La Manada: ¿justicia?

Por fin han sido condenados… pero me queda el sabor amargo de si es suficiente!

Hoy después de tres años y tres juicios sentimos que la justicia patriarcal ha hecho por una vez bien su trabajo. Las feministas nos hemos dejado la voz y en parte la vida para que hoy nuestro grito sea una realidad.

Hoy tengo pocas palabras. No va a ser un post largo. Contenta, no voy a negarlo, de que estos tipos indecentes vayan a pagar su culpa al menos como lo que son: unos violadores que han tenido la indecencia de negar que lo son y de negar por activa y pasiva que una mujer decía NO cuando ellos solo querían que fuese lo que les apetecía, porque eran a cual más machirulo dentro de su manada particular.

Hemos estado en las calles, delante de los juzgados, hemos gritado porque nuestra hermana se sintiese arropada para que la sororidad que solo las mujeres sabemos dar y que solo nosotras sabemos lo que significa de verdad, le llegara . Hartas ya de esta justicia profundamente patriarcal y de tanto «colegueo» que parece que debemos aceptar como tradición, porque sí, y porque «en todas casas cuecen habas» aquí también en nombre de las fiestas o vete tú a saber qué, tenemos que soportar día a día como se agrede a las mujeres, también en este oasis llamado Euskadi, aunque sean habas vascas…

Ahora algo parece que se mueve aunque no me fio un pelo, y por tanto a seguir peleando para que no tengamos que pasar por esto más veces. Para que ese abominable ratio de mujeres violadas (en Euskadi un 65% más en el último año) deje de ser una realidad que nos remueve las entrañas. Esta condena ayuda, pero lo que realmente queremos es que no haya ninguna violación, agresión, ni asesinato machista.

Porque nos queremos vivas, porque nuestra dignidad está por encima de todo, porque nuestras vidas están en juego… por todo ello esta condena es parte de nuestra victoria como Feministas y con ella hacemos entre todas Historia, con mayúsculas… #OrgulloFeminista
#LaManada se va a la #Carcel15Años #HermanaEstamosContigo

¿Quién da la cara frente al paro?

A veces me asombro de la capacidad humana para escuchar determinadas noticias sin que se nos mueva un pelo. Escuchar que el 1% de la población mundial acumulará más riqueza que el otro 99% en 2016, suena tan terrible que a mucha gente le dará por pensar que esto es cosa de los países más pobres del planeta. Si fuera así, España puede alardear de estar en el banquillo de honor ya que según un informe de Oxfam, el 1% de la población española concentra más riqueza que el 70% más pobre. España además, está a la cabeza en desigualdad en Europa. Más que banquillo de honor, es cum laude.

Uno de los indicadores que evidentemente inciden en la pobreza de las personas es el nivel de desempleo de los países: en España son 5,5 millones las personas que no tienen trabajo. En Euskadi son 174.100. He escrito las cifras a conciencia. Estoy cansada de los impersonales porcentajes porque, aunque abultados, son perversos: esconden las cifras reales que oculta la terrible realidad de personas con cara, con cuerpo, con ojos… con esos ojos que muchas veces no nos atrevemos a mirar. Nos da miedo… el miedo a reconocer qué poco estamos haciendo por ellas, porque quizás estamos mayoritariamente sumidas en una nebulosa que envuelve la quimera de “las cosas están cambiando» o » las cosas van a ir mejor”. Mentira.

Y es que las cosas están muy mal… para quien están mal, ¡claro! Mientras paradas y parados de larga duración, sin recursos, sin ingresos, aceptan trabajos precarios donde son explotados, hacen largas colas para obtener una miserable ayuda económica y sobre todo, y lo que es peor, han perdido la esperanza, vas viendo como personas encuentran trabajo sólo por puro y duro clientelismo, no por méritos. Y además, si eres mujer el paro te golpea fuertemente: entre el segundo y último trimestre del 2014 en Euskadi el paro femenino se incrementó en 6.000 mujeres, el masculino en 500. Y ya no importa si tienes formación: al acabar el 2014 había 32.400 mujeres con educación superior en paro, hombres 25.600. Y debo nombrar, porque además formo parte de ese colectivo, a las personas en paro de más de 45 años. Un drama del que apenas se habla: son las y los grandes olvidados, personas a las que se está excluyendo salvajemente en vez de articular fórmulas para revertir su conocimiento en la sociedad.  La doble o triple, ya casi he perdido la cuenta, discriminación es tan apabullante que todavía no me explico cómo no hemos salido a la calle en una marea de no sé qué color y le hemos sacado los colores a los que nos gobiernan.

No me explico cómo con los datos que han salido hoy a la luz sobre el último trimestre del 2014 y que arrojan la bochornosa cifra de 700 personas más en paro en Euskadi, no se le ocurre a ningún responsable político dar la cara, no para darnos porcentajes que para eso ya están los medios de comunicación, sino para decir que se le cae esa misma cara de vergüenza, que pide perdón a la ciudadanía por no ser capaz de erradicar el desempleo ni de frenarlo, y que va a poner en marcha políticas activas de empleo, que se acaban las políticas clientelares de dar empleo con criterios partidistas, que se van a eliminar los coches, los últimos modelos de telefonía para la clase política, los viajes innecesarios, las dietas y las comidas y cenas, cuando hay gente que se muere de hambre… en definitiva, que van a rendir cuentas y si estas no salen, se van a su casita.

Mientras,  las personas que estamos en este vía-crucis personal, estamos hartas  de que nos digan que hay que ser positivas, que no hay que dejarse vencer, o lo que es peor, que hay que emprender. Y la “purita realidad”, ésa que a casi nadie le interesa, es que tenemos suficiente con levantarnos cada mañana, porque no es que nos vayamos a enfrentar al mundo, es que el mundo se nos cae encima como una mochila que te impide pensar, hablar y moverte. Si nos levantamos ya es mucho… y si nos organizamos mucho más: esa es nuestra tarea diaria cuando sentimos que el futuro no existe y que las miradas condescendientes de nuestro alrededor muchas veces nos dan asco y rabia, mucha rabia que por algún lado va a explotar. No tengo la menor duda…