¡Todas Alcaldesas!

Me encantaría que esto pasara: todas las alcaldías de Euskadi y del Estado español ocupadas por Mujeres… un sueño, claro!

Sin embargo, en estas últimas elecciones han destacado mujeres que (a no ser que se rompan las previsiones, que en política nunca se sabe y no hay que dar nada por hecho) van a llegar a las alcaldías: Manuela Carmena en Madrid y Ada Colau en Barcelona. Y van a ser y lo han sido durante toda la campaña, referentes. Son potentes, e imprimen sólo con su forma de ser, con su forma de hablar y con su forma de entender la política, soplos de aire fresco y nuevo que animan, estoy segura, a más mujeres a ser ellas mismas y dar el paso a primera fila en política. Ellas han sido las más mediáticas, pero hay que alegrarse de que por ejemplo en Barakaldo, por fin una mujer sea la [Enlace roto.] electa de su historia, que Mónica Oltra, gran luchadora, pueda serlo en Valencia, y permítanme, aunque me vaya a nivel de Autonómicas, mostrar aquí mi alegría inmensa de que una gran mujer como Uxue Barkos pueda ser Presidenta de Nafarroa. Más allá de cualquiera de las siglas que representan, el reconocimiento por mi parte es inconmensurable para todas…

Al lado de ellas y sin que se las haya visibilizado tanto, hay más mujeres que también van a ser alcaldesas. Y otro buen número, concejalas…. Detrás de todas ellas, y detrás de todos los hombres que van a ser alcaldes y concejales también hay un buen número de mujeres que han trabajado para que ellas y ellos estén ahí. También se merecen el reconocimiento del que muchas veces se ven despojadas.

A día de hoy, los datos son clarificadores: en el estado español sólo un 17,42% (1.413) de las alcaldías están ocupadas por mujeres. En Euskadi se mejora el ratio alcanzando un 23,11% (58). Si nos fijamos en las concejalías, el porcentaje en España es del 35,24 (21.140) y en Euskadi el 40,26 (953).

Está claro que queda mucho por hacer en ambos casos, y alcanzar el 50% es ya a estas alturas del siglo XXI un imperativo. Que las mujeres participen en política en puestos de primera fila y no sólo en las tareas organizativas, a la sombra, es vital y debiera ser un compromiso que todos los partidos debieran llevar a cabo. Debiera ser ya de una vez por todas parte de su ADN. Sin excusas. Que cada vez haya más mujeres que tengan puestos de responsabilidad en política, tiene un efecto multiplicador: crea referentes, visibiliza y “desmasculiniza” la política, que falta nos hace!

Tengo la sensación que en estas elecciones del pasado domingo 24 de Mayo estos porcentajes han podido subir ligeramente. Igual es simplemente que lo quiero creer; así y todo, me temo que seguirán siendo insuficientes. Para combatirlo, los partidos y candidaturas deben llevar a la práctica listas cremallera y garantizar que en ese 60/40 que obliga la ley por género en los tramos de las listas, el 60% sea para las mujeres. Así que fórmulas hay… En todo caso, cuando tenga los datos de estas últimas elecciones se los contaré en otro post. ¡Y compararemos!

El poder de las Mujeres

A menudo se nos acusa a las feministas de estar continuamente contando el número de mujeres que aparecen en las fotos o en las noticias referentes al mundo de la política o entornos económicos. Me pregunto cómo sería posible no hacerlo, y sobre todo me pegunto que si no lo hacemos nosotras, ¿quién lo va a hacer? Este afán, que sólo pretende visibilizar, o mejor dicho, denunciar la invisibilización de las mujeres en los ámbitos de poder y toma de decisiones, nos está dando mucho trabajo últimamente, en todas partes.

Evidentemente, esto viene a colación del recién nombrado Gobierno griego, donde ninguna mujer «ha tenido el honor» de formar parte del mismo. Hace unos meses, ya denunciaba en este mismo medio con mi post: «Mujeres en Política, ¿quién dijo miedo?», la paupérrima situación de las mujeres en el ámbito político. Pero no me resisto a seguir lanzando nuevas cifras. Así en Europa, el 72% de las personas que constituyen los gobiernos son hombres: España 62%, Noruega y Suecia cumplen la paridad con un 50% y en Finlandia por el contrario, los hombres son el 41%. Es curioso, los países más avanzados tienen muchas mujeres en sus gobiernos. Grecia sin embargo, se lleva el puesto de honor con el 100% de hombres en el suyo recién estrenado. No se crean, antes del  triunfo de Syriza, también estaba en el top con un 95% de hombres (había una mujer en el gobierno anterior).

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Una puede creer en determinados proyectos políticos, porque representan un cambio en un momento en el que hay que hacer frente a la austeridad dictada por los que más tienen (y quieren tener más),  a los recortes, a la pobreza y al desempleo, y también porque muestran el triunfo de que es posible converger si se quiere ganar, y sobre todo, porque representa una ideología de izquierdas que hace frente al  avance galopante de las políticas neoliberales que están arrasando con los derechos de las personas. Todo esto es legítimo,engancha, seduce… hasta que nos encontramos con los derechos de las mujeres. Hablar de izquierda y feminismo es en sí mismo complejo, porque nunca se han llevado bien. A lo largo de toda la Historia, para la izquierda siempre ha habido «cosas más importantes» y por supuesto más urgentes que las reivindicaciones de las mujeres. Nunca es el momento. Contaba Robin Morgan, activista feminista y escritora, que cuando las mujeres se incorporaron a los movimientos de los sesenta de la denominada Nueva Izquierda, a la hora de participar en las supuestas reuniones revolucionarias para cambiar el viejo orden (¿les suena?), al final acababan «pasando a máquina los discursos de los varones y haciendo café, pero no política…»

Algo han cambiado las cosas, por supuesto, pero quizás no lo suficiente si en la Europa del siglo XXI siguen pasando cosas como en Grecia, donde una coalición de izquierdas se hace con el poder y se deja a las mujeres fuera del ámbito político de primera línea, sin que a Tsipras y sus acólitos se les mueva un pelo. No es una fijación por contar, es que la ausencia de mujeres en los espacios de poder, pone en cuestión  tal y como dice Rosa Cobo  «la legitimidad de la Democracia».

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La paridad de género (más allá del trasnochado y simple denominado «equilibrio de género») debe ser una conquista de justicia social para las mujeres, pero además, debe servir para corregir las relaciones asimétricas de poder entre ellas y los hombres. No es una medida coyuntural, es una herramienta política que debe tener como finalidad acabar con el sistema patriarcal que sustenta la ya sempiterna desigualdad. No es democrático que la mitad de la población sea relegada sin ningún tipo de argumento, al menos válido, a estas alturas. Pero es de recibo que la izquierda, aquí y en el resto del mundo, deje de mirarse el ombligo y rinda cuentas ante las mujeres. Es su asignatura pendiente y nos lo debe. Y si no nos entienden cuando afirmamos que «la Democracia será Feminista o no será», nosotras se lo explicamos, porque tener, lo tenemos muy clarito. También la Revolución!

Mujeres en Política, ¿quién dijo miedo?

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¿Por qué hay tan pocas mujeres en política en puestos relevantes? Cada vez que se acercan unas elecciones, sale este tema a la palestra. Los partidos necesitan mujeres que se presenten a sus listas y que den el salto a la política activa en cargos de responsabilidad ejerciendo el poder y la toma de decisiones. Es curioso como muchísimas mujeres militan en partidos políticos en tareas de base y es también sorprendente como las mujeres participan activamente en el asociacionismo o en el voluntariado, trabajos altamente invisibilizados. Pero lo que sí es cierto es que de ahí a dar el paso a la política, el salto produce vértigo.

Podemos analizar los datos desde muchas perspectivas, pero en este caso los números cantan. Por ejemplo, ONU Mujeres está haciendo un importante ejercicio de visibilización de este tema con motivo del 20º Aniversario de la Plataforma de Beijing publicando una web para celebrar aquella histórica conferencia que marcó un hito en el Feminismo y para los derechos de las mujeres. En un informe de dicha web, como declaración de principios, consta: “La participación equitativa de las mujeres en la toma de decisiones es una cuestión de justicia y democracia. También es importante para reflejar las necesidades de todas las personas”. Sinceramente, yo apuntaría que más que importante, es crucial.

Al margen de esto, los datos que arroja este mini-informe, delatan que en estos casi 20 años el porcentaje de mujeres parlamentarias ha crecido sólo del 11,3% al 21,8%. Las Jefaturas de Estado (Presidentas) han pasado de 3 a 9 y las Jefaturas de Gobierno (Primeras Ministras) de 7 a 15. Las Presidentas representan un 6% del total; las Primeras Ministras se quedan en un 7,8% del total de mandatarios (esta vez bien puesto en masculino). Y plantea la cuestión de la Paridad como el ejercicio obligado para conseguir el equilibro de género, superando ya el discurso de los porcentajes inferiores que no respondan a la misma. Aquello del 30, 40 u otros porcentajes que dejen por debajo a las mujeres, ya no valen. Si somos la mitad de la población por qué ser menos en cualquier otro sitio. No es una cuestión de números, que no lo somos, es una cuestión que a estas alturas nadie debiera cuestionar.

Este informe recalca: “De las 39 cámaras bajas o únicas que tienen un 30% de mujeres parlamentarias, 32 han establecido algún tipo de medida especial de carácter temporal o cuota. En la mayoría de las 38 cámaras bajas o únicas que tienen menos de un 10 por ciento de mujeres, no existe ningún tipo de cuota u objetivo”. Todos los estudios que hay al respecto de la participación de las mujeres en cualquier ámbito, reafirman que las políticas de acción positiva para aquellos colectivos que parten en inferioridad de condiciones, son imprescindibles. Desde mi punto de vista debieran ser obligatorias. Desafortunadamente, nada va a suceder por sí solo. Las mujeres debemos y podemos desear el poder (bien entendido) sin ningún tipo de remilgo ni inseguridad, esa maldita inseguridad que cercena nuestras aspiraciones y nos inmoviliza, pero sin miedo!

Si miramos a nuestro entorno y en este momento lo que tiene que ver con la política municipal, a modo de ejemplo por ser las elecciones más cercanas, las cifras facilitadas por el Instituto de la Mujer también quedan lejos de la Paridad: actualmente el porcentaje de alcaldesas en Euskadi es sólo un 23,11% y concejalas un 40,26% frente a un 17,42% y un 35,24% respectivamente en el Estado español. Lejos, muy lejos de la Paridad.

Viendo las cifras, lo cierto es que todavía no hemos alcanzado esa “masa crítica” de la que hablaba Drude Dahlerup para poder influir, y llevar a la agenda política aquellos temas que nos interesan y que son prioritarios para nosotras. Quien piense que son los mismos que para los varones, está equivocada. Hay temas comunes, pero hay un territorio a defender que es nuestro y nadie lo va a hacer por nosotras. Por ello, los partidos políticos deben dejar de buscar excusas, como por ejemplo todas aquellas que empiezan por “es que… (las mujeres no se presentan, las mujeres no se animan, no tenemos suficientes mujeres….)”, y empezar a preguntarse muchos más “por qués…” a esta reiterada situación. Una causa importante desde mi punto de vista, aparte de la falta de corresponsabilidad,  es que los partidos, los gobiernos, o llámese cualquier ámbito de poder, funcionan bajo patrones masculinos fruto del sistema patriarcal que los vio nacer. Ese es un freno absolutamente claro que, además de frenar, genera que las tasas de deserción de mujeres en política sean tremendamente altas, comparadas con las de sus compañeros.

Es indudable que las barreras y obstáculos que existen para que las mujeres accedan y permanezcan en cargos de representación política es parte del sistema social de género que da lugar a la desigualdad. Amelia Valcárcel lo dice claramente: “A la política no se accede por un sistema meritocrático, es un sistema de cooptación o red informal que no valora la destreza y capacidad objetiva, sino la adecuación del candidato/a a un perfil preconcebido”.

https://www.youtube.com/watch?v=XQH_jN9KnW0

El empoderamiento de las mujeres es vital, y romper el tan cacareado “techo de cristal” es imprescindible para alcanzar nuestro objetivo de una sociedad más equitativa, más libre y más solidaria. Kate Millett lo tenía muy claro allá por 1970 cuando escribió su Política Sexual: “El sexo femenino podría desempeñar, en la revolución social, una función dirigente completamente desconocida en la historia. (…) Constituiría el punto de arranque de una verdadera revolución asentada sobre la abolición de las categorías y papeles instituidos”. Pero esto no será posible si los hombres no comienzan a cambiar sus formas de entender cómo funciona la política y empiezan a ceder su espacio, su tiempo y sus responsabilidades. Eso, me temo queridas amigas, va a ser lo más difícil.

 

 

Mañana como hoy: no son 3 sino 5 mujeres!

Hemos recibido una llamada de la  Fundación Bancaria Bilbao Bizkaia Kutxa aclarando que las mujeres que forman el patronato son cinco y no tres, tal y como yo afirmaba en mi último post. 

La verdad es que hay un poco de «lío informativo». Evidentemente mi post está enfocado a lo que aparece en la foto bajo el lema «Mañana será como hoy»… En ella aparecen quince personas y de ellas sólo tres mujeres. En el texto de la [Enlace roto.] aparece el nombre de cuatro mujeres y la Fundación afirma que son cinco. En todo caso no cambia ni una coma de lo que denuncio en mi post. Formar un Patronato con cinco mujeres y diez hombres no es de recibo en un organismo como el que protagoniza la noticia. Corregir es obligatorio sin duda, si la cifra no es correcta, pero sigue siendo objeto de denuncia social que sean el doble de hombres los representantes del patronato.

Kutxabank

Por otro lado, me agrada que la Fundación se haya sentido «ofendida» porque no he dado un dato correcto. Eso significa que han dedicado un ratito a leer este post feminista. Pero sinceramente, hubiera estado mejor que hubieran escrito o llamado para decir que sí, que es inadmisible y que en breve lo van a corregir y van a nombrar un patronato paritario. Eso sí que hubiera sido una GRAN NOTICIA, y no la de corregir un número que sigue siendo a todas luces insuficiente.

Este post como todos los que escribo, y que entiendo no pueden, ni lo pretendo, gustar a todo el mundo, no va en contra de ninguna persona ni institución. Simplemente recoge la «realidad» para denunciar los actos que reflejan la desigualdad de género. Unas veces toca a unos y otra veces a otros. Ojalá no tuviera que escribirlo!

Fundación BBK: de 15, sólo 3 mujeres

Veo la foto del patronato de la flamante recién creada Fundación Bancaria Bilbao Bizkaia Kutxa, y de nuevo las mates no me dan. Esto de la paridad se lo pasa todo el mundo por donde quiere, por no ser menos sutil y decir aquello de por el forro… que es realmente lo que pienso. Y viendo la cantidad de hombres que hay, doce, es decir cuatro veces más que la de mujeres, tres, pues lo del «forro de los…» es totalmente ad-hoc. El slogan lo deja claro: Mañana será como hoy!

KutxabankMás allá de las leyes que invitan e incluso obligan a determinada tipología de empresas e instituciones a que sus puestos directivos sean paritarios, hay un tema vital que se llama justicia social que todas las empresas y más una que se va a dedicar a la gestión de la obra social, debiera respetar escrupulosamente. Flaco favor hace a la sociedad si no tiene en cuenta al 51% de la población, es decir la mujeres si éstas no están representadas en los puestos de decisión en paridad. El reparto equitativo de los puestos entre hombres y mujeres, garantiza que las opiniones de ambos sean tenidas en cuenta y eso hace que las empresas sean más transparentes y democráticas. Ah! claro que a la Banca esto le importa poco…o eso parece!

Sin la participación de las mujeres en igualdad no hay democracia. Es imposible. Y algunos datos nos siguen diciendo que esto es así. Según el informe Grand Thornton IBR 2013 en el estado español las mujeres son el 51% de las titulaciones superiores, pero sólo el 21% ocupan puestos directivos, tres puntos menos que en el año 2012, por lo que el retroceso es una clara realidad. Esto sitúa al estado español por debajo de la media mundial y de la UE.

Y lo que es más fuerte: el 63% de las empresas españolas se oponen al establecimiento de cuotas para conseguir la paridad en los consejos de administración y sólo el 5% tiene planes para alcanzar dicho objetivo.

Mientras, hablen de Igualdad y digan que las mujeres contamos. Eso está claro, pero muy poco… Las matemáticas, como siempre, no engañan!