A Plentzia también por Navidad

En estas fechas nuestro ajetreo diario se detiene por unos días y llega el momento de estar con nuestras familias, de largas comidas y tertulias y también de paseos tranquilos que además de muy entretenidos, suelen venir muy bien para bajar esos tentadores bocados de más de turrón y otros irresistibles dulces navideños. Un plan muy bonito es el del paseo de Plentzia, y más si el tiempo nos acompaña como en estos días. Vamos a seguir el transcurso de su ría, tiene muchas curiosidades que seguro que os sorprenderán.

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Foto: Hotel Uribe

Plentzia no se entiende sin su ría y viceversa. Las formas de sus corrientes de agua, mareas y aluviones ondulantes van formando la silueta de la villa y de su paseo. Caminamos siguiendo el recorrido que forman sus plátanos, ahora en reposo, a un lado nos acompañan las pequeñas embarcaciones que cohabitan con las aves que se posan en estas aguas ricas en vida.

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Fotos: Iker Eraso.

Estamos en la desembocadura del río Butrón. A este caudal lo ven nacer los montes de Bizkargi y Mendigana. En sus 30 kilómetros de recorrido lo van nutriendo afluentes del monte Sollube, hasta dar a morir a esta villa. Ya a la altura del castillo de Butrón al río lo vemos lento y cargado de meandros. En Plentzia se convierte en ría con sus cambios de caudal, según las mareas, y repleto de aluviones. Es muy interesante la marisma de Txipio, al otro lado del paseo donde se encuentra la estación del metro. Un lugar que sin duda merece la pena conservar. Las marismas son ecosistemas únicos y escasos en Euskadi, que poseen unas características geobiológicas muy singulares. Se encuentran repletos de vida de organismos muy curiosos adaptados a frecuentes e intensos cambios de salinidad.

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La marisma y todas las orillas de la ría son los lugares preferidos de las aves para posar y alimentarse.

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Para llegar hasta esta marisma hay que pasar por el inconfundible puente nuevo de la localidad. Se trata de una pasarela muy singular de 150 metros de largo, diseñada por el arquitecto Javier Manterola y construida en el año 1991. Se ha convertido en todo un símbolo de los plentziatarras. ¿Sabíais que antiguamente existía otro puente en este mismo lugar que fue arrasado por las crecidas del Butrón cuando las inundaciones de 1983?

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Las mareas no solo son las responsable de la rica vida de sus orillas y marismas, también fueron importantes antaño para la industria. Muy cerca del frontón nos podemos encontrar una antigua y sorprendente itsaserrota o molino de mareas del siglo XV. ¡Qué ingenio la de nuestros antepasados! Energía 100% renovable y limpia. Se aprovechaba el flujo de las mareas con la fin de mover esta rueda. En pleamar se cargaba de agua el molino y con la bajamar se ponía en funcionamiento.

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En el paseo a la altura del Gazteluondo aún podemos encontrarnos con la piedra que utilizaban los antiguos para moler los cereales. Pero este no era un molino común, trabajaba con cinco pares de piedras, cuando lo habitual era utilizar dos. Lo más sorprendente es que se mantuvo en funcionamiento en la margen derecha de la ría hasta 1960. Qué bonito sería recuperarlo ¿verdad? El último molinero que lo vio en funcionamiento fue Félix Echeita Zugasti.

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Seguimos recorriendo el paseo en dirección a la costa. Dejamos atrás el puerto donde aún se atisba el pasado pesquero de esta villa. Plentzia fue puerto importante para la pesca de la ballena. También hubo astilleros de carácter familiar. Fue ya a finales del siglo XIX cuando comenzó a convertirse en lugar de veraneo de la provincia, sobre todo de los habitantes de Bilbao. Belleza no le falta. Terminamos nuestro bonito y tranquilo recorrido en la gran bahía de Gorliz y su precioso arenal. Volveremos, aún nos quedan muchos lugares por visitar. Pero eso ya será el año que viene. ¡Eguberri on! 

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