Miércoles 10 de agosto de 2022
David Salinas-Armendariz ha escrito este hermoso artículo en Noticias de Navarra. Lo argumenta muy bien y constata como se silencia la historia de Navarra y luego se le acusa al PNV de partido extraño a la Comunidad Foral, cuando es mil veces más antiguo allí que UPN y el PSN.
Escribió así David Salinas Armendariz.:
Mi aita, Galo, nació en Castejón y vivió en Pamplona antes de marchar joven a navegar y acabar asentándose en Santurtzi, donde conoció a mi ama Dolores y donde yo nací. Falleció en Las Arenas hace un año. Siempre en los labios su origen navarro y su pueblo, decidí llevar sus cenizas a Castejón, su heartland, que llaman los americanos. Su padre y abuelo mío, Patrocinio, fue por cierto pastor en América antes de regresar a la localidad ribera y morir tras la guerra, salido del fuerte San Cristóbal, como poco después moriría su mujer Pilar, dejando a mi padre y a sus hermanos huérfanos y ciudadanos del mundo.
Este caluroso julio, contra viento y fuego, cumpliendo una firme promesa, nos dirigimos la familia desde Getxo a Castejón, escuchando en el coche sus canciones sanfermineras y recordando mis hijos con cariño los recurrentes dichos y sucedidos de su aitatxi. Tras rezar un padrenuestro en el cementerio local, nos acercamos al pueblo a comer algo y comentamos un hecho histórico que él solía rememorar: fue en la estación de Castejón donde se exhibió la primera ikurriña, la bandera que luego sería la de todos los vascos. Había que acercarse al lugar de tan magno acontecimiento, donde nunca habíamos estado.
Precisamente el pasado 3 de junio, en una comida de Betiko Lagunak celebrada en el Euskalduna de Bilbao, tuvimos ocasión de escuchar a los postres unas palabras de Arantzazu Amezaga de Irujo referidas a aquel singular episodio, conocedora como ninguna de todos sus detalles y alcance. Desde aquí quiero agradecerle su inmensa labor divulgadora de nuestra historia, en el nuevo y en el viejo mundo.
Y es que el 18 de febrero de 1894 tuvo lugar en Castejón el recibimiento multitudinario a los comisionados navarros que personificaron la Gamazada: la oposición de los representantes de Navarra al intento del ministro Germán Gamazo de liquidar el sistema fiscal residuo del régimen foral. Esa amenaza movilizó no sólo a los navarros, sino a todos los vascongados, y se produjeron numerosas manifestaciones que acabaron provocando la celebración de una reunión en Madrid en la que los delegados políticos del viejo reino se opondrían al desafuero. Con motivo de su regreso a casa se organizó en Castejón, estación de llegada, una concentración de cerca de 10.000 personas, procedentes de toda la gran Euskal Herria, que aclamaron a quienes se habían plantado ante el Gobierno de Sagasta, obligado al final a abandonar su proyecto.
Y a Castejón, tras desplazarse penosamente desde Bilbao (sin la comodidad de la autopista que nosotros disfrutamos), acudieron los hermanos Arana Goiri, Luis y Sabino, acompañados de Daniel de Irujo y Estanislao Aranzadi, entre otras personalidades navarras residentes en Bizkaia. Y fue en la casa de Aranzadi donde prepararon el que sería primer antecedente de la ikurriña: una enseña con fondo blanco y aspa roja de San Andrés superpuesta, con la proclama en el reverso, en euskera, de Dios y Ley Vieja. Bizkaya abraza a Nabarra. Esa bandera fue acompañada en el acto de Castejón de escarapelas personales con los colores rojo, blanco y verde, que iban a constituir el emblema vasco definitivo creado por Sabino Arana.
Pues bien, hoy, en 2022, en la estación de tren llamada de Castejón de Ebro, no hemos encontrado referencia alguna a aquel gran momento histórico. No ya de la presencia sabiniana, sino del propio y relevante acto del multitudinario recibimiento, con un significado tan marcado de defensa de los fueros y tradiciones de Navarra. Y ello a pesar de que el Ayuntamiento de Castejón, en su página web, señala que con tal ocasión hubo en el pueblo “grandes celebraciones: misa, discursos, música y bailes para festejar su éxito y el mantenimiento de la tradición foral”.
Ni el Gobierno español, que gestiona la infraestructura ferroviaria, ni el Gobierno de Navarra, ni su Parlamento, ni el mismo Ayuntamiento han entendido oportuno siquiera dedicar una mera placa a recordar el acontecimiento. Nunca es tarde. Como nunca es tarde para que aquellos que se arrogan la navarridad, con la luz corta y sólo enfocada a la meseta, reconozcan que los vasquistas ya estaban allí, que nuestros ascendientes ya estaban allí, antes incluso de que pudieran ellos entenderse depositarios de no se sabe qué esencias, que no suman, que excluyen, que sólo buscan separar a los territorios fraternos, aquéllos que se unieron solidariamente hace 128 años en defensa de sus instituciones.
Reza una pintada a la entrada del cementerio donde descansa mi aita, castejonés, navarro y vasco: “el día que el pueblo tomó la palabra, el sistema se estremeció”. Castejón, en 1894 y hoy, sigue siendo y será para mí, para siempre, un lugar de paz, de encuentro y de determinación.
Hay que ser muy Vasco para sentirse tan Navarro como esta familia de los Salinas Armendariz.Gora Navarra eta Gora Euskslerria.
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¡Bravo! Por reproducir este artículo y evocar la incansable difusión de nuestra querida Arantza Amezaga, esposa de nuestro siempre recordado Pello Irujo.
¿Cuándo será algunos recalcitrantes navarros -mi abuelo era Navarro pero fue un euskotarra- reconozcan el mérito de sus antepasados al ser los primeros en izar la ikurriña y asuman Euskadi es gloria, orgullo envolvente de las cuatro provincias de Egoalde y de las de Iparralde, los parlantes del primer idioma conocido en Europa, el euskera?
David, muy buen articulo. Un abrazo de desde Trapaga de parte de un amigo del colegio.
A Pedro Jauregi: no hables de Euskal Herria, que le salen sarpullidos a Iñaki
Es un artículo bonito de leer y recordatorio de lo que Navarra fue en su momento. Ahora tocan otros tiempos, el famoso relato lo han ganado los navarristas gracias a la ayuda de ETA, y ahora hay que remar para volver a ganar el relato. Navarra nunca podrá dejar de ser parte de un ente social, linguístico y cultural junto al resto de vascos. Pero está fuera del ente común político, y para solucionar esto, solo falta remar, no dar miedo (razón por la que digo que ETA ayudó a ganar el relato a los requetés y socialistas), ser buenos gestores, y poco a poco hacer que los navarros piensen en su futuro ligado a su pasado.
Navarra no es solo parte de un ente social, linguístico y cultural junto al resto de vascos, es el tronco de Euskal Herria.
Esto no lo acepta el PNV y menos el Bizkaitarra.
EUSKADI NAFARROA DA !!