Es un hecho constatado cien veces que la triderecha PP-Vox-Ciudadanos no le hace ni cosquillas a Pedro Sánchez. Al contrario, cada vez que montan el número en el Congreso juntos o por separado, lo único que consiguen, además de hacer un ridículo sideral y provocar vergüenza ajena por arrobas, es engrandecer al inquilino de Moncloa. Ahí y así me las den todas, pensará el presidente que tiene como objetivo único seguir siendo lo que es a la mañana siguiente.
La torpeza del tridente diestro no es su problema. Su motivo de preocupación viene —¡oh, paradoja!— de su socio en los bancos azules. Ahora mismo la única y verdadera oposición de Sánchez está en su propio gobierno. Y qué oposición, oigan, que no se queda en zancadillas corrientes de las que se esperan en cualquier ejecutivo compartido, sino que llega a las puñaladas por la espalda con charrasca de nueve pulgadas, como acabamos de ver con la autoenmienda de Podemos a los presupuestos en compañía de ERC y Bildu, siempre prestos al enredo. Y ya no solo por su presentación. En el instante en el que escribo, una Secretaria de Estado —Ione Belarra, fiel escudera del vicepresidente Iglesias— sigue sin haber pedido disculpas a la ministra Margarita Robles por haberle llamado “favorita de los poderes que quieren que gobierne Vox”. Esto promete.
Han llegado al gobierno y no saben qué hacer, ni siquiera son capaces de recordar que están en el poder y que se supone que deben hacer cosas más allá de decir lo buenos que son.
Bueno, tras este interludio sobre los populismos de derechas que andan como pollos sin cabeza en UK, Hungría, Brasil y demás…
No, el chiste se hace solo. Cualquier populismo se basa en la idea de que existen soluciones simples a los problemas diarios, soluciones que tapan los «otros». De hecho, esos «otros» pueden ser élites, pueden ser inmigrantes, la cuestión es que sean «otros». Pero una vez en el poder, se supone que habiendo apartado a los «otros», se encuentran con la cruda realidad.
Absolutamente ninguno de los problemas reales es simple. Absolutamente ninguno desaparece con quitar a tu monigote odiado.
¿Qué han hecho los populismos en las últimas décadas? Buscar más y más «otros», claro. Incluyendo a gente con la que de hecho se está gobernando.
Todo, mientras tanto, cuando los problemas de verdad se agudizan.
Pero, oye, si le funciona a un Orbán con una emigración y un estancamiento agudo o a un Maduro… que bueno, Maduro, ¿Por qué no va a funcionar en la Carrera de San Jerónimo?
Mal, muy mal Podemos. Como izquierda progresista se le suponían valores como honestidad y lealdad. Bueno, pues de ninguno de los dos hace alarde; muy al contrario exhibe orgulloso la cresta de la soberbia basada en sus 35 diputados que supuestamente le dan derecho a saltarse incluso la letra de su acuerdo de Gobierno.
Dejan claro que hay que analizar muy bien con quien nos encamamos, que luego se llevan la manta hacia su lado y nos dejan con el culo al aire.
Monedero, Bescansa, Zahonero, Errejón, Tania, Teresa Rodríguez etc. Son algunos de los cadáveres políticos de Podemos que Iglesias a base de puñaladas traperas se ha ido deshaciendo en tiempo récord.
Sánchez no debe tener miedo alguno estas artimañas, ya que en su propio partido las ha recibido por doquier de la vieja guardia rancia, esos a los que les gusta ser llamados barones como aristócratas que se creen, y comandados por los sátrapas González y Guerra, «grandes socialistas» que le bautizaron el «breve» pero que pasará a la historia como el «Superviviente» para desgracia del ego de los de las chaquetas de pana.
A Sánchez la ridícula derechona se la trae floja, y la izquierda regionalista también.
El pacto de Podemos con Bildu y ERC. le pasará al primero factura en la grande y libre hispanistan. Y en Euzkadi la izquierda «progre» se apuñalará mutuamente, para pillar el poco sitio que ocupan.
La gran mediocridad de los lideres políticos de la actualidad, hacen parecer a Sánchez más grande que lo que es, pero es lo que hay, y no solo ocurre aquí.
Ver a sexagenarios y septuagenarios dirigir los países más poderosos del mundo, da que pensar que ocurre con la nueva política.
Creo que es una partida a varias bandas en la que no se escapa la moción de censura a Ayuso en Madrid con la unión de Más Madrid+ PSOE y Cs. Paodemos recobra protagonismo entre su electorado con el acercamiento a Bildu y ERC, y mientras tanto el PSOE intenta mantener ese apoyo del partido más oficialista y más centrado amagando con un acercamiento a Cs. Por un lado siempre ganan los partidos del Gobierno por separado y por otro el Gobierno en sí mismo teniendo un abanico más amplio al meter a Cs en la jugada.Por tanto yo creo que es una jugada muy bien estudiada y que cada uno de los partidos del Gobierno se reparten un papel.
En una entrevista en VOCENTO el señor Ortuzar acusa a PSOE-UP de formar un gobierno más electoralista que legislador.
Desconozco si en otros estados se monta tanto pifostio para aprobar los presupuestos.