Martes 1 de marzo de 2022
La nueva estrella mediática del firmamento neoliberal español, la Presidenta de La Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se soñó un día Presidenta del Gobierno de España. El primer paso de la hoja de ruta diseñada por su asesor, el ínclito MAR, fue lograr la mayoría en las elecciones madrileñas (lo necesario), a lo que seguiría en el 2022 lograr la Presidencia del PP madrileño ( lo posible), a la espera de realizar lo imposible (defenestrar a Pablo Casado y vencer a Pedro Sánchez en las Elecciones Generales del 2023). Su estrategia electoral diseñada por su asesor, el ínclito MAR, se basaría en la exportación del modelo ayusiano neoliberal al conjunto del Estado o “patio trasero madrileño” y asimismo, enarbolar la bandera de las libertades individuales frente al “Estado Totalitario Socialista” en la creencia de que el electorado primaría “la España libre y moderna” ayusiana frente al vértigo de “la España rota y comunista” de Sánchez.
Sin embargo, el éxito electoral de Ayuso habría encendido las alarmas en Génova conscientes de que la previsible victoria de Ayuso como Presidenta del PP madrileño supondría la pérdida del control por Casado de una pieza estratégica en el andamiaje del PP nacional. En consecuencia, en la sede del PP nacional se habría gestado una operación para deslegitimar la figura política de Ayuso con el objetivo inequívoco de lograr que en el próximo Congreso del PP madrileño, el alcalde de Madrid, Almeida fuera elegido Presidente del PP de la Comunidad.
Así, el fuego amigo proveniente de la trinchera de García Egea habría aireado el presunto affaire del hermano de Ayuso en el que se le acusa de “múltiples contratos sin concurso público por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid durante la pandemia en favor de la empresa Priviet en las que trabajaba valiéndose de su condición de proveedor de la Consejería de Sanidad”. El objetivo de dicha filtración sería acusar a Isabel Ayuso de “trato de favor”, con lo que su aura política se viera seriamente afectada y emergería la figura impoluta de Almeida como candidato a la Presidencia del PP madrileño y tras su triunfo, Casado lograría que Ayuso quedara aislada en sus cuarteles de invierno de Puerta del Sol.
Por su parte, el objetivo de Pablo Casado era utilizar Castilla y León como trampolín para reforzar su liderazgo pero tras el eximio resultado obtenido por Mañueco, el esperpento de la votación de la Reforma Laboral y el portazo recibido en Europa en su estrategia de descalificar los Fondos Europeos, el liderazgo de Pablo Casado quedó en entredicho. Así, en el laboratorio de la Fundación FAES (cuya figura visible es el ex presidente Aznar) se gestó una operación para defenestrarlo consistente en el envío a Génova de un documento que presuntamente señalaba a Ayuso como cooperador necesaria en un trato de favor hacia la empresa de su hermano Tomás. La segunda pata de dicho complot consistió en el aviso a Ayuso de un posible espionaje por parte de Génova a la familia y ex consortes de Ayuso tras lo que aparecía Ayuso como víctima de una campaña ilegal orquestada por la cúpula de Génova.
Casado picó en el anzuelo y lanzó en un medio público las sospechas de presunta corrupción por parte del hermano de Ayuso lo que significó el detonante de su caída vertiginosa y su previsible sustitución por la figura de consenso encarnada en el líder del PP gallego, Feijóo como Presidente del PP nacional y futuro candidato a la Presidenta del Gobierno en las próximas Elecciones Generales del 2023, quedando Ayuso de momento presa en sus cuarteles de invierno de Puerta del Sol tras las acusaciones de presunta corrupción. En consecuencia, tras las elecciones del 2023, es previsible un acercamiento de las posiciones del PSOE y del PP siguiendo los dictados de los poderes económicos del establishment español que simbolizará el retorno del Bipartidismo y la condena al ostracismo de Vox, Unidas Podemos y los partidos nacionalistas vascos y catalanes y que procederá a la metamorfosis del Régimen del 78 mediante una reforma edulcorada de la actual Constitución vigente, siguiendo la máxima del gatopardismo (“Cambiar todo para que nada cambie”).
GERMÁN GORRAIZ Analista
Foto El Independiente
Las previsiones de los que hacen estudios, encuestas y cositas de ésas le dan ya a VOX más de 80 escaños si hubiera ahora elecciones. Una extraña forma de condenarles al ostracismo por parte de los ciudadanos españoles.
En política, lo que hoy parece claro, mañana es oscuro. Feijoo, a priori me parece un hombre más preparado y espero que más respetuoso con la idiosincrasia vasca. Me gusta la opción de no tener a Casado como posible Presidente de España, ya que tiene un discurso cercano a VOX, en el caso de Feijoo, al cual le tengo más separado de ese discurso, el día de mañana tendrá dos opciones.
1.- Pactar con Vox
2.- Pactar con PSOE
Por mucho que a nosotros, nos venga mal, eso es lo que viene.
Zaldiaran, Feijoo se rodea de narcos. Te paso una entrevista del Diario Noticias de Navarra (del grupo noticias)
https://www.noticiasdenavarra.com/actualidad/politica/2020/07/06/feijoo-cultiva-identidad-gestor-eficiente/1060567.html
Espero que no se vuelva al bipartidismo de los 90 y primera década de este siglo.
Tiene visos de posibilidad el análisis de Germán Gorraiz. Sin embargo poco futuro le veo al intento descrito del «laboratorio» Faes, ya que Vox es ahora una clara alternativa al PP del electorado de la derecha, habida cuenta que ha nacido de él. No veo, por la experiencia habida hasta ahora, que Feijoo represente ese aglutinador que el PP necesita para integrar a Vox. Entonces no habría bipartidismo sino una suerte de triángulo difícil de cuadrar, a no ser que se piense en una Gran Alianza (PP + PSOE, pero, cuidado, puede ser PP +VOX), que también entiendo es difícil de mantener por los juegos de poder con la baronías de «provincias» de unos y otros.
No hay que olvidar que, con excepción de las «aldeas galas» (Jorge Bezares dixit) de Catalunya y Euskalherria, hay otras 14 pequeños «reynos o matrioshkas» con sus parecidas necesidades de encajes de bolillo.
No es fácil, y mucho menos perdurable en el tiempo, la vuelta al bipartidismo soñado (por algunos).
Tomemos ejemplo de estados democráticos, previos al nuestro, que, a partir de un bipartidismo han evolucionado, con los acontecimientos, en el pluripartidismo con bisagras más o menos duras y chirriantes: Gran Bretaña pasó de Tories y Wighs a liberales, socialistas y laboristas, y con sus coaliciones oportunas; Francia igualmente ha dibujado su izquierda y derecha con distintas modalidades de moderados, ultras, centristas más republicanos, socialdemócratas, eurocomunistas posibilistas, radicales.. Y no digamos de Italia y Alemania.
España tiene un verdadero problema en su estructura de Estado, que cada vez grita más la solución: La plurinacionalidad, amagada y no dada en la Constitución. Y esta solución se me antoja también como camino recomendable para los partidos. Pero esta tarea no se afronta con bipartidismos canovistas en un estado cada vez más unitario y centralista. Hasta ahora ha servido como bandera electoral, pero tarde o temprano habrá que hincarle el diente. El verdadero viaje del PP está ahí. No todo va a ser el 155.
A lo mejor de quien había que prescindir no es de Casado, sino de Faes.
Tanto creo que la estabilidad está ahí, que por mí se puede tardar todo lo que quieran. Seguirán necesitándonos, a nosotros, y a los catalanes, y al que no quiera depender de Madrid. Y así podremos seguir consiguiendo lo que por Ley nos pertenece.