El obstáculo maternal

En la carta a los gálatas se lee: «… todos los bautizados os habéis revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer: todos sois uno en Jesucristo… herederos de la promesa». Además de cuando arremete contra los gays «por su comportamiento social inadecuado», es posible que al arzobispo de Tarragona, Mons. Pujol, también se le olvidara esta herencia bíblica cuando afirma: «las mujeres no pueden oficiar misa como yo no puedo parir».

A esto se llama colocar a cada uno/a en su sitio sin paños calientes. Atisbo la imposibilidad biológica del mosén por evidencia anatómica, pero se escapa la similitud con poder oficiar una misa, función derivada del mero ordenamiento eclesial, no imposibilitado por Dios sino por la propia Iglesia masculinizada por ellos.

 Podría haber aducido que como cualquier sociedad, la iglesia tiene su propia norma donde no entra el sacerdocio femenino; hubiera sido suficiente sin contraponer la importancia de Adán o su costilla, ni arguyendo que la función esencial de las féminas es traer hijos al mundo. Podría haber pensado que para hacerlo ellas necesitan que algún otro cumpla su función biológica y no se abstengan por mero mandato de celibato eclesial.

 El prelado asegura que no siente discriminada a la mujer en la Iglesia, ni están un poco más abajo que ellos; aunque a continuación este miembro del Opus Dei diga que la mujer a quien tiene que cuidar es al marido. Tal vez si monseñor cree que la mujer sólo sabe-debe cuidar del hogar-privado, entienda que no puede ser sacerdote-cura por su incapacidad para cuidar de algo/alguien más que su consorte.

 El arzobispo posteriormente ha pedido disculpa/perdón aunque sin retractarse, porque él responde con el corazón abierto a todos, aunque evidentemente sus palabras condenen a las personas a la sospecha, la minusvaloración (mujeres) o al rechazo social (gays). «Oficialmente» en 2011 asesinaron a 66 mujeres y desde 2003 han muerto violentamente 605; en un mes de 2012 ya han liquidado a 9 bajo lo que algunos (ministra incluida) denominan violencia doméstica, restando cruda realidad a lo que es clara violencia de género.

Si la preeminencia desde estas instancias públicas se da al varón por serlo independientemente de su valía, si el machito es tratado como héroe social, de qué sirven leyes de igualdad y proteger a la mitad de la población. Asunto duro este de tener que ser sólo madre.

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