El otoño ya está aquí. Quizás sea en este comienzo del año cuando más poéticos e íntimos nos ponemos. Y es que cuando hablamos de la primavera se nos llena la boca de palabras como perfume, flores, alegría. El verano nos transporta a la playa, nos recuerda al sol, al bullicio de las terrazas. Y aunque el invierno sea otra estación de lluvia, nieve y frío, también es cierto que es momento de fiesta y alegría. Así que únicamente nos queda el otoño para la verdadera inspiración y momentos introspectivos, a la vez que melancólicos. También es cierto que el choque entre agosto y septiembre es enorme. Quizás sea hasta sano y normal sentir cierto desasosiego. Es un cambio importante que se produce en muy poco tiempo.
Hay signos inequívocos de que aun sin mirar el calendario, nos descubren que ha llegado la tercera estación del año a nuestras vidas. Imposible no hablar de las hojas y sus tonalidades marrones. Es una señal muy clásica, pero a la vez de las más bonitas, por no decir, la más bonita. Todos los años nos enamoramos de las mil y una tonalidades de los árboles, tonos marrones, ocres, cobrizos.
Y por cierto, exceptuando casos necesarios, sigo sin entender que haya a personas que les pueda molestar las hojas caídas en el suelo. Son una hermosura y además crean un entorno perfecto para el desarrollo de la vida natural.
El comienzo de este otoño está siendo algo seco y la naturaleza se encuentra algo extraña pero ya se pueden ver arboles pintados de tonos otoñales en muchos puntos de nuestro territorio. Hierba cubierta de hojas caídas.
Y aunque el terreno este poco húmedo, han salido ya algunas flores de otoño como el resplandeciente y precioso “Colchicum autumnale” también conocido como Colquico, Narciso de Otoño o Azafrán Silvestre. Lo cierto es que vimos pocas flores, eran escasas y dispersas. Pero eso no le quitó belleza a las pocas que conseguimos vislumbrar.
A pesar de ser familia del azafrán de cultivo, esta bella flor tiene algo de toxicidad, por lo que el ganado no la come y así es más fácil encontrarla. Además de porque llama muchísimo la atención su color. Esta especie consigue unas tonalidades lilas increíbles a pesar de estar en otoño. Resalta entre el verde de los campos. La podemos encontrar sobre todo en los pastos de alta montaña y a los bordes de los caminos de altitud.
Sus hojas se mantienen durante todo el otoño, incluso en invierno, para morir en primavera, momento en que comenzará su letargo. Y es sin duda, también una de las señales más bonitas del comienzo del otoño.
Otra señal inequívoca es, desde luego, la falta de luz solar. Se hace el día más corto y nos recogemos antes en nuestros hogares,…. A no ser que nos pongamos las botas de monte, nos hagamos con una cesta y una makila y nos vayamos a pasar el día al monte para ir a por setas! No podía faltar otra de las imágenes típicas de esta estación, ¿verdad?
Entre el calor y la luz del verano y el frío y la oscuridad del invierno se cuela el otoño.
Qué bonito!
Gracias!
Un árbol de 30 m. de altura y hasta 35- 40 cm. de diámetro, el vendaval lo lleva por los aires, el mismo, con 50 cm. de diámetro de 25 m. de altura, no se lo lleva.
claro, ahora la pregunta es que el mismo árbol tenga dimesiones distintas en el mismo lugar. Pues es muy sencillo, a mas escpaciamiento, mayor conicidad, menos altura y mayor diámetro basal. Mas seguridad. Esta «ley» no se cumple hasta que el espaciamiento es muy grande, pero lo tengo comprobado empícamente.
En Euskadi se ha optado por un espaciamiento pequeño, para que los troncos sean mas cilíndricos, y su poructividad industrial sea mayor, mientras que el espaciamiento amplio origina troncos cónicos de menor productiividad industrial, pero mas seguros en el monte.
Así mismo, la apuesta de los políticos, mal asesorados, porque no escuchan a quienes saben, ha sido una mejora genética basada en una productividad EN CRECIMIENTO,( ja¡ potenciaL¡¡) pero la vía debía de haber ido, y siempre lo he mantenido, por la resistencia a las patologías, que están destruyendo el capital forestal. INUTILES¡¡