Sin dejar de celebrar este nuevo tiempo de Paz que acaba de inaugurarse, y que apela directamente a la LIBERTAD tanto tiempo añorada, tanto tiempo esperada, tanto tiempo peleada, una no puede menos que sentirse feliz y fascinada por el período que ahora se abre… será la falta de costumbre!
Sin embargo, no es menos cierto, que cierta tristeza me invade por todas y todos aquellos que habiendo querido vivir este momento histórico, se han quedado en el camino. Me refiero a los que yo denomino las “víctimas dormidas”. Son aquellas personas anónimas que la muerte les arrebató la vida en medio de esta larga penuria que hemos vivido durante medio siglo, que se dice pronto!. Familiares, amigas y amigos, compañeras y compañeros que aportaron su granito de arena en esta larga lucha, pero que ya no están aquí. Fueron víctimas de un accidente o una terrible enfermedad que se los llevó para siempre. Pero como individuos anónimos formaron parte de la lucha activa, de la forma que ellos sabían o podían hacerlo.
Sin ir más lejos, mis padres que sin tener apenas conciencia de clase, ni ser personas en absoluto ideologizadas, pero que en su forma de vivir eran rabiosamente democráticos, recuerdo que de las pocas veces que les vi movilizarse por algo durante toda su vida, fue cuando acudieron a la manifestación por el asesinato de Miguel Angel Blanco. Es sólo un ejemplo de personas que sin ningún tipo de protagonismo estaban allí, entre tantas otras más, ayudando a dar un paso hacia adelante en el proceso hacia la Paz. Vivieron durante toda su vida una Euskadi siempre amordazada y no han tenido el privilegio de ver cómo la mordaza desaparecía.
Todas y todos, de una u otra manera, hemos sido víctimas de la violencia y de la falta de libertad en Euskadi. Cada persona lo ha vivido a su manera, pero hemos tenido la suerte de llegar hasta aquí y poder disfrutar de este momento. Estos días, quién no recuerda algún ser querido con el que le hubiera gustado brindar. Estos seres se merecen hoy, un poquito de protagonismo y agradecimiento, porque ellas y ellos perdurarán en nuestra memoria y porque en el fondo, no se han ido para siempre: duerman en Paz!
Todos hemos sido victimas, pero cuanto os costaba a la inmensa mayoría revelaros contra esa sociedad podrida, donde lo que imperaba eran los principios de la Cosa Nostra: ver, oir y callar
Los pocos que levantábamos la voz eramos tildados de fachas y extremistas, una sociedad sana no pude plegarse a las exigencias de nadie
Mucho ánimo, más vale tarde que nunca, pero aunque el camino se ha allanado, pienso que no está completamente despejado y la sociedad es la que tiene que pelear por su propia LIBERTAD
Un beso fuerte mona