Sánchez no se atreve con Zabalza

El ímpetu memorialista de Pedro Sánchez tiene un non plus ultra. Porque mola una hueva hacerse selfis junto al mural de las trece rosas. O sacar a la momia de Franco del Valle de los Caídos para trasladarla en helicóptero a un cementerio vulgar y corriente metida un féretro con forma de pastelito Bony de Bimbo. Todo eso está chupado. Es casi de parvulitos de propaganda, sobre todo, cuando tienes una legión de postureros antifranquistas retrospectivos dispuestos a bailarte el agua en las redes sociales, en el programa de Ferreras o en las pálidas copias diurnas y nocturnas de la televisión pública española. No deja de ser maíz a granel para gallos, pollos y gallinas de paladar nada exquisito.

Ahí torea de salón cualquiera y siempre sale a hombros por la puerta grande progresí. Es mucho más jodido agarrar por los cuernos el pasado reciente. Qué vergonzante tembleque ayer en la voz del presidente español al recitar lo que vaya usted a saber quién le había escrito para negar la reapertura del caso de Mikel Zabalza, una vez que se han reunido pruebas clamorosas sobre su asesinato a manos de uniformados. Añádase, por cierto, la servil forma de contar la noticia de todos esos medios amiguetes que también gustan de ir de la releche de la memoria histórica. Según ellos, el presidente se abre a tal apertura… siempre que se lo pida un juez. Y ahí está la trampa o, en realidad, la mentira. Porque, como recordó el portavoz del PNV, Aitor Esteban, no hace falta el comodín judicial. Si quisiera, escribió el jeltzale en Twitter, Sánchez podría “levantar el velo sin que nadie se lo solicitara”. Lo que pasa es que no quiere.

Sostiene Denis Itxaso

Miren que uno lo ha escuchado casi todo en labios de la mediocre fauna política que padecemos. Y aun así, no pude evitar que me invadiera una mezcla de incredulidad, escándalo e indignación ante las palabras del delegado del Gobierno español en la CAV sobre la obcecación de Moncloa en sepultar en el olvido el Caso Zabalza. Sin medio temblor de voz, Denis Itxaso escupió dos demasías consecutivas que no sé si lo inhabilitan para el desempeño de su puesto, pero que, desde luego, muestran una falta de escrúpulos que, francamente, yo jamás habría esperado.

Sostiene Itxaso —primera de las bajezas— que no hay pruebas nuevas para que se reabra el sumario judicial. Según él, los bárbaros audios en que se certifica su muerte en la sala de tortura no aportan nada que no se supiera. Claro que peor fue una afirmación —segunda infamia— que contenía una velada denuncia. “La pelota sigue estando en el tejado del PNV”, porfió el militante del partido que gobernaba cuando Zabalza fue asesinado y arrojado al Bidasoa. Varios de los miembros de aquel Ejecutivo de Felipe González fueron condenados por atrocidades parecidas al caso que se pretende enterrar. Desconozco si técnicamente es posible, pero Itxaso debería comparecer en el Cogreso para explicar exactamente qué clave tiene el PNV para esclarecer el Caso Zabalza.

Desmemoriados vocacionales

Con toda la razón del mundo, llevamos agarrados dos o tres cabreos siderales con el ministro Grande-Marlaska y sus ganas de echar pelillos a la mar en el caso de Mikel Zabalza. Que bueno, que sí, que qué pena, pero que en un Estado de Derecho hay que confiar en las instituciones y no buscar el rédito político de unos hechos desgraciados, viene a decir el juez en excedencia para encorajinarnos más. No es muy diferente de la respuesta de manual del PP cuando se le pide que reprueben los crímenes del franquismo y el postfranquismo, da igual los paseíllos con empujón a fosa común que los asesinatos del 3 de marzo en Gasteiz. Inevitablemente, la reacción es torcer el morro y acusar a quien le insta a algo tan básico de guerracivilismo, de negarse a cerrar heridas y, cómo no, de búsqueda de rédito político.

Y miren por dónde, que exactamente ese es el comodín que emplea EH Bildu para anunciar que votará en contra de las mociones que PNV y PSE presentarán en los ayuntamientos vascos para pedir que se evite recibir como héroes a asesinos o cómplices de asesinatos. Que esa es la agenda de Vox y del PP, sostienen quienes ya nos dijeron que matar estaba bien o mal según el relato. Félix González, sustituto de Miren Larrion en el ayuntamiento de Gasteiz se estrenará mañana defendiendo eso. Curioso.

De Barrionuevo a Marlaska

Tengo edad para recordar aquella heladora frase del ministro de Interior José Barrionuevo a las preguntas del diputado del PNV Marcos Vizcaya sobre el paradero de Mikel Zabalza. “Aparecerá o será encontrado”, espetó el que, andando el tiempo, acabaría en la cárcel de Guadalajara por haber ordenado el secuestro de Segundo Marey. Como bien sabemos, y ahora tenemos certificado por las estremecedoras grabaciones de los infames Perote y Gómez Nieto, efectivamente, Zabalza apareció en el Bidasoa. Lo habían arrojado después de que a sus torturadores se les fuera la mano. Palabras literales.

35 años después, el que ocupa el cargo de Barrionuevo en un gobierno también con un presidente del PSOE, Fernando Grande-Marlaska, pareció ayer un digno —o sea, indigno— remedo de su antecesor. Ante la pregunta del senador jeltzale Imanol Landa sobre lo que haría su Ejecutivo para esclarecer el asesinato de Zabalza tras la revelación de la espeluznante conversación, el juez al que Europa ha sacado los colores seis veces por mirar hacia otro lado en casos de tortura, volvió a despejar a córner. “Ese asunto tendrá que ser valorado por el Poder Judicial, que es quien lleva, sustenta y dirige la investigación”, fue su bochornosa a la par que ilustrativa respuesta. Los ministros de la porra son, en esencia, iguales.