López no se va

¿López, número dos de Pérez Rubalcaba? Ves eso en un par de titulares y, ayudada por la beatífica estampa de unos copos de nieve flotando más que cayendo al otro lado de la ventana, la imaginación echa a volar. La idea de tenerlo a quinientos kilómetros es cautivadora, subyugante, rozando lo sublime… y por eso mismo, irreal. Despertemos de la fantasía porque, sencillamente, no va a pasar.

Siento haber sido tan brusco bajándoles de la nube —confiesen que muchos de ustedes han tenido idéntica ensoñación—, pero es mejor poner los pies en el suelo que alimentar una ilusión que tarde o temprano mutará en decepción. Para empezar, piensen que aunque los rubalcávidos llevan semanas vendiendo la piel del oso de las primarias del PSOE, podría ocurrir que en el momento de sumar los votos se quedaran con un palmo de narices. Miren lo que ha pasado con todos los equipos que han subestimado al Mirandés. Algunos que tienen datos cuentan que no es una quimera que gane Carme Chacón. Si lo hace y tiene memoria de quién la ha estado apuñalando, el plusmarquista de crear paro en la CAV permanecerá aquí, terminando de cargarse lo que reste.

Pero si finalmente la maquinaria de encabronar procesos internos funciona y sale victorioso el enredador Rubalcaba, tampoco será matemático que López haga las maletas y entregue la makila. Habría que ver si los estatutos del partido exigen que el número dos esté libre cargas institucionales. Conociendo los hechos del interesado, tan dado a sacar los córners y rematarlos, lo más probable es que se empeñara en ser todo. Eso nos deja donde estábamos o incluso peor, habida cuenta de su probada incapacidad para pensar y mascar chicle simultáneamente. Si ahora son célebres sus escaqueos, qué les voy a contar cuando tenga como excusa para la fuga arreglar una reyerta en la agrupación socialista de Vitigudino. Desengáñense: agotará la legislatura y nuestra paciencia.

¿Cuánto se debe?

Una sencilla explicación. Con eso habría sido suficiente. Cualquiera es capaz de comprender que en estos tiempos de arcas escuálidas se produzcan retrasos en los pagos. Les ocurre a las empresas, a las familias y, por descontado, a las instituciones, que por muy potentes que parezcan, también están a la quinta pregunta. Y como lo tenemos asumido, nadie monta un tiberio si el dinero llega —lo importante es que llegue— una semana o diez días tarde. Incluso un mes, si alguien se toma la molestia de ofrecer las razones de la demora a quien aguarda el ingreso. La confianza se trabaja así.
Por lo visto, en el Gobierno López se desconoce este sencillo principio. Cuando los diarios del Grupo Noticias publicaron la primera entrega sobre los impagos, el lehendakari en persona salió como un hidra a proclamarse recordman mundial de celeridad en el abono de facturas. Un titular muy bonito para su claque mediática pública y privada, pero un error de comunicación de parvulario. Muchos que no le habían dado mayor importancia al asunto se sintieron aludidos y salieron a escena. Becarios, ONGs, asociaciones culturales, contratistas y proveedores varios  dieron cuenta de lo que les adeudaba Lakua en una segunda remesa de informaciones.
Otra vez, en lugar de calmar los ánimos, los mandarines de Patxinia optaron por negar la evidencia y, de regalo, por la soberbia. Con su proverbial tacto, la portavoz Idoia Mendia hizo un paquete de malos vascos con los que aportaban su testimonio y, por supuesto, con los periódicos y la emisora de radio que se estaban haciendo eco de la situación. Más allá de la indignidad de decretar la mentira como prueba de patriotismo, el resultado de la nueva torpeza fue que la bola siguió creciendo. Aparecieron más acreedores y, por si faltaba algo, supimos de un crédito de 500 millones de euros que hubo de pedirse a toda prisa. Ahora es cuando estamos preocupados de verdad.

Mentiras patrióticas

En Nueva Lakua, capital de Patxinia, no se mata al mensajero. Simplemente se le despacha con un baño de brea y una mano de bofetadas dialécticas para que luego lo cuenten los alpistados de corps obviando el contexto. No es por una tendencia innata a la violencia ni por un espíritu killer del que carecen, tal vez con un par de excepciones, los integrantes de la brigadilla gubernamental. Se trata más bien de esa metamorfosis —ya explicada anteriormente en esta columna— que sufren los seres irreparablemente ineptos cuando se saben descubiertos y, de perdidos al río, deciden espantar sus penas a zurriagazo limpio con lo que se les ponga enfrente. Con más saña, claro, si es quien actúa como notario y recordatorio de su nulidad.
El fenómeno ha adquirido magnitud superlativa en el propio López, que cada vez con más frecuencia convierte sus comparecencias, entrevistas o simples canutazos en una fila de hostias preventivas a los que interpreta culpables de sus frustraciones. Con qué tonillo, además. Siguiendo sus pasos, los que le acompañan en ese Costa Concordia oficialmente llamado Consejo de Gobierno van dando preocupantes muestras de estar afectados por el mismo arrechucho. Gentes como Carlos Aguirre, Rafael Bengoa o el cuasi ignoto Bernabé Unda, que a primera vista dan la sensación de ser incapaces de pisar una lombriz, mutan en el increíble Hulk y, con mejor o peor fortuna, practican el ataque como mejor defensa.
Con todo, el caso más llamativo es el de la portavoz (nadie recuerda ya de qué es consejera, además), Idoia Mendia. De martes a martes sube la temperatura y la bilis contenida en sus descargas. En su última zarracina verbal tildó de poco vascos y nada amantes del país a los que con abundancia de pruebas documentales han demostrado que no queda un puñetero clavel en la caja y que hay un porrón de facturas por pagar. Contar la verdad es de antipatriotas, Y lo dice ella.

Patxinia va bien

Mis condolencias a los lectores censados en Barcinalandia. Por unos centímetros en el mapa y un quítame allá este Amejoramiento, no van a disfrutar del enorme privilegio que es vivir en Patxinia, territorio oficialmente libre de crisis desde anteayer. A Idoia Mendía (con d, no con t), portavoz del benemérito Gobierno del oasis, le faltó pedir que leyéramos sus labios. “No habrá recortes en 2012”, anunció toda ufana. Si creen que es imposible mejorar una noticia así, aguarden, porque en el mismo viaje, la cuentacuentos homologada del Ejecutivo López añadió que, de hecho, desde que sus reales se asientan en Lakua, jamás se ha metido la tijera a ningún servicio esencial. Está grabado.
Les concedo unos segundos para asimilar el prodigio, pero ya les avanzo que por más vueltas que le den, no encontrarán mejor explicación que la obvia: no hemos visto lo que hemos visto ni hemos vivido lo que hemos vivido. Todo, absolutamente todo, ha sido producto de nuestra imaginación. El hachazo a la renta básica, el mordisco a los funcionarios, el tantarantán a las ayudas al euskera y, por descontado, las razzias en sustituciones en la enseñanza y Osakidetza no han sido más que malas pasadas que nos ha jugado la mente.
Fíjense hasta dónde llega la sugestión, que aunque para ustedes sea un recuerdo real, tampoco es verdad que Patxi López se tirase toda la semana pasada llorando por las esquinas que las pérfidas y anacrónicas Diputaciones no le dejaban liarse a poner recargos fiscales. ¿Que le oyeron decir que las arcas estaban vacías y que caminábamos hacia el abismo ante la indolencia foral? ¿Que jurarían que eso mismo lo largó el dicharachero consejero Carlos Aguirre? Nada, un mal sueño, la trastada de algún duende abertzaloso o patrañas de esos resentidos del Grupo Noticias. Patxinia va bien. Muy pero que muy bien. ¿O es que no vieron el fiestón a todo lujo y todo trapo de la otra noche en Fitur?

Lapa López

En el frontis de Ajuria Enea han mandado grabar el lema del infierno de Dante, que es el mismo que se lee en las tapias de algunos cementerios: abandonad cualquier esperanza. No hay fuerza mundana ni extraterrenal capaz de despegar de su poltrona de granito a la lapa López. Resuelto a no salir de sus trece ni a entrar en razón, el lehendakari incidental, cada vez más parecido al baturro del chiste que le decía al tren que por mucho que chuflara, él no se iba a apartar, ha anunciado a la Vía Láctea que piensa agotar hasta el último segundo del último minuto de la última hora del último día de la legislatura que le tocó en la bonoloto trampeada de 2009. El cuatrienio negro del que hablarán los historiadores de pasado de mañana se completará sí o sí.
A falta de mejor argumento, Patxi el empecinado ha optado por uno que suena a testicular que es un primor: “los socialistas somos resistentes”. Es decir, que se queda para que no se diga que es un blandengue que se rila a la vista de un país que ha convertido en guano o de un partido, el suyo, al que ha reducido a broma macabra. Un año largo más para seguir tirando de piqueta. Que le vayan dando a la pérfida abertzalidad que le afea la conducta —el profe me tiene manía—  y, en conjunto, a todos los que contemplan con horror y pasmo su forma de gobernar que deja en ursulinas a Atila o Gengis Kan.
Inútil tarea, tratar de hacer que lo comprenda. Ni siquiera es el ciego que no quiere ver; es el que ve lo que se le antoja. En su fantasía inanimada, va engallándose incluso de que la posteridad lo recordará como el San Jorge que acabó a espadazos con el dragón de ETA. Como si no supiéramos distinguir causalidad de casualidad. Como si el anuncio del final de las acciones armadas no hubiera quedado unido para los restos a sus palabras bamboleantes a bordo de un vagón a siete mil kilómetros, distancia mínima siempre entre él y la realidad.

Aiete bis

El enunciado de la convocatoria prometía: “mañana el lehendakari presentará los actos del año de las culturas por la paz y la libertad en Euskadi”. Daban ganas de gritar “¡la gallina!” ante tanto palabro de cinco duros puesto en fila. Culturas (en plural, que mola más), paz y libertad, buena tripleta ofensiva para meter un gol al arcoiris y luego brindárselo al sol y a las nubes, que es de lo que parece que va el invento. Para no desentonar con la rimbombancia requetetransversal del nombre, en el acto donde se comunicó al mundo la buena nueva, Mahatma López compareció flanqueado por la porra y la cítara. A su diestra —faltaría plus—, Rodolfo Ares personificaba magistralmente la primera, mientras que a la siniestra (puñetera polisemia), Blanca Urgell fungía de dispensador de Natreen; hacía falta mucha sacarina para tragar el brebaje que se disponían a servir.
¿De qué se trataba? Mejor preguntar de qué no se trataba, que por aquello de las excusas no pedidas ayuda a que se entienda más fácilmente. “No se hace contra nadie, contra nada, ni como contraposición a ninguna cosa”, se apresuró a delatarse el fan de Vetusta Morla. ¡Acabáramos! Hasta el que reparte las cocacolas comprendió que la intención es montar un sarao que dé réplica institucional y sopas con honda a la conferencia de Aiete, aquella que se perdió porque estaba de bisnes en USA.
Y claro, como sobra la pasta, el jolgorio debe ser por todo lo alto. Más grande, más glamuroso, más megaplural y más chachipiruli que la sosada solemne que organizaron los de la acera de enfrente en octubre. ¿Kofi Annan, Gerry Adams? ¡Menudo par de siesos! Más vistos que el hilo negro, además. No son ni la mitad de chics que Susan Sarandon, Antonio Tabucchi o el entrañable nonagenario Stephane Hessel para darle un lustre rojoide al evento. Van a saber estos lokarrieros y quienes los manejan lo que es internacionalizar el conflicto con arte y con salero.

Margarito López

Siempre parece imposible que el huésped de Ajuria Enea supere sus récords sucesivos de canelismo político, pero lo hace sin despeinarse. Y esta vez, además, avisando de antemano para que la cantada tenga aun más eco, como si en el fondo disfrutara haciendo el pardillo en público. Con asesores así, quién necesita enemigos. El martes por la tarde las cejas enarcadas llegaron al techo de las redacciones al recibir una convocatoria en la que se informaba de que su excelencia coscojalera iba a dirigir un mensaje al mundo sobre su postura respecto al conflicto en el metro de Bilbao.

Más allá de la estupefacción ante lo que suponía pasarse por el arco del triunfo a su consejero y a la panda de ineptos que han convertido en un mal tren chuchú lo que fue un notable servicio público, los alucinados plumillas empezamos a cruzar apuestas por el disfraz que llevaría en la comparecencia. Dos o tres almas cándidas barruntaban que saldría de bombero conciliador. Los demás, que conocemos el paño, estábamos convencidos de que aparecería aviado de pirómano, con una tea y un bidón de gasolina en ristre.

Con López pensar mal y acertar es todo uno. Ahí que se plantó el faro de Portugalete a advertir a los malvados sindicalistas de que se les caería el pelo si por su culpa un solo ciudadano se quedara sin su talo, su txakoli o el calendario de la BBK el día de Santo Tomás, aberri eguna de la transversalidad. Para que luego se dude del vasquismo del PSE. Del socialismo, mejor no hablamos, con servicios mínimos del 95 por ciento y la amenaza de mandar a Lanbide a los levantiscos para que Gemma Zabaleta los remate con la mano izquierda.

Podrá contar a sus nietos que una mañana heroica fue como el campeón Pepe Blanco o la lideresa Esperanza Aguirre. O mejor, como el modelo de ambos en las escabechinas obreriles, Margaret Thatcher. Desde ayer Patxi es Margarito, caballero de latón, que a hierro no llega.