Mikel Antza, discípulo de Ghandi

Mikel Antza

Hay veces en las que uno lee informaciones sobre ETA y no se entera de gran cosa.  Es lo que me ha pasado tras leer que Mikel Albisu “Antza”  explicó al tribunal de París que le juzgó junto  a otros nueve presuntos miembros de ETA el significado del hacha y la serpiente, el anagrama de ETA. “Hay que utilizar la fuerza con inteligencia, no la fuerza bruta”, expuso tras puntualizar que la ideología inicial de la organización nacida hace medio siglo no era el marxismo-leninismo. Desde luego no precisamente el cristianismo.

El ex jefe del aparato político pidió la palabra para formular observaciones al resumen de la historia de ETA efectuado por un experto policial del antiterrorismo francés. Dijo que podría tirarse varios días hablando para rectificar las “mentiras, manipulaciones de hipótesis de una versión bastante “sui generis”.  Pero se limitó a plantear un par de puntualizaciones.

En primer lugar, se desmarcó de la presentación de ETA como una organización de obediencia marxista-leninista. Para ello trajo a colación el ideario de su padre, Rafael Albisu Ezenarro, integrante del núcleo fundacional. “Lástima que no esté aquí porque les diría que él era socialista humanista, le gustaba Ghandi y la no violencia. Desde luego, no era marxista-leninista”, aseveró. Seguramente su padre no, pero la actual dirigencia de ETA, sí.

La víspera, en su semblanza autobiográfica, había declarado que conoció a su padre a los dos años de edad cuando estaba preso en la cárcel de Soria. El hoy ingeniero industrial jubilado cumplía condena por el intento de hacer descarrilar un tren que transportaba excombatientes franquistas a San Sebastián para conmemorar el 25º aniversario del 18 de julio. Cuenta la leyenda que los saboteadores se confundieron de vía.

Albisu hijo, que entonces tenía apenas 40 días de vida, también desmintió el simbolismo otorgado por el testigo policial a la serpiente enrollada en el hacha: la combinación de la lucha político (serpiente) militar (hacha). “Ese logo fue creado por un soldado vasco del 36, un anarquista que se refugió al otro lado de la frontera con una miliciana que defendió Irún hasta el último momento”, afirmó. Ya me extraña.

Según su explicación, el hacha significa “golpear” y la serpiente, “ser inteligente”. “Hay que utilizar la fuerza para defenderse porque estamos invadidos. Pero no la fuerza por la fuerza, sino la fuerza con inteligencia”, dijo antes de traducir el lema “bietan jarrai”: “Hay que seguir en las dos vías”. La política y la militar. Y él, hasta ahora, la militar. Por eso está encarcelado. Sin embargo apela a Ghandi. Que no está mal, aunque lo que hace nada tiene que ver con aquel hombre que nunca mató a nadie, sino, en todo caso, estuvo dispuesto a morir por una causa. No a matar por ella.

No me digan que todo esto no es contradictorio. Le gusta Ghandi pero se declara de ETA, dice que la fuerza hay que aplicarla con inteligencia, pero reivindica el lema de ETA “Bietan Jarrai” que significa que hay que seguir en las dos vías, es decir la del hacha, la fuerza y la de la serpiente, la política. Y para colmo se dice humanista y no marxista leninista. O quiere engañar al juez, o tiene una inmensa empanada mental, o no sabe nada de la resistencia pasiva de Gandhi, pero todo esto junto no se puede dar. Sin embargo  esto es lo que hay en ese mundo tan alejado de la gente normal de Euzkadi. Lo malo es que se creen sus salvadores.

La «Seducción Democrática» que a Arnaldo le produce Egiguren

El domingo se publicó en El País una larga entrevista a Arnaldo Otegi, éste en la cárcel. Si Mac Luhan decía que «el medio es el mensaje», la cosa, estaba clara. La entrevista no se produjo en las páginas de Berria o de Gara, sino en El País, con permiso de Pérez Rubalcaba y dirigida a la pa­rroquia socialista y a la cúpula del PP.

La entrevista no era personal. Era un cuestionario y, en la cárcel, se tiene todo el tiempo del mundo, por lo que cada palabra estaba pesada y medida. Esa era otra de las peculiaridades del mensaje de Otegi.

Me llamó la atención las muestras de aprecio por Jesús Egiguren, presidente del PSE. A nadie más hizo carantoña alguna. A Egiguren si. Incluso corroboró algo que se sabía, aunque no se había confirmado y que era el que tras el atentado de la T-4, inmediatamente tuvo un encuentro con Egiguren.

Me llamó la atención la confirmación de lo que en su día se le dijo a Otegi y él recha­zó que fue que toda la propuesta de Anoeta, la de la rama de olivo y la de sacar la violencia de las calles, no tuvo la suficiente maduración y cocina. Ahora reconoce que se equivocaron.

Me llamó la atención de que habla que los socialistas les impiden presentarse a las elecciones porque estos tienen miedo a “un bloque popular nacionalista”. Mi pregunta es ¿con quienes y entre quienes?.

Me llamó la atención que Otegi utilizara una palabra maldita. Por lo menos lo fue para Josu Jon Imaz cuando habló de que había que seducir a España. Otegi utiliza la de “seducción democrática”. A Imaz le montaron una gran bronca. A Otegi no. Y no hay cosa más seductora que la democracia.

Otegi se opone a la violencia, pero no la condena. Lo suyo es no romper con ETA y no condenar. Podemos estar así otros quince años, aunque no lo parezca. Darle vueltas y más vueltas al molinillo.

Lo que más me gustó fue leer en sus labios que la violencia debe desaparecer de forma «unilateral, permanente y verificable». Me hubiera gustado que hubiera añadido: “por razones éticas y humanas”, pero ya sé que esto es mucho pedir. Lo de ellos no es centrar la acción en el ser humano, sujeto de derechos.

Y al final lo suyo es “la lucha por la independencia y el socialismo en Euskal Herria». Lo de la independencia como señuelo, como papel de regalo. Lo del socialismo real me lo creo. Y para eso hay que cambiar al nombre a Euzkadi por Euskal Herria. Que no tenga el menor toque sabiniano. Pero eso será, en breve, la gran discusión. De qué tipo de Euzkadi estamos hablando.

De todas formas mejor esto, que no lo que hemos visto en el pasado reciente.

Pero me gusta más el camino del PNV. Ciento quince años luchando por Euzkadi, día a día. Y respetando a las personas.