Día 26 de julio, 28º soleado.
Nos levantamos muy pronto para lanzarnos a la carretera.
Hoy dejamos Kansas y nos dirigimos a Oklahoma.
Salimos de Baxter Springs y encontramos a Marsch Arch un puente llamado así en honor de su arquitecto Barney Marsch siendo actualmente el único puente que queda en pie de los tres que formaban parte en Kansas de la Route 66. Restaurado en 1994, ahora se ve muy bonito pintado de blanco y desde el 2010 hay un grupo de voluntarios que cuidan el buen estado del puente.
El paso por Kansas por la Route 66 es muy corto, tan sólo tenemos trece millas hasta que alcanzamos Oklahoma, pero a Kansas se le reconoce que consiguió ser el primer Estado en tener todo el tramo pavimentado.
Seguimos por la carretera hasta llegar a Oklahoma llegando a Miami donde visitamos un teatro precioso el Coleman Theatre construido en 1929 con un presupuesto impresionante, cerca de 600.000$. Está en la calle principal y merece la pena intentar entrar al interior y dar un vistazo a un antiguo órgano que aún se conserva y que se llama The Mighty Wurlitzer.
En la misma calle nos encontramos con el Waylan´s Ku-Ku Burguer una hamburguesería con un letrero de neón muy sugerente y divertido, famoso por sus hamburguesas y sus cucuruchos de helado con unas líneas muy golosas.
Pasamos por Chesea donde disfrutamos con estos bonito murales .
Y nos acercamos hasta Foyil para visitar el Totem Pole Park un parque creado por el artista Ed Galloway que durante 25 años fue construyendo totems con objeto de homenajear a los indios americanos. El parque es muy interesante y sus amigos cuando falleció colocaron un cartel que recogía las palabras que daban sentido a la obra de su amigo. «Toda mi vida he hecho lo mejor que he sabido. He construido todas estas esculturas junto a la carretera para ser tu amigo» Ed Galloway.
Entrañable, el trabajo de toda una vida, un compromiso con la cultura india y que hoy en día sigue siendo visitado por miles de personas. El parque es una delicia, hacía una temperatura estupenda y estuvimos un buen rato disfrutando de este parque tan colorista.
Salimos de Foyil siguiendo la ruta y atravesando un paisaje precioso, admirando los ranchos que están a lo largo de nuestro camino, viendo al ganado pastar y los grandes fardos de hierba esperando su recogida.
Seguimos visitando librerías disfrutando del rincón siempre muy amplio que dedican a la cocina. Libros sobre gastronomía, muy cuidados y que con la pasión que tenemos por la comida siempre pasamos fisgoneando unos ratos impagables.
De inmediato, tras ver unas cuantas recetas apetitosas no quedó otra que acercarnos a por provisiones.
Empezamos por las verduras, seguimos por la locura de sus salsa y cuando nos vinimos arriba, no quedó otra que hacernos con nuestro Warhol particular.
Llegando a Catoosa hicimos un alto para disfrutar de un refrigerio a base de patatas fritas y unos melocotones impresionantes y nos adentramos en este rinconcito a orillas del río que parece sacado de un cuento victoriano. Pues sí, cayeron los melocotones, por supuesto desaparecieron la patatas fritas, unos buenos tragos de un manantial de Oklahoma y por supuesto algunas fotos para no olvidar. Yonkipin Lake, un paraíso.
Y ahora sí llegamos a Catoosa donde Hugh Davis construyó la ballena azul en la década de 1970 como un regalo de aniversario para su esposa Zelta, que coleccionaba figuritas de ballenas. Originalmente el estanque que rodea esta enorme ballena estaba destinado sólo para el uso familiar, sin embargo, como muchos lugareños comenzaron a llegar para visitar a la “Azulona” y de paso aprovechaban para disfrutar de sus aguas, Davis preparó la zona y abrió al público un bonito parque de atracciones acuático.
El matrimonio mantuvo abierto el parque hasta 1988, más tarde ésta pareja de románticos fallecieron y la ballena quedó allí varada y abandonada hasta que los voluntarios de la Route 66 la restauraron y abrieron de nuevo y ahí está dispuesta a permitirte entrar dentro de ella y subir por una escalera hasta lo alto de la cola, desde donde hace años se podía saltar al agua. Hoy en día no está permitido el baño en la pequeña laguna, sin embargo el área de picnic está preparada y te encuentras con una coqueta «wagoneta» en el parque para disfrutar de deliciosos helados.
Llegamos a Tulsa que además de ser la segunda ciudad más grande de Oklahoma, ha sido denominada la capital mundial del petróleo por jugar en esta industria un papel fundamental. Está bañada por el río Arkansas que llega hasta Catoosa siendo el puerto fluvial más interior de los Estados Unidos. Se trata de una ciudad donde podemos descubrir uno de los museos de arte mejores de Estados Unidos el Philbrook Museum en Villa Philbrook, construida en 1926 por Edward Delk Buehler (1885-1956), un arquitecto de la ciudad de Kansas, que diseñó esta villa italiana del Renacimiento en un terreno propiedad del petrolero Waite Phillips como un lugar donde sus dos hijos pudieran entretener a los amigos.
Cuando se mudaron, su hija Helen tenía dieciséis años, su hijo Elliott tenía diez años.
En 1938 Waite Phillips anunció que dedicaba esta mansión de 72 habitaciones y sus alrededores (unas 23 hectáreas de terreno) a la ciudad de Tulsa como un centro de arte, permaneciendo desde entonces intacta la residencia original y habiéndose realizado nuevas instalaciones y jardines que complementan esta clásica atracción de Tulsa.
El nacimiento de la ciudad de Tulsa (que ha sido considerada como una de las mejores ciudades de gran tamaño de los Estados Unidos para vivir), se origina en el territorio indio donde estaban reubicadas las tribus de los Choctaw, Cheroquis, Creek, Chickasaw y la Seminole.
Estas tribus se trasladaron aquí tras ser expulsados de su tierra natal y se establecieron bajo un roble que llamaron «Tallasi», que significa «ciudad vieja» en la lengua Creek, que más tarde se convirtió en «Tulsa».
En Tulsa también nos pasamos por un clásico de la Route 66, el Tallys Café un sitio muy recomendable para comer algo y donde las camareras están continuamente pasándose con la jarra de café sirviéndote.
Al salir descubrimos una tienda de antigüedades maravillosa donde nos pasamos un buen rato disfrutando de los miles de cachivaches que ofrecía, …maravillosos rincones donde encontramos algún que otro libro encantador y por su puesto esos manteles-tapete vintage para el hogar que no pudimos remediar adoptar por muy poquitos dólares.
Alegres con nuestras “reliquias nos acercamos al motel y disfrutamos de una cena ligera con un aceite de California, un atún y sardinas de San Diego y luego frutas y verduras locales, acompañadas de nuestros libros de cabecera de reciente adquisición.
Ossy se hizo con la Biblia de nuevo y dormimos del tirón.
Hoy hemos recorrido 216 millas, estamos en Oklahoma y mañana … más.
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