La Rioja Bike Race. Crónica de una gran prueba.

Hay veces que el dolor de piernas, el sudor y el ácido láctico son un oasis de paz en la vorágine del día a día. Y algo así, he vivido durante estos tres días en Logroño. Poder estar tres días haciendo lo que más te gusta es maravilloso. Para mí ha sido un acierto por parte de la organización, establecer Logroño como sede de la prueba. Por emplazamiento y por un recorrido que ha dado mucho juego.

Como habíamos comentado en la previa, se trata de 3 etapas con una longitud en kms y en dureza que según pasaban los días ha ido aumentando. Aunque si me permiten, esto es lo de menos o al menos debería serlo, para el grueso de lo que nos movemos de la mitad de la clasificación hacía el final. Lo importante es disfrutar del Mountain Bike. Y os doy mi palabra que allí había todos los ingredientes para poder hacerlo. El que no lo ha hecho es porque no ha querido ;-).  Los recorridos han sido espectaculares, todos los días había: una bajada técnica, una pista ancha para darle «bacalao», senderos entre árboles, subidas duras… El que lo deseaba y se lo podía permitir tenía servicio de mecánica, de fisioterapia, limpieza de bicis… Tres días para pensar en, comer, dormir y dar pedales. Como si fuésemos buenos, pero en mi caso, sin serlo.

Etapa 1:

Siempre las primeras etapas son muy nerviosas, como los toros cuando salen de toriles aún sin banderillas.  Etapa rápida y corta (55km), sin mucha dificultad técnica, salvo la gestión del ácido láctico y una bajada muy bonita: Las Neveras. Y lo dice uno al que no le gusta bajar ni a comprar el pan. Muy muy bonita, donde el que sabe bajar, disfruta mucho. Una vez culminabas esa bajada, tenías una pista fácil donde los rodadores podían hacerse valer. Lo más importante era no gastar más de la cuenta, no perder mucho en las Neveras, librar alguna posible caída y no romper la bicicleta. Objetivo cumplido, aunque creo que se rodó demasiado rápido. Yo al menos llegué algo tocado. Ahora tocaba recuperarse y descansar.

Etapa 2: 

Hoy el kilometraje era algo superior y el desnivel casi el doble. Entrabamos en el fin de semana y este nos recibía con dos etapas de Mountain Bike puro. Dos bajadas preciosas entre senderos de piedras por la Senda Bonita, un tramo de enlace en el que se podía rodar fácil y el segundo punto caliente: La senda del Monolito. La bajada de la Senda Bonita fue muy dura y en mi caso me originó un gran desgaste, algo penaría el resto del día. Sin embargo la senda del Monolito ha sido la bajada en laque más he disfrutado, pena que al final apenas me quedaban frenos. De ahí a meta, nos esperaría el mismo recorrido que el viernes y el domingo, pista con un tramo de trialera muy chula, asfalto y la satisfacción de acabar la segunda etapa. Etapa exigente ya que salvo los enlaces, el resto de la etapa no te regalaba nada: senderos, bajadas técnicas, subidas duras… Y en vísperas de la etapa reina. 65km exigentes que en mi caso personal tuvieron el mejor regalo que uno puede desear, la presencia de su hijo y de su mujer en meta. Un bálsamo para las piernas y una alegría para el corazón. Después de esto sabía que debía de terminar de la mejor manera posible.

Pequeño ciclista e hijo

Etapa 3:

Tras una tarde previa muy ajetreada reparando la bicicleta. Aquí hay que agradecer a Jokin Irureta y Javi Rodriguez que nos ayudaron a repararla. Ya que si es por mí, salía sin frenos.

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Domingo… 80km… Las campanas nos reciben en Logroño, como en un funeral, preludio de lo que nos espera. No mentían cuando nos decían que se trataba de la etapa más dura. Etapa bien diferenciada, dos picos, dos subidas y dos bajadas. La primera subida más vertical y con una bajada larguísima entre árboles y rocas hasta Torrecilla de Cameros. No miento si digo que es el tramo más bonito que he hecho, en esta carrera y en otras. Con el tiempo  justo para recuperar los brazos una nueva dificultad nos daba las buenas tardes: ascenso a la Sierra de Moncalvillo. No sé si tiene categoría, pero yo le pondría el de primera o fuera de categoría. 1h de continuo sufrimiento para las piernas, en ese momento me llegaron todos los males… Cogí un melocotón de los buenos y si no es (otra vez) por el dúo Irureta-Hernandez en la cima me comen los buitres… llegué palmera. Sin tiempo para nada nos disponemos a bajar un corto pero técnico descenso. Que en gran parte coincidía con el de la primera etapa, el descenso de las Neveras. En esta parte y fruto de mi estado besé el suelo. Fue un pico, sin lengua, lo justo para probar el sabor de la tierra Riojana. Repuestos, bajar y encarar los últimos 15km a meta, los 15km que ya nos sabíamos de memoria, los 15km que nos separaban de nuestra medalla. Entrada triunfal de los 4 jinetes de la Andalucia Bike Race 2013: Gustavo Arana, Jokin «El Kaiman», Javi y un servidor. La verdad que cuando uno está tan mal y ve que tres personas se vuelcan única y exclusivamente en que pueda llegar, tirando por la borda sus objetivos personales, para cumplir el de un tercero… se establecen lazos que difícilmente se pueden romper. Gracias amigos.

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Si he sabido explicarme correctamente, el lector ha debido de entender que se trata de una gran prueba, de un recorrido precioso, de una gran organización y de una experiencia que todos los amantes a las ruedas de tacos deberían probar. Un 10 a esta Rioja Bike Race by Gaes.