Siete jueces para siete sentencias

Dicen que “con la capa de los gitanos se arropan los aldeanos”. No sé si puede servir para (en)cubrirse la capiña-excusa de quienes son mucho más pobres que ellos, pero es buen subterfugio, chivo expiatorio perfecto. Aunque la economía y su descenso al averno financiero lo acapare casi todo, queda huequecito junto a la crisis y tal vez al socaire entrelazado a ella, para poner en el candelero mediático los enjuiciamientos a ¿responsables políticos? y sus aledaños.

Los trajes-Gurtel de Camps y los tejemanejes de Matas dan para mucho, pero el más sonado es el del yernísimo del Borbón, majestad serenísima en plena zozobra, aunque a buen seguro haya encontrado el chivo expiatorio para el sacrificio ritual redentor de toda la prole real.

Aunque la excusa real reporte siempre pingües beneficios, es probable que tras treinta años de urdangarinear aquí y allá, los borbones hayan encontrado la válvula para soltar lastre y tapar debilidades propias en la rapiña-capiña del advenedizo. Podrían cruzarse apuestas sobre la sentencia final, pero es jugar con ventaja saber que ningún pelo real será judicialmente desmadejado.

Y si no, se indulta como al consejero del Santander, Alfredo Saenz. Mientras, al ilustre Garzón, machacaetarras de pro, lo quieren trincar por hurgar entre los Gurtel-boys, por dudosas ayudas de estudios y sobre todo por intentar conocer donde reposan en paz los muertos-rojillos de la guerra (in)civil. Mientras atornillaba a vascos descarriados le aplaudían con las orejas, pero meterse en el jardín florido-espinoso de algunos poderosos es otra cosa…

 En jardín de espinas se mete el juez Ruz reactivando la causa contra Bush, sus generales y jefes de la CIA por las torturas-crímenes de Guantánamo. Aduce «vínculo de las víctimas con España» ante la falta de respuesta de EEUU. Es demandar al sol por los cánceres de piel. Por lo visto, la majadería hispana ligada al ADN viene de lejos.

Estando de acuerdo con el funcionario de la Generalitat Alfonso Puncel al querellarse contra la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, por «injurias y calumnias» tras  decir que «todos los funcionarios reciben regalos», esperaremos en vano Justicia, porque mientras Barberá reparte porquería, los ciudadanos/as perdemos dinero y tiempo empeñándonos en buscar Justicia en una institución que machaca rápidamente a disidentes e hipotecados o busca litigio en América o la luna, pero se la coge con papel de fumar ante banqueros, políticos y por supuesto la familia real.

 

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