Desfraudadores sin riesgo

Survey de Chicago con los diez trabajos más felices no figuren banqueros, políticos, cirujanos… ni futbolistas. Por el contrario, en el ranking aparecen sacerdotes, maestros u operarios de maquinaria pesada entre los más felices, aunque no estén bien remunerados, quizá porque  ‘el dinero no da la felicidad’.  

 Pero al parecer sí atrae lo suficiente como para que casi todos corramos tras él. Y entre los que más corren los futbolistas, que dicen jugar por el amor/honor de su país, pero en palabras llanas lo hacen por su propia cuenta corriente. Esto es lícito, pero que no nos vendan, ni ellos ni los medios y políticos  aduladores la milonga patriotera, que ya no cuela.

En primer lugar, porque los clubs de fútbol profesional españoles, aun adeudando a la seguridad social 10,5millones euros y 752 millones a la Hacienda pública, son tratados con elegante guante de seda y no como vulgares morosos/defraudadores como son casi todos ellos: delincuentes fiscales con nombre propio.

Ahora que están en competición europea, ha saltado otro golpe de gracia para las arcas públicas españolas. Aunque nos los vendan como el orgullo encalzonado de los pobres PIGs, la verdad es que los recios defensores del honor futbolero patrio recibirán 300.000€/cápita si ganan. Aunque la prima de riesgo nos asfixie, el déficit nos aplaste y el paro esté dejando en la indigencia a millones de ciudadanos, aparte la ética, hasta aquí legalmente casi correcto. 

El asunto se enturbian bastante porque estos señores peloteros lo declaran en Polonia, donde tributarán la mitad en lugar del 52% legal en “su país: ESPAÑA”. No es jugar a la información tendenciosa, porque en 2008 cobraron 214000 euros y tributaron en Austria al 20% en lugar del 43% correspondiente a patriotas no futbolistas; o en Sudáfrica, donde por la prima tributaron un afrikáner 21%.

Puestos a patriotas, podrían abonar los 20000 euros de la  multa a la Federación Española de Futbol por los cantos racistas de sus seguidores. Es duro de aceptar que se seguirán gastando el dinero que no tienen en fichajes de lujo, en la esperanza cierta de que el “pobre estado depauperado” acudirá al rescate de los pobres millonarios necesitados.

Tal como son tratados en este país el fútbol, los clubes y “futbolistas profesionales”, sorprende que no sea la profesión más feliz del mundo, porque les pagan/aplauden si ganan y aunque pierdan, siempre cobran.

 

 

 

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