Si preparáis esta receta sugiero antes de ponerse a hacer la masa, conseguir una lata para según las tengamos «escurridas», espolvoreadas de azúcar y apartada una ración para probarlas,… con el resto las guardamos en la caja, cerramos y las escondemos a cal y canto para evitar tentaciones porque detrás de ese aspecto rústico se esconden unos bocados deliciosos. Bolitas de rosquilla…, a por ellas!!! … preparamos los ingredientes, … por supuesto ya con el delantal puesto… y empezamos. INGREDIENTES: 350 g de harina de repostería, 2 cucharaditas de levadura tipo Royal, 100 g de azúcar, 1 cucharadita de vainilla (o anís, o ron, o el aroma que más os guste), 2 huevos, 1 pizca de sal y 100 g de mantequilla blandita. Para freír: aceite de oliva. Para espolvorear: azúcar glass. ELABORACION: En un bol echamos la harina, la levadura y la mezclamos. Añadimos el resto de ingredientes y amasamos hasta conseguir que la masa esté espesa y todo los componentes estén bien unidos, con una textura como el de las rosquillas. Si tenemos un robot de cocina empezaremos a amasar primero a velocidad baja y a medida que se vayan integrando los ingredientes subimos la velocidad hasta conseguir una masa compacta. Una vez tenemos la masa lista, hacemos una bola con ella, la cubrimos con film y la guardamos en la nevera una media hora. En una sartén alta o en un cazo echamos abundante aceite y calentamos a temperatura media alta. Sacamos la masa del frigorífico y con una cucharilla vamos sacando pellizcos y con las manos untadas con un poco de harina vamos formando las bolitas. Echamos las bolitas al cazo para que se vayan friendo (hay que tener en cuenta que crecen bastante por lo que tenemos que freír pocas cada vez). Al principio se quedan en el fondo del cazo, pero enseguida salen a flote y cuando están doradas sacamos y dejamos sobre papel de cocina para que desengrasen. Por último, las espolvoreamos con azúcar glass y ya podéis empezar con esta dulce adicción. Espero que os gusten.