Miren qué curioso. Apenas anteayer, envarados portavoces del gobierno español, empezando por la titular, porfiaban que era imposible bajar el IVA de las mascarillas porque la Unión Europea lo tenía prohibidísimo. Y cuando a los obstinados cacareadores se les hacía el inventario de los estados que ya habían reducido el impuesto de marras, se ponían a silbar a la vía. Eso, los menos audaces, porque la vocera oficial del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, se pegó el pìscinazo del siglo al asegurar que Italia, uno de los países que lo ha rebajado, se había saltado a la torera la reglamentación de los 27 y que España jamás cometería semejante deslealtad. Lo soltó así, en bruto, se lo juro, en una entrevista televisiva, menos de una hora antes de que la arriba mentada María Jesús Montero anunciara en las Cortes la inminente bajada del IVA de los tapabocas del 21 al 4 por ciento.
Qué contarles del cada vez más chisgarabís ministro de Consumo, Alberto Garzón, que se autofelicitó por una decisión que solo hace una semana tachó de ineficaz porque únicamente ahorraba unos céntimos. Cómo explicarle al señorito lo vital de esos céntimos multiplicados por las ene mascarillas que cada mes tienen que utilizar las familias que, aunque él no lo imagine, viven a la cuarta pregunta. Bienvenida la medida. Aplíquenla ya.