Estos días seguro que os estáis encontrando en los montes y caminos con el estallido de colores de la mimosa o «acacia dealbata». Su flor es de las más madrugadoras, nos da una pista de que la primavera no anda lejos. Este árbol de la familia de las leguminosas tiene su origen en Australia, en la isla de Tasmania. Sus ramas están repletas de racimos de pequeñas flores amarillas que deslumbran en los campos y montes. Y qué deciros de su olor, desprende un fino aroma perfumado que no os dejará indiferentes. Ahora bien, no os dejéis deslumbrar por su belleza, ya que se trata de una especie invasora, constituye un peligro para los árboles y ecosistemas autóctonos.
Fotos: Iker J. Eraso.
En la Antigüedad era considerada un símbolo solar, y no solo por tener un color amarillo intenso, sino también porque sus hojas se abren con la luz del sol del amanecer y se cierran al ocaso. Una característica muy curiosa de esta planta es que al mínimo toque de sus hojas se contraen sobre el tallo como si se cerraran. Es un mecanismo de defensa frente a depredadores.
Se han encontrado sarcófagos egipcios de su madera, seguramente debido a su resistencia al moho. Hoy día la podemos encontrar en parques, calles y paseos por su gran belleza y color.
El aceite esencial de la mimosa tiene propiedades antisépticas y astringentes, por ello se utiliza en la fabricación de jabones y perfumería, y claro está también por poseer un suave y agradable perfume.
En definitiva este árbol y sus pequeñas flores tempranas son un aire fresco, un adelanto del estallido de colores y olores de la primavera. Su amarillo madrugador alegra la vista y el alma del caminante de los primeros meses del año.
Tengo una mimosa que compré pequeña y ahora debe tener dos años, pero sus flores no huelen. ¿Eso es normal?
Hola buenos días Leona. Quizás sea otra variedad muy parecida? Gracias por tu comentario.