Un paso inevitable y esperado en el cumplimiento de la ley de bienestar animal.
Inevitable mientras sean considerados «cosas» y no seres «sintientes».
Esperado porque la educación y la cultura siguen al servicio de un mundo mercantilizado, ciego ante las obligadas relaciones de respeto con el resto de los pobladores de este planeta.Porque ellos no se crearon para nuestra satisfacción, sino como un eslabón más de la cadena evolutiva.
Seguiremos siendo depredadores, pero el baremo de nuestro desarrollo evolutivo estará sin duda, en este siglo XXI, marcado por la conciencia de evitar el sufrimiento gratuito.
Comencemos cada uno de nosotros a explorar aquellos aspectos, del bienestar animal , sobre los podemos actuar.En el día a día, entramos en contacto en innumerables ocasiones con situaciones en las que está en nuestras manos mejorarlo. Selección a la hora de la compra, frecuencia de los consumos de origen animal, eludir productores masivos, adoptar un perro o gato, no comprar pirotecnia, etc,etc.
IAS