La «embarazada» acompañada de su tocólogo, no podía perderse la fiesta, ya sabeís lo que pasa con los «antojos»… seguro que el retoño les habrá salido muy «marchoso»
Quien ha dicho que por la calle Gregorio Balparda no «navegaban» los barcos?
La seguridad estaba cubierta por el servicio especial de la Cruz Roja, con «transfusiones» de rioja incluidas…
La escuela a la que fui de pequeño estaba dividida en dos partes, una para niños y otra para niñas, con puerta de acceso distinta, el recreo se hacía a horas distintas, de hecho, solo coincidíamos a la entrada y a la salida, eso sí, en filas distintas.
A la hora de entrar a clase, formábamos en fila india en el pasillo y procurando no hacer ruido nos íbamos colocando de pie cada uno junto a su pupitre. Al pasar junto a la mesa del maestro, allí estaban, limpias y brillantes y con mirada triste (sería para dar pena) dos cabezas de porcelana, una de un negrito y otra de un chinito. A la altura de la coronilla tenían una ranura y en parte baja un agujero tapado con un tapón de corcho, eran dos huchas.
A menudo nos invitaban a meter dinero diciéndonos que eran para las Misiones de África y de Oriente, también nos decían que la niñas dejaban más dinero que los niños, me imagino que a ellas les dirían lo mismo de nosotros, a partir de ahí empezó a crecer en mí la sensación de culpa por el hambre y poco desarrollo de esos países. Con la edad ya se me ha pasado.
En nuestra clase, los castigos (que se prodigaban muchísimo) tenían dos opciones en su cumplimiento, una era, redimir la pena, introduciendo moneda de curso legal por la “dichosa” ranura del negrito o del chinito, y la otra era recibir los “reglazos” de rigor. La mayoría (de ahí mi sensación de culpa) optábamos por la segunda y de esa manera guardábamos la paga para el cine matinal de los domingos.
Teniendo en cuenta la cantidad de escuelas y multiplicando por el número de escolares y de huchas existentes en el país sigo sin entender qué se hizo mal para que hoy día haya tantas diferencias entre África y Oriente. Nosotros teníamos simpatía por la cabeza del negrito (también nos gustaba más Baltasar) y por él nos decantábamos cuando teníamos que meter dinero. Seguramente, algo falló en el reparto.
El que no se divierte es porque no quiere. Nunca mejor dicho. Con mucha imaginación, aquí tenemos un «guerrero espacial» o un «futbolista galáctico», qué mas da, el caso es pasárselo bien y estoy seguro que a eso, nadie ganó a este artista. Que para eso están los carnavales.
A las fiestas de Bilbao siempre han acudido los «famosos»…
Hay que ver lo formales que posan. El «bombero» es por lo menos capitán, lo digo por el mostacho y por el «sistema apagafuegos» que utiliza.
Al final, despues de todo, donde mejor se está es echando miguitas a las palomas. Vamos, como siempre.
Domingo, cuatro de la tarde, último repaso visual por parte de la abuela, todo en orden. Allá íbamos mi abuelo y yo a San Mamés. Las calles del Casco Viejo se iban llenando de gente para confluir en los soportales de Santiago, hacer cola y esperar la llegada del trolebús nº 1 Misericordia. En esa parada (que era el comienzo de trayecto) se llenaba la mitad, más o menos, y a la altura de la calle Navarra ya se había llenado casi todo. En los trolebuses existía la figura del cobrador que tenía su “despacho” en la parte trasera junto a la puerta de acceso, aparte de cobrar, tenía otro cometido muy importante que requería una gran habilidad, era volver a colocar el trole en su sitio cuando se salía de la catenaria en algún cruce de cables, solía ocurrir con bastante asiduidad en El Arenal.
Volviendo a nuestro viaje hacia San Mamés recuerdo que un poco antes de llegar a la parada que daba comienzo a la Gran Vía y en función del número de personas que hubiese en ese momento en el trolebús, se oía el grito de ¡Pepe!aprieta la mercancía. Ya conocíamos lo que significaba, había que agarrar fuerte la txapela y sacar la faria de la boca, asirse al punto de amarre más cercano y que “sea lo que Dios quiera”. El conductor, obedeciendo la orden, daba un frenazo muy fuerte, provocando que el personal fuese hacia delante y de esa forma dejaba sitio para meter otra tanda de aficionados. La fórmula funcionaba bien, hasta el punto que se repetía varias veces en el recorrido. La llegada a la parada de la Misericordia os la podéis imaginar, creo que el dicho “van como sardinas en lata” viene de estos viajes.
El caso es, que salíamos contentos, porque de lo que se trataba era de ver al Athletic.
La vuelta era otro cantar, si el resultado del partido no nos había sido favorable ya no se hacían “bromas” con la “mercancía”.
Este municipal había aparcado su Sanglas y ese dia seguro que se dejó «olvidado» el talonario de multas. La banda de cocineros hacía buenas «migas» con la autoridad competente. Foto tomada en la calle Mª Diaz de Haro, en los primeros carnavales.
Ir de fiesta no significa dejar de lado las «buenas costumbres». En Bilbao siempre hemos tenido fama de «vestir bien»….
Bueno, bueno, lo de «vestir bien» siempre es discutible y se presta a muchas apreciaciones……
Ese dia le habrian dado permiso en Garellano, digo yo, no?
This website uses cookies to improve your experience. We'll assume you're ok with this, but you can opt-out if you wish.AcceptRead More
Privacy & Cookies Policy
Privacy Overview
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.