Gran tenedor

Los bancos y fondos de inversión en comandita gestionan más de 240000 viviendas

Alguno podría llegar a pensar y a coligar que este título está relacionado con restaurantes de alto copete, porque, de hecho, en muchos países en lugar de estrellas tienen tenedores para clasificar a sus restaurantes y los de lujo muestran orgullosos sus cinco tenedores, como aquí sus tres estrellas Michelín. Pero no va de comandas ni comensalías, porque el término “grandes tenedores” que ahora boga en primera informativa me dicen que se refiere a propietarios de pisos, a dueños de muchos inmuebles. Ya pueden comprobar que no me codeo mucho con potentados tenedores de múltiples viviendas.

Pero sí hablo con personas del común que por motivos diversos han ido incorporando a su patrimonio pisos, casas, garajes y otras propiedades inmobiliarias. Vicente es un “jubileta” feliz que complementa su escuálida pensión de autónomo con el alquiler de dos modestos pisos, uno por herencia de su esposa, en un pequeño municipio; le presento cual feliz jubilado, aunque en realidad debiera decir que era feliz, porque ahora mismo se muestra entre expectante y consternado ante la nueva ley de vivienda. Ley que clasifica a quienes tengan cinco inmuebles como grandes tenedores y les aherroja a los más severos controles administrativos y fiscales. Porque nuestro Vicente también heredó primero la mitad de un caserío y hace poco la otra mitad a medias, pero que a efectos de esta ley le adscribe a la cuenta de los grandes tenedores. Así que Vicente, que va donde va la gente, anda con hormigueo en el cuerpo y casi no le alcanza el cuello a la camisa.

Si por un casual, no tan improbable debido al aumento de la “turistificación y de la gentrificación también en las ciudades vascas, la zona de sus pisos la declaran tensionada y su caserío pasara a estar en zona de interés turístico rural, a mi amigo le van a hacer un siete en su cortito traje económico de jubilado.

Frente a otros modelos de uso de vivienda en Europa, en el Estado español durante décadas nos han inculcado y marcado a fuego de hipoteca bancaria la idea de adquirir la propiedad de la vivienda, de la primera y de la segunda residencia y de las que hiciera falta, para asegurar por medio de este patrimonio el porvenir de la vejez. De modo que, frente a otros países de nuestro entorno, algo más del 77% de la población española disfruta de vivienda habitual en régimen de propiedad, cuatro puntos menos que en 2014, pero, aun así, son tres de cada cuatro ciudadanos. Casi uno de seis hogares dispone de segunda residencia y solo el 1% de los propietarios tienen más de diez inmuebles.

Pero hete aquí que son los bancos y los fondos de inversión en comandita quienes gestionan más de 240000 viviendas y aquellos han puesto en manos de estos más de 110000 casas y pisos para dedicarlos al alquiler. Son los auténticos grandes tenedores y no mi transido Vicente, el jubilado preocupado. Porque la nueva ley, al rebajar el tratamiento de gran tenedor a quien posea cinco inmuebles, apenas araña a los grandes buitres (sanguijuelas dirían mi ama) inmobiliarios, pero clava su daga a fondo en los muchos vicentes que creyeron que aumentando como hormigas su patrimonio estaban ahorrando. Ojalá me equivoque, pero a poco que a su ayuntamiento le pique ahora el ardor recaudatorio, podrían declarar sus pisos de zona tensionada y dejarle con sus alquileres a culo pajarero.

De pequeña ya me decían que aprendiera de los cucos, que son listos y ocupan prestados los nidos ajenos. Lo dicho, leyes nuevas para vicios viejos.

@nekanelauzirika

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *