El bosón, solo el comienzo

El  anuncio del descubrimiento del bosón de Higgs puede que haya sido la noticia positiva del mes/del año y probablemente del siglo. A mediados del siglo XIX un político le preguntó a Michael Faraday para qué diantre serviría su descubrimiento de la inducción magnética. «Es bastante probable que dentro de veinte años usted cobre impuestos por ello» contestó el científico.

 La mejor respuesta es el uso de motores eléctricos, de generadores y de la electrólisis. El conocimiento del bosón de Higgs abre una ventana nueva a la humanidad porque confirmará el Modelo Estándar del universo y permitirá unificar las cuatro fuerzas fundamentales en la naturaleza: electromagnetismo, gravedad, fuerza nuclear fuerte y débil; además, explicará por qué las cosas tienen masa y allanará el camino para entender la supersimetría en el universo.

Podemos imaginarnos a los millones de parados, o a los inmersos en un ERE o a los funcionarios repetidamente rebajadosdesueldo preguntando a los científicos del CERN lo que a Faraday; o entre cenizas a los afectados en Valencia por el terrorífico incendio escuchando estupefactos la euforia por el bosón. No será menor la cara de estupor indiferente hacia el bosón entre los miles de afectados por desahucios hipotecarios, ni la de los mineros del carbón que ven bastante tiznado de negro su futuro.

La demostración de la existencia del bosón parece poco consuelo/alegría/esperanza para quienes estamos amenazados de nuevas subidas de impuestos, más recortes en sanidad, en medicamentos y educación. Más difícil es aún imaginar interés alguno por esta supernovanoticia en los irresolubles conflictos del Sahara/Chipre/Afganistán o Palestina, entre los que hoy puede que no coman o entre los millones de refugiados en África o en las favelas/extrarradios depauperados de Mexico, Buenos Aires….

Más de uno pensará en un fin del mundo catastrófico el próximo 21 de diciembre, en lugar de en el cambio de paradigma humano pronosticado por los mayas para ese día de inicio a un universo nuevo. Podría el gobierno español empezar por no hacer culpable de la crisis a la educación ni a la ciencia, y en lugar de jugar a la corta invirtiendo en armas o inmobiliarias, apostar por futuro y esperanza invirtiendo más en ciencia e investigación.

 El Bosón es una referencia de 48 años apostando por la ciencia. Rajoy&cía debieran escuchar menos las amenazas financieras y más a Faraday: «señor, es probable que dentro de veinte años usted viva de ello».

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