresivos que a los varones y cinco veces más ansiolíticos»

«Las religiones y las culturas han culpabilizado a las mujeres; hay que recordarles eso de ‘Chica, tú vales mucho»

«Las mujeres tienen que aprender a pasárselo lo mejor posible en su vida cotidiana; deben recuperar su deseo»

La doctora Carme Valls, feminista

La doctora Carme Valls reivindica que las investigaciones médicas y la medicina en general tengan en cuenta las diferencias de género entre hombres y mujeres. Esta endocrinóloga catalana es experta en Medicina con perspectiva de género y política. En su libro Mujeres invisibles para la medicina (Ed. Capitán Swing), una publicación actualizada de su libro de 2006, la doctora explica que desde entonces se han dado avances, «pero en muchos aspectos, las especialistas seguimos siendo invisibles para la medicina; en otros se nos está dando visibilidad», reconoce.

Las mujeres en los servicios de Medicina son mayoritarias, pero en los puestos de dirección, ¿siguen invisibilizadas?

—En muchos aspectos, sí. Eso quiere decir que al estar la profesión feminizada, todavía el trabajo de la mujer no está lo suficientemente valorado; la mayoría de los trabajos científicos, donde participan principalmente mujeres, están dirigidos por hombres. Y los estudios que se financian si están ellos más presentes tienen más posibilidades de salir adelante.

Desde la primera edición de su libro, ¿cuánto hemos avanzado?

—Hay claroscuros. Hemos avanzado en el diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares, también en la detección de la violencia de género; los equipos médicos están bastante preparados para hacer una detección y un acompañamiento de las mujeres que sufren maltrato. Sin embargo, en cuanto a trastornos por la menstruación no se ha profundizado; también están estancados el dolor crónico y el envejecimiento.

¿Por qué no se nos tiene más en cuenta en los estudios científicos?

—Entre otros motivos, porque el hombre lo ha abarcado todo. Considerar que el varón es más importante viene de los griegos, desde Aristóteles. Entonces ya se aseveraba que el espermatozoide débil generaba una mujer y, el fuerte, un hombre. Además, como las mujeres vivimos más años de media que los hombres, ya que tenemos más defensas contra las infecciones, la medicina debe ocuparse de estudiarlos a ellos que mueren antes.

¿Ha ocurrido lo mismo con la pandemia del coronavirus?

—En la covid-19 está sucediendo que se infectan más mujeres; sin embargo, fallecen más varones por encima de los 80 años. Lo cierto es que antes de esa edad, la mortalidad es muy similar entre muchos sexos.

En su publicación habla del sentimiento de culpabilidad de muchas mujeres, que les lleva a trabajar por ser perfectas. ¿Qué hay que hacer para gestionar esa situación?

—Las religiones y las culturas han desvalorizado y culpabilizado a la mujeres. Desde que Eva dio la manzana a Adán; desde que las mujeres africanas tocaran el agua en el Sáhara cuando tenían la menstruación y fueron culpables de que el Sahara se secara. Si hace sentir culpable a una persona la podrás dominar mejor. Por eso cada día hay que decir a las mujeres que no somos culpables de nada. ¡Y que valemos mucho! Eso de Chica, tú vales mucho, de Almodóvar,es válido para remontar la baja autoestima a la que a muchas mujeres se las somete desde muy pequeñas.

¿La ansiedad que nos provoca todo esto conlleva más psicofármacos?

—A las féminas se nos recetan cinco veces más de antidepresivos que a los varones y el doble de ansiolíticos.

¿Es la solución?

—No. Hay que resolver el problema básico: el habernos dicho que hemos de demostrar lo que somos capaces de hacer cada día en todo lo que realizamos. Tenemos que demostrar el doble que los hombres. Para gestionar esta ansiedad tienes que ser consciente de que no tienes la culpa de nada; es el patriarcado quien mantiene estas ideas.

¿Esto conlleva un gran trabajo psicológico?

—Sí. Pero afortunadamente los tiempos están cambiando y las mujeres pueden asociarse con otras que creen que valen por sí mismas. En ocasiones son situaciones duras, pero hay que hacerlas.

¿Es necesario el renacimiento personal de las mujeres?

—En muchos casos, sí. Tienen que recuperar sus deseos y sus placeres; no seguir las indicaciones que les dieron/dan sus padres, sino seguir sus instintos. Todo va más lento de lo que necesitamos las mujeres, pero las féminas tienen que aprender a pasárselo lo mejor posible en su vida cotidiana, porque eso, por ejemplo, también les aleja de las patologías de dolor. Y hablo de la recuperación del deseo y de la liberación personal.

Usted es feminista. ¿Piensa que el movimiento feminista global impulsará los cambios que también necesita la ciencia?

—Noto una gran diferencia desde la primera edición de mi libro hace 25 años. Ahora estudiantes de Medicina y profesionales me escriben para darme las gracias por su publicación. También los medios de comunicación sois más sensibles al tema; nos estáis dado más visibilidad a las mujeres en la medicina y la ciencia. Esto de lo que hablamos era bastante difícil entonces y solo se hacían eco pocos medios, no interesaba a la mayoría.

¿Se atreve a augurar cómo funcionará en los próximos diez años el sistema de salud en cuanto a género y diagnóstico?

—Hace falta voluntad política, pero soy optimista. Hay países que están llevando buenas políticas públicas, como Canadá, donde existen órdenes ministeriales de que no se otorgue dinero público si no se incluyen a mujeres en los trabajos de investigación clínicos. En mi opinión, este es el paradigma del cambio.

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