Organizar un banquete, y que este sea un éxito, es tarea de profesionales del sector hostelero y organizadores de eventos.
Sin embargo, es relativamente sencillo, además, que nos salga gratis.
Será suficiente con que alguno de nuestros invitados, este afectado por algún brote de virosis gastroentérica ,para desencadenar un cuadro, no generalizado ,pero sí moderadamente intenso, que afecte un número considerable de los comensales. Un reducido número de ingresos hospitalarios, de las personas de mayor riesgo, será lo siguiente. Y que contemos con la amistad de algunos profesionales sanitarios, con un desbordado sentido del corporativismo, para cerrar el ciclo, consumará el acto.
La primera causa de desordenes gastrointestinales a nivel mundial está causada por los llamados Norovirus.En un estudio reciente del Instituto para la salud Holandés, RIVM ,se valora la incidencia de los diferentes genotipos que causan estas gastroenteritis en Europa, y las vías de transmisión más importantes. La dificultad en el control de la propagación de la enfermedad, debido a sus múltiples vías de dispersión, reduce la eficacia de las medidas correctoras. Puede propagarse también a través del agua, medioambiente o el propio alimento. Se valora en un 14%, el porcentaje atribuido a la vía alimentaria.
No obstante, la dificultad está en que para evidenciar la transmisión alimentaria, deberemos aislar el agente causal, y valorar su genotipo. Constatar, en definitiva, que el alimento es el desencadenante de esta situación. En la mayoría de las investigaciones efectuadas sobre presuntas intoxicaciones, no se concluye con el aislamiento del agente vírico, desgraciadamente. La EFSA, agencia europea de seguridad alimentaria, anima a las instituciones, a mejorar con los avances técnicos que ahora son más accesibles. No obstante, la indefensión a la que está expuesto el restaurador es innegable.