No sé las veces que lo he dicho, pero lo voy a repetir ahora: el atletismo es de los deportes más justos que hay y en el ultra fondo la justicia es casi ley.
A las 6:00 de la mañana del sábado un café me esperaba. La mochila estaba lista, por los pelos, pero lista. El viernes el semáforo de la cuarentena se puso en ámbar …menos mal que no cambió de color. Hasta las 20:00 no decidí que iba a acudir a las 12h de Ciudad Real. 6 de la mañana, un café, mucha radio y muchos kms… nos vamos a correr durante 6h en una pista de 400m.
Estos viajes me encantan, me encanta conducir mientras escucho la radio. De pequeño quería ser transportista. No es excusa, tenía la oferta de un buen amigo para dormir esa noche allí y llegar a la salida descansado. Si hubiera albergado la más mínima opción de disputar la prueba, hubiese hecho noche allí… no era el caso. Iba a entrenar y para eso no me hacía falta más.
A las 12:30 ya estaba en la pista esperando a recoger mi dorsal y hacerme la pertinente prueba de coronavirus. Tiempo suficiente para hacerme el box, esperar y relajarme antes de la tormenta. Durante este tiempo perfilé la táctica. El coche marcaba 35º, iban a verse cadáveres… ¿cuántos? … teniendo en cuenta que mi ritmo iba a ser muy lento entendí que el calor no me iba a afectar tanto como al resto. Es más, ante la ausencia de talento y en este caso de entrenos, cuanto peor, mejor. La táctica era, por tanto: salir detrás e intentar hacer una maratón en 4h y esas 2h restantes sobrevivir…
Las carreras de ultra fondo a tiempo son «sencillas», se trata de mantener un ritmo crucero durante el mayor tiempo posible y luego gestionar la crisis. Hay gente que esa crisis le llega transcurrido el 80% de la prueba y el ritmo no les decae mucho… Pueden pasar de correr 5h a 5:00 a 6:00 la última hora… por decir algo. Esta gente es la que triunfa. Y esto es la clave del entrenamiento para estas pruebas. Obtener un ritmo de carrera infinito y gestionar la caída. Yo esto lo sabía y sabía que iba a petar relativamente pronto, ya que una cosa es ser valiente o tener unos cojones como balones de balonmano y otra correr 6 putas horas… No tenía ni ritmo, ni resistencia…
Puntuales a las 15:00 y con más calor que en el infierno se daba la salida. Enseguida me coloqué el último. No como táctica, es que la vida me puso ahí… yo cual reloj suizo, iba marcando el ritmo que creía bueno, y así aguanté lo que había entrenado desde semana santa, unas 2h. 17:00 un sol de justicia y me quedan 4h… ¿Qué hago aquí? Trabajar amigo… ahora empieza el entreno.
La vida me ha enseñado a sufrir, lo que no me ha enseñado es a correr. Ahora tengo la oportunidad de demostrarlo. La siguiente hora me pegué a una chica de Coslada. Por arte de magia, me recuperé, y cambié el ritmo… apreté porque me veía bien. Error. Error de los graves. El único que cometí. En estas carreras las recuperaciones así no se dan y más cuando ya estaba en reserva.
Hasta la última hora de carrera, fue un penar… caminar «trotar» y luchar…mucha lucha. Primero me dio un flato brutal y luego me empezó a doler la espalda. La espalda no me preocupa, pero ante la más mínima posibilidad de que fuesen los riñones, bajé aún más el ritmo (ya muy bajo). Lo del flato lo achaco a beber entorno a 4l de agua… no suelo beber mientras entreno, pero el día lo pedía. Estos son los problemas del ultra fondo.
Como por arte de magia o por las brasas que aún quedan en mi interior de un pasado mejor, en la última hora y viendo que si corría 8km en 1h podría acercarme a los 50km, me volvieron las fuerzas. Fuerzas de risa… porque correr 8km en 1h será como correr a 7min/km…De ahí hasta las 21:00 que era la hora tope, pude correr. Pude sentirme otra vez ultrero. Esa sensación de saber que estás muerto, pero aún puedes seguir… esa sensación de saber que otra vez has vencido a la ciencia… esa puta sensación.
50km, mejor dicho 49,6km. Es lo que conseguí correr… muy poco si quieres estar en la pomada. Muy poco. El calor era para todos, correr entorno a una pista era para todos… todo era igual. El ultra fondo es democracia. Y ahí, es de donde los que tienen clase destacan y el resto sobrevivimos…
Valoraciones… bueno pues a nivel deportivo es lo que valgo ahora mismo. 1mes parado da lo que da… si hubiese corrido en enero pues igual me hubiese ido mejor… y si y si y si…y si mi abuela tuviera cojones sería mi abuelo. A las carreras se viene llorado de casa. Estoy contento por no haberme retirado las 89076528349 veces que me lo planteé. Estoy contento por haber corrido como un ultrero, pero el resultado es una mierda. Lo bueno? que de aquí vamos para arriba.
Prueba finiquitada… recogemos todo, nos montamos en un clio y devuelta a casa. 6h de carretera. Así es la vida de un profesional. A día de hoy apenas tengo secuelas, es cierto que mi penoso estado físico me impidió petar a nivel muscular, así que hoy nadaré y mañana vuelta al trabajo. Si la vida no te da talento, que por lo menos te de capacidad de trabajo. El día 12 de junio tengo los 100km de Santander. Son muchos, una cosa es ser valiente y otra imbécil. No estoy para esas distancias, saldré a ver cómo se dan los 50km y luego valoraré si hago 50km, 60,70… o lo que sea.
Quiero agradecer a toda la organización de la prueba el trato y el esfuerzo de organizar una prueba con la que está cayendo. Hacernos pruebas de covid a los corredores y acompañantes… Pero sobre todo a los voluntarios… 12h muchos de ellos viendo pasar a gente mientras te daban agua con una sonrisa. En especial a mi amigo Iván Palero, que puede que sea el que más corrió de todos y eso que ni participaba. Con una sonrisa y llamando por el nombre a los participantes, nos dio agua y lo que hizo falta bajo un sol de justicia… GRACIAS