No es País para Mujeres!

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Amanece otro 25 de Noviembre como Día Internacional para la eliminación de la Violencia contra las Mujeres y como todos los años, llevamos unos días en que las cifras toman protagonismo en los medios de comunicación. Está bien que esto ocurra. La denuncia, cuando hablamos de miles de mujeres amenazadas, no es para menos. Pero tengo la impresión de que al final el propio valor de las cifras se superpone a la realidad de que detrás de cada número hay una mujer, un ser humano que tiene miedo, que ha sido apaleada y en el caso de este año 2013, 45 han sido asesinadas.

Es verdad que son menos que el año pasado (hasta hoy), pero es que a mi sólo una me parece mucho. Y llega un momento en que parece que da igual hablar de mil que de cinco mil. Esta es al menos la cifra contabilizada, exactamente 4.746 mujeres que reciben en Euskadi protección de la Ertzaintza para hacer frente a situaciones de violencia machista. Más cifras: en el estado español 16.418 mujeres maltratadas se encuentran en situación de riesgo. El 016 ha recibido en total de 46.380 llamadas de mujeres que temían por su vida o su integridad física. Además, las cifras van en alza. En sólo diez años, más de 700 mujeres han muerto a causa de esta lacra, sin que parezca que esto tenga ningún tipo de freno.

Entristece ver cómo no se dedica más tiempo, más reflexión y más análisis a la hora de denunciarlo en los medios de comunicación. Se dedica estos días más espacio a hablar de la muerte de J.F. Kennedy que de las mujeres asesinadas. Y todavía hay quien piensa que estos asesinatos son domésticos y que nada tienen que ver con que esta violencia, en realidad, es producto del sistema de dominación patriarcal, haciendo trizas el estúpido argumento tradicional de “ es una desgracia fruto de un problema personal”.

En Euskadi, sólo en el primer semestre han aumentado un 27% los casos de agresiones sexuales. Y la mayoría de las víctimas fueron mujeres jóvenes, el 80%, y de ellas el 58% eran menores, habiéndose incrementado en un 90% con respecto al 2012 los casos detectados en esa franja de edad. El futuro no es halagüeño cuando las cifras ponen en evidencia dolorosa que parte de las generaciones más jóvenes de hombres están replicando los roles más sexistas, agresivos y depredadores en contra de las mujeres.

Se hacen necesarias medidas urgentes y contundentes contra la violencia machista. Sin duda. Y eso es lo que se va a reivindicar en un día como hoy. Pero sobre todo, hace falta trabajar duramente en la concienciación, la prevención y la educación. Y es que desafortunadamente, el problema de la impunidad con que los hombres matan a las mujeres no se resuelve con leyes y medidas judiciales de alejamiento del agresor, ni condenas públicas ante cada nueva muerte. Lo que se necesita es un cambio estructural de la sociedad heteropatriarcal, a través de medidas sociales de carácter integral que empoderen a las mujeres, para así, dar lugar a la construcción de nuevas feminidades y masculinidades y de diferentes relaciones afectivas y de autonomía entre mujeres y hombres.

De lo contrario, y porque es una vergüenza para la razón, va a ser difícil encontrar un lugar donde las mujeres puedan vivir en libertad y sin miedo a ser agredidas o asesinadas, sólo por eso, por ser mujer. Yo hoy me llenaría no sólo de uno, sino de muchos puntos lilas para mostrar mi rechazo a la violencia machista. Pero no puede ser sólo el día del rechazo y la denuncia. Hay que hacer mucho más. Así que creo que lo que me pondré será un punto negro en vez de lila… de luto y de tristeza, pero no de miedo.

¿Putas o sumisas?

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Me quedo realmente impactada viendo el esfuerzo que el arzobispo de Granada realiza al emitir un comunicado dando explicaciones acerca del libro que ha editado su arzobispado [Enlace roto.]. Ya me costó salir del shock, cuando hace unos días leía la noticia de su edición, que ahora, leyendo su comunicado he decidido que en vez de cabrearme, me lo voy a tomar con humor.

Y no es para menos. Una no sabe ya cómo reaccionar en estos tiempos de involución y rebosantes de reaccionarios que dueños de los medios de comunicación, y por lo que se ve también de las editoriales, se resisten a aceptar que estamos en el siglo XXI y siguen dale que dale con la matraka de querer enviarnos a las mujeres al siglo pasado. No, perdonen, al siglo I que para eso este tipo dice con todo orgullo que este libro (y el siguiente volumen) están inspirados «casi literalmente» en un pasaje de la Epístola a los Efesios. Y se queda tan pancho como si eso lo justificara todo.

Sinceramente, no me caben los emoticonos, exclamaciones y demás onomatopeyas que se me ocurren, cuando leo cómo afirma que el libro no incita a la violencia y que “sí lo hace una legislación que favorece el aborto”. No quiero insultar y debo ser políticamente correcta, pero yo me siento insultada cuando alguien dice esto, y si viene de la iglesia más. Déjennos en paz señores con sus diatribas hipócritas: dejen que las mujeres hagamos lo que nos de la gana, que en el fondo es lo que no pueden soportar, y sobre todo dejen que las mujeres decidan por sí mismas. No necesitamos sus consejos y menos que nos hablen de violencia, porque si a lo largo de la historia hay que nombrar a una institución en nombre de la cual se ha matado y torturado a más personas, esa es la iglesia… y su odio ancestral por las mujeres está escrito en los libros de Historia, al menos en aquellos que no han podido quemar ni censurar.

Y si siguen prohibiendo el aborto y los anticonceptivos ustedes y los gobiernos que como poder fáctico detentan, ustedes sí, ustedes, están enviando a la muerte a muchas mujeres: casi 50.000 mujeres mueren al año por someterse a abortos clandestinos… eso sí que es violencia. Les importamos una mierda, y nos prefieren muertas antes que libres.

Así que después de leer estas perlitas que aparecen en el citado libro:“Tendrás que aprender a ser sumisa. O sea, a ponerte debajo, porque tú serás la base de vuestra familia”  y “porque ya se sabe que nada atrae más a un hombre que un ‘no’, o que un teléfono que comunica, o que una puerta cerrada”, entre tantas otras, yo si pudiera, y de hecho escribo esto con la esperanza de que le llegue de alguna manera, le enviaría como respuesta esta canción de Meredith Brooks, Bitch… y si quiere que la traduzca, que si como alardea sabe tanto de mujeres, al menos lo esencial lo va entender… está bien clarito!

Cospedalilla de mi corazón!

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Mira que nos lo pone fácil la Cospedal… en el Día Internacional de la Mujer que celebramos hoy 8 de Marzo, ni corta ni perezosa se atreve a decir:  es «muy ofensivo» y «machista» para las mujeres formar parte de una cuota por el mero hecho de ser mujer. Sinceramente, esta elementa como portavoz de lo que piensa el cada vez más derechoso PP y su gobierno, es simplemente una IGNORANTE, pero con mayúsculas. Y no hay nada más peligroso que un o una ignorante con poder…

Practico la solidaridad asertiva entre mujeres, pero en este caso, no. Mire señora Cospedal, usted se está cargando, así como que no quiere la cosa, y en aras de lamer los oídos de las personas que piensan como usted (que,desafortunadamente, no son pocas),  toda la lucha de muchas mujeres durante muchos años, sin la cual usted, prepotente y soberbia, no estaría ahora mismo donde está. Claro que seguramente, prefirirá darle las gracias a la Sección Femenina que es una de las instituciones que durante muchos, muchos años, destrozó a una generación entera de mujeres privándolas de sus derechos, y ha dejado un poso heteropatriarcal que han sufrido las generaciones posteriores.

Le recomiendo, aun sabiendo que le puede producir una urticaria, que repase un poco la teoría y literatura feminista para saber cuál es la realidad actual de las mujeres y se estudie bien los índices de desigualdad que en todos los ámbitos estamos sufriendo. Por todo ello,  muchas de nosotras estamos luchando ferozmente para conseguir la Igualdad real (no de la que ustedes hablan sin saber lo que dicen, como es el caso). Pero luchamos siempre  desde lo positivo, sin estar en contra de nada ni de nadie… pero es que usted,  nos lo pone difícil.

Este discursito del que ya estamos más que cansadas (como dice Nuria Varela, cansadas de estar cansadas), tiene un tufo neoliberal que se carga de un plumazo toda la teoría de género y da por supuesto que la valía es de los hombres, ya que son ellos los que siguen detentando el poder político y económico favoreciendo que los varones aseguren su supervivencia.  Y no voy a poner más cifras porque en un día como hoy los medios están inundados de ellas que sólo hacen confirmar lo que venimos denunciando y lo que reiteradamente muchas personas no quieren ver, y si pudieran, no nos dejarían verlo a las demás.

Algún estudio anticipaba, que sin la implementación de acciones positivas hacia las mujeres, no se conseguiría la igualdad hasta el 2040. Sinceramente, y eso que el estudio era de de la ONU, creo que no se conseguiría nunca. Porque la resistencia a ello es tal, que siempre habrá algo que la frene: antes la formación, luego la maternidad, ahora la crisis… y después, no se preocupen: el propio sistema generará justificaciones para que las mujeres no podamos conseguir la “plena ciudadanía” (Lagarde  denomina  “semiciudadanía” a la situación actual), porque ahora no la tenemos ya que muchos de nuestros derechos se los están pasando “por debajo de la pata” (ya me entienden que no quiero ser grosera), y así indefinidamente…

Las cuotas, cospedalilla de mi corazón, son el resultado de un proceso de concienciación sobre el real alcance de la subjetivación femenina y reflejan al mismo tiempo un intento de rediseño de las asimetrías de género. Pero es verdad, la concienciación sigue siendo precaria, pero no decrece. Por eso, días como hoy son importantes porque visibilizan y denuncia de forma masiva la precariedad que en diferentes ámbitos de la vida viven aún muchas mujeres y niñas.

Y por favor, no me vengan con la milonga de que lo mejor sería que no hiciese falta celebrar un día como el 8 de marzo. De obvio ofende.  Pongámonos a trabajar para que eso ocurra, propongámonos todos y todas, aunque sea un mínimo gesto que durante este año nos ayude, a que para el año que viene haya mejorado la situación para todas las Mujeres y Niñas de este planeta.  Porque lo que está ocurriendo es que con tanto por hacer, cada año nos damos cuenta de lo poco que han mejorado las cosas. La recesión económica, no sólo dificulta los progresos de la mujer, sino que amenaza los logros conseguidos. Pero no vamos a permitirlo, verdad?

Víctima del maltrato

 

Creo que apenas tenía 17 años cuando tuve mi primera experiencia de maltrato a una mujer. Maltrato machista. Entonces creo que no fui consciente de lo que era, ni de lo que realmente significaba. Por supuesto, por entonces  todavía no se había instaurado el 25 de Noviembre como el Día para la  eliminación de la violencia en contra de las mujeres. El maltrato machista tampoco “existía”: o se silenciaba o la noticia era muy escabrosa y aparecía en los periódicos como un asesinato más, al estilo de lo que durante años se hizo en El Caso.

Sólo supe que una compañera de trabajo había dejado a su novio. Una tarde cuando volvía a su casa en coche aparcó en su garaje y a la salida estaba su ex esperándola para darle una paliza. Y se la dio. Eso fue de lo que me enteré. Tuvo que ser ingresada en el hospital. Aquellos días andaba yo haciéndome unas pruebas en el hospital y me pareció de lo más normal pasar a visitarla. Cuando abrí la puerta, vi a una mujer con la cara amoratada y llena de heridas (las piernas estaban tapadas), un brazo escayolado, el suero y varios medicamentos entraban en sus venas… Tuve un shock. Pero lo que no he olvidado -y miren que han pasado años- es su cara al verme: ladeó la cabeza para no mirarme y se puso a llorar… posiblemente de  vergüenza. Sólo alcancé a decir su nombre, me di la vuelta y me marché llorando  de pena, de rabia y de impotencia. Sin embargo, a su alrededor todo se trató en susurros. No era un tema público. Nadie hablaba de violencia machista, ni siquiera de maltrato. Por supuesto nadie habló de denunciarlo. Es que el novio era muy “rarito y especial”. Lo que era realmente es un despreciable maltratador como todos aquellos que están detrás de los 4.858 casos de violencia machista que hubo en Euskadi en 2011, lo que significa 13 casos al día y un 13,4 por ciento más que en 2010. Hasta octubre, ya son 4.194 casos los contabilizados, 149 más que el año anterior.

Otros datos que ponen los pelos de punta: en Euskadi en el 2011 crecieron las violaciones un 42% más que el año anterior. El 30% de las mujeres víctimas de la violencia machista tienen menos de 30 años. Una de cada tres mujeres vascas soporta algunas formas de violencia machista de alta o baja intensidad, pero lo desconoce porque no es consciente de que la relación mal llamada amor esconde una situación de violencia de género. El número de menores de edad, de entre 14 y 17 años, enjuiciados por delitos relacionados con la violencia de género ascendió a 778 desde 2007, una cifra que representa un aumento del 23,7% entre 2007 y 2011…suma y sigue!

Ante esta evidente escalada de violencia contra las mujeres, no queda más que trabajar profunda y contundentemente en la prevención, concienciación y educación. Pero hay que ir más allá. Se presenta a las mujeres como víctimas que necesitan protección y asistencia, más que sujetos activos que luchan por sus derechos y por su independencia. Y esto tiene que cambiar. Las acciones suelen estar orientadas hacia el tratamiento de las consecuencias de la violencia, a través de la asistencia, cuando lo que se necesita es un cambio estructural de la sociedad heteropatriarcal a través de medidas educativas de carácter integral y de la reeducación de los maltratadores a partir de la primera señal de violencia. De otra forma, parece que encima son las mujeres las que tienen la responsabilidad de acabar con la violencia machista  a través de sus denuncias.

Sólo así se podrá poner fin a esta lacra, trabajando conjuntamente de organizaciones sociales y políticas, instituciones y gobiernos: poniendo las bases hacia esa necesaria transformación social, reconstruyendo la educación, superando los falsos mitos sobre la sexualidad y las relaciones, y rompiendo con el modelo de familia tradicional. No queda otra!

Carta a una amiga en paro.

 

Estos días ando de la ceca a la meca ya que se está celebrando, el Foro para la Igualdad en Euskadi. Es un Foro para la reflexión en el que se repite constantemente los niveles de desigualdad en los que todavía estamos, la precariedad y pobreza femenina y cómo no, siempre aparecen como estrellas invitadas los datos del paro femenino fruto de la desigualdad laboral que casi nadiequiere aceptar.

Tanto es así, que no puedo dejar de pensar en ti querida amiga que estás en paro y que muy a tu pesar, sólo eres un número más entre los que  conforman esa tremenda cifra que no va a dejar de crecer. Tú, amiga, que fuiste despedida con cuatro mujeres más y nadie dijo nada. Tú que con una carrera profesional brillante y una carrera académica, sacada a pulso de tus ratos libres igualmente espectacular, no te sirvieron para que alguien lo valorara. Ser mujer y estar cerca de los 50, no te ayudó, pero lo que es peor, me temo que vas ser invisible de aquí en adelante. Qué sociedad más ciega! En cualquier país europeo se valora la experiencia, el talento y la trayectoria de las personas y la importancia que ello tiene en la transmisión del conocimiento. Aquí, la mayoría de las veces sólo se les valora a los varones. Alguien que sabe mucho de esto me lo decía claramente hace unos días: si fuera un hombre sería un “fichaje”. Si eres mujer no te valoran. A nadie le importa. Eres una viejuna en el mejor de los casos, y una menopáusica en el peor  de ellos

Así que te he visto en pura desesperación por no tener eso, ninguna esperanza. Vagando alrededor de ti misma sin encontrar el rumbo. Pidiendo ayuda a gritos cuando pocos tuvieron la enorme paciencia de escucharte, porque si alguien pudo hacerlo pasó de largo y los que no podíamos hacer nada, nos moríamos de pena al verte llorar. Viajaste tan dentro de ti que estuviste a punto de perderte. Hasta tus amantes te dieron de lado. Siempre creíste que te querían por cómo eras, pero estabas equivocada. Posiblemente lo hicieron por lo que significabas en su imaginario masculino. Te dolió, pero no te sorprendió. Igual es que nunca esperaste nada de ellos. Y cuando tus propias lágrimas te ahogaron, el desencanto te había dejado paralizada y la decepción recorrió como una bala tu cerebro de lado a lado, empezaste a respirar, con dificultad. Apenas se te oye, pero respiras.

A veces, cuando estoy contigo no puedo evitar un sentimiento de compasión pensando que tú te crees que lo has superado, pero yo veo que la línea para volver atrás es tan delgada que siempre me estremezco. Otras veces, te admiro por tu esfuerzo titánico, por querer vivir y sobre todo, por querer cambiar de vida en una sociedad que te ha dado la espalda. Porque nadie que conozco es tan fuerte y tan vulnerable a la vez. Porque estás aprendiendo a mirarte tú misma y no a través de la mirada de los demás. Y no me queda otra que quererte. Aunque visto lo visto, lo mejor es que te quieras tú. Y no tengo duda de que estás en ello.  Larga vida, amiga, pero eso sí, siempre cerca de mí.