Otegi y la Realpolitik

Domingo 16 de septiembre de 2018

Dicen que la política es el arte de lo posible. Y de hacer posible lo necesario. La política no es hacer ni lo que uno quiere, ni lo que quieren cuatro. Es armonizar intereses dispares. Para imponer ya está Maduro.

Hasta ahora Otegi y su mundo de la IA no lo veían así. Euzkadi tenía que ser independiente, socialista, unificada y euskaldun y para eso se utilizaba la lucha armada. Muy tarde descubrieron que ni ética, ni estratégicamente el apotegma era válido. Ni la independencia vale ni la sangre de un colibrí, ni una sociedad se puede asentar sobre el valor de la fuerza y la imposición, como de alguna manera lo vivimos los vascos desde la pérdida de la foralidad en el siglo XIX. Nos quitaron todo a sangre y fuego.

Estos días le hemos visto a Otegi con pensionistas. Esas asociaciones y plataformas de pensionistas que se entrevistaron con él le dijeron que no asumirían ninguna política jurídica ni económica que persiga romper o dividir la Caja Única de las pensiones públicas. Y ese es el discurso del PP y del PSOE, así como el de Ciudadanos y Podemos. Es decir, una cosa es lo que tú quieres y otra la realidad que puedes llevar a la práctica sin violencia y con persuasión y eso teniendo toda la razón. Esa es la realidad.

A mi esa realidad no me gusta. Y nosotros la sufrimos cuando negociamos en 1996 con Aznar. En cuanto salió a la palestra la petición de la transferencia del régimen económico de la Seguridad Social que está en el estatuto de Gernika, los secretarios generales de CC.OO y de UGT, Fidalgo y Cándido Méndez    se presentaron en la sede del PP, Génova 13 y le dijeron que si se le ocurría cumplir esa ley orgánica le iban a recibir con una huelga general pues la Caja Única no se rompía y Aznar nos dijo que ese tema no lo podía ni tocar. Y ahí quedó.

De hecho, lo único que cualquier partido ha hecho por las pensiones fue cuando le sacamos a Mariano Rajoy a cuenta del apoyo presupuestario ajustar las mismas al IPC, retrasar el factor de sostenibilidad, apoyar a las viudas y subir algo las pensiones sacando dinero de donde teóricamente no lo había. Y de ahí el berrinche del PP cuando al poco apoyamos la Moción de Censura. Y a eso se le llama hacer política y convendría que Otegi comience a aprender a hacerla porque el todo y la nada siempre te llevan a la nada.

Y también a algunos hipercríticos pensionistas de la IA que cada lunes se ponen debajo del ayuntamiento de Bilbao y son de la IA y son incapaces de reconocer que los únicos, los únicos que hemos logrado algo para ellos, que tienen toda la razón en sus demandas ha sido el PNV porque lo que es la IA solo ha vociferado y si se siguen sus pautas del todo o la nada, es que se quedan en la nada. Su trayectoria les avala.

Y miren ustedes lo que ha pasado en Cádiz.

El gobierno Sánchez con buen criterio rechazando el horror de la guerra y después de decir que no vendería 400 bombas a Arabia Saudita, ante el broncón de los trabajadores de sus astilleros que veían un pedido de cinco corbetas con un contrato de 1.800 millones de euros suspendido, no le ha quedado más remedio que echarse para atrás ya que, como dice Kichi el alcalde de la ciudad “entre el pan y la paz, el pan”. El arte de lo posible.

Kichi es un burgués que quiere matar niños. Pues no. Solo que se ha tenido que plegar a la realidad. Mala realidad.

Y para justificarlo todo sale Borrell y dice que las bombas no son para matar gente. El fin justificando los medios.

Dos ejemplos en una semana.

Estoy con Otegi que hay que romper la Caja Única y que no hay vender las bombas. De acuerdo. Pero, ¿y las consecuencias de esas decisiones?.

A eso se le llama Realpolitik que no es cinismo ni hipocresía y, aunque a algunos no guste, eso es lo que viene haciendo el PNV desde hace 123 años.

Están muy bien las proclamas y los tipos que con megáfono encabezan la manifestación y sacan pecho, pero, ¿qué pasa después?.

Vamos Arnaldo. Aprende un poco.

Un comentario en «Otegi y la Realpolitik»

  1. Y luego vendrá el Concierto.
    Viva «La Pax romana» sin libertad ni democracia, a tragar toca y como nos tiene calados…
    Ya no infundimos mucho respeto en Madrid.

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