Año mariano, amén

Hace unas semanas un pontevedrés que había comprado por internet un alargador de pene recibió su paquete cargado de ilusión; pero estas ilusiones se le cayeron por los suelos al encontrarse con una vulgar lupa. Ante el chasco, fue a denunciar la supuesta estafa, pero «técnicamente sería discutible hablar de estafa, porque agrandar, lo que se dice agrandar, es lo que hace una lupa», le espetó con irónica retranca el comisario al presunto burlado. La sorna policial le hizo desistir al necesitado desilusionado.

Cuando se votó la ley del divorcio, el exPP Álvarez Cascos votó en contra de ella, lo que no fue óbice para que después él se divorciara de su juramentada esposa hastaquelamuertenossepare. Antes la cadena perpetua no cabía en la constitución, pero ahora el sr. Gallardón hace arrumacos a los barrotes ad aeternum; también se han aprovechado sus huestes de la ley actual del aborto aunque ahora propongan rebobinar hasta la ley/1985, un joya de la inseguridad jurídica para médico y paciente, de justificación hipócrita donde las haya e imán atractivo para el turismo abortivo europeo.

Tal vez lo entiendan mejor los estudiantes para los que se propone  un salto a lo “Cuéntame cómo pasó”  en una escuela diferenciada, ellos aquí, ellas allí. Al menos en dos ocasiones he escuchado a la ministra Ana Mato hablar de sanidad universal y de calidad, pero en ambos casos se le debió quedar en el tintero lo de pública y gratuita.

Es bastante congruente con lo que sus homónimos madrileños planean bajo el epígrafe “la fiesta se acabó” y “no se puede vivir gratis del sistema” refiriéndose a enfermos crónicos, parados, ancianos, retrasados mentales, personas con taras… en fin, no quisiera pensar en eugenesia, porque bajo una visión economicista del sistema de salud son auténticos parásitos que viven de gorra a costa de quienes sí producen.

Sumen el copago sanitario –tan negado como fijo a corto plazo–, las tasas para litigar, la imposición de nuevas tasas en educación, la esquilma de derechos laborales arduamente conseguidos hasta convertirlos en testimoniales… todo bajo la férula de que recortar las obligaciones del estado es necesario y progresista.

En campaña electoral prometieron alargadores, pero con los votos ya en su faltriquera este gobierno conservador acabará enviándonos lupas –tras previo pago– para que podamos ver agrandado nuestro exiguo peculio económico y de derechos sociales, caso de que nos dejen alguno.

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