Esto qué es, ¿la Sección Femenina?

Muy dura ha sido la lucha de la perseverante Viviane Reding que, por fin esta semana, ha conseguido que la Comisión Europea haya aprobado su propuesta de una ley europea para que haya un 40% de mujeres en los Consejos de Administración de las empresas en 2020. Ha sido una lucha titánica contra un frente, donde países que se autodenominan modernos y progresistas como Reino Unido y Holanda, se han opuesto rotundamente a su propuesta de una cuota femenina obligatoria en las empresas.

Admiro profundamente a esta Vicepresidenta y Comisaría de Justicia de la Unión Europea. Mujeres así necesitamos en este precario mundo que nos ha tocado vivir a las mujeres. Pero ha sido, desde mi punto de vista, una victoria amarga ya que para sacar la propuesta adelante,  ha tenido que ceder en que sean los estados miembros los que diseñen las sanciones  a las empresas que no cumplan ese 40%. Y eso es muy peligroso, porque va a ocurrir  lo que está ocurriendo aquípor ejemplo,  con la “Ley Orgánica para la Igualdad efectiva de Mujeres y Hombres” de marzo del 2007: una ley bastante innovadora en sus intenciones pero que las empresas no  cumplen, y no pasa nada. Ni se han puesto en marcha los suficientes Planes de Igualdad que con un plazo máximo de ocho años, habiendo pasado ya casi seis, debieran estar en funcionamiento en todas las empresas de más de 250 trabajadoras y trabajadores ya que es obligatorio, ni como se dice en su artículo 75, haya en sus Consejos de Administración una presencia equilibrada de mujeres y hombres.

Y nadie mueve ficha. Con la que está cayendo, para qué vamos a meternos en estos menesteres, si lo que importa es salir de la crisis. Evidentemente, una crisis provocada por los varones que son los que detentan el poder, toman las decisiones y que miren por dónde, nos ha abocado a la denigrante situación actual.

Y claro, lo de cuánto nos aburre esto de la paridad, porque somos personas y lo que importa es la valía de los individuos, es un discurso ferozmente neoliberal que no atiende a que la discriminación es evidente en este ya viejo y contaminado (en todos los sentidos) continente: el 86,3% de los consejeros son hombres y el 60% de las nuevas licenciadas mujeres. Y es que a mí también me aburre a veces… pero porque creo que tanta injusticia debiera desaparecer…ya, de cuajo, sin contemplaciones.

Así, que como a mí me gusta decir, de aquellos polvos estos lodos y tenemos que escuchar estupefactas a la presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso español, diciendo sin un mínimo de decoro ante el Comité de Derechos de la Mujer en el Parlamento Europeo que hay necesidad de lograr la paridad pero “con premios y desde la voluntariedad”. ¿Pero dónde se cree que estamos? Pensará que aún seguimos en los años de la Sección Femenina, porque su discurso huele a eso: a rancio, patriarcal y a pobres chicas sin talento que sólo nos queda interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho. Y es literal de lo que por entonces pregonaba el aparato de educación femenino, junto con curas y médicos de aquellos años de la dictadura.

Es evidente que  control masculino del mundo público sigue siendo una base importante de las relaciones patriarcales modernas, porque los varones regulan las condiciones en las cuales se les permite a las mujeres acceder al mismo. Aunque actualmente lo “políticamente correcto” es afirmar que es positiva la incorporación de las mujeres a los ámbitos de decisión, la realidad es que si no se emplean estrategias de género como los sistemas de cuotas (directos o indirectos), la paridad entre mujeres y hombres no va a ser nunca una realidad.

Esperar con los brazos cruzados a que porque una ley se promulgue, cambie algo, es cuanto menos, ingenuo. Porque la resistencia de los varones a perder sus cuotas de poder es férrea y no va a ser fácil que con el montón de mujeres que se necesitarían para ocupar dichos cargos, nos los cedan generosamente.

Pero cueste lo que cueste, seguiremos hablando de paridad, y lo haremos en la esfera pública si nos dejan, y sino en la calle (quién sabe, dentro de poco igual tampoco nos dejan a base de golpes), porque sabemos organizarnos y porque la presión externa es imprescindible para conseguir ser eso: personas sí, pero personas con igualdad de derechos. Sin ese movimiento feminista y asociativo, les puedo asegurar que hoy nos estaríamos donde estamos. Aunque haya mucha gente a la que no le guste y siga ridiculizándonos. Y porque aunque la ley de Reding al final no salga adelante (realmente está difícil con Cameron y Merkel en contra),  aunque las leyes no se cumplan para sonrojo del sistema democrático en el que vivimos, y aunque en los nuevos presupuestos del Estado para 2013, se haya reducido un 24% en políticas de Igualdad y Bienestar Social, seguiremos perseverando como Viviane. Porque para Sección Femenina ya tuvimos una y con las majaderías que decían sólo nos queda hacer chistes y reírnos un poco. Pero aparte de eso, ni un paso atrás!

Pelendengues!

Busca, busca...

El 22 de febrero se celebra el Día Europeo por la Igualdad de Salarios entre Mujeres y Hombres. Si ya sé que la mayoría del personal piensa que lo mejor sería que estos días no existieran, ni tampoco el día de la Mujer, ni tantos otros…sobre todo aquellos que tienen que ver con la reivindicación de nuestros derechos… Nadie ve tan mal el día de la Infancia, del Cáncer, del Sida o tantos otros. En fin, argumentos banales fruto de esta cultura patriarcal que tanto nos cuesta quitarnos de encima… si a mí también: a demás de ser humana soy Mujer (¿o al revés?). En todo caso estoy convencida de todo lo contrario. Días así son necesarios porque se ayuda a la concienciación sobre estos temas de justicia social y sobre todo porque los visibiliza. Ya saben que todo aquello que no se ve y de lo que no se habla, no existe. El día que no existan desigualdades no hará falta tener días especiales, porque aquello que lo originó que no es otra cosa que la desigualdad, habrá desaparecido.

Y es así que nos vemos obligadas a recordar que todavía, aunque muchos no se lo crean, hay desigualdades en los sueldos entre mujeres y hombres: sólo en Euskadi dicha brecha está cifrada en un 22%. Pero es más, la diferencia salarial entre hombres y mujeres en puestos de alta cualificación es de un 31,8% según apuntan algunas investigaciones. Más allá de eso que es crucial, está la desigualdad en la contratación, en la promoción y la representación de las mujeres en las direcciones de las empresas. En la CAE sólo el 30% de los puestos de Dirección están ocupados por mujeres (es decir 1 de cada 4) y en puestos de Alta Dirección sólo hay un 7% de mujeres, lo que significa que el empresariado es netamente masculino. ¿Saben al respecto un dato significativo?: de tanto directivo que nos rodea sólo el 9.4% tiene estudios universitarios? Sí en Euskadi.

Pero claro, ellos están hasta los pelendengues (utilizo esta bonita palabra en extinción porque ellos utilizan otra mucho más ofensiva y testosterónica), de tanta reivindicación y tanta paridad, porque para ellos elegir mujeres siempre es sinónimo de no elegir a los que realmente valen… valen para qué ¿con qué criterios?. No será el de la formación claro, ni el de que lo están haciendo mejor. Miren sino el mundo que nos rodea en estos momentos…

Es evidente por tanto que hay una clarísima falta de suficiente masa crítica femenina necesaria para que las mujeres ejerzan una influencia significativa. Así que amigas no nos queda otra que manos a la obra, o mejor dicho manos al poder… femenino, claro!!!