¿Dónde está Millán-Astray?

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No, no me ha dado un ataque de añoranza fascista  rememorando y echando de menos al fundador de la Legión española. Simplemente es que unas verdaderas nostálgicas, que estaban detrás de mi viendo el sábado la ópera Carmen, se hacían esa pregunta a los pocos minutos de empezar la representación. Y es que asistiamos atónitas a una Carmen, con un escenario abarrotado de legionarios -sin cabra-, que desde el principio denunciaba el desprecio a la disciplina sinsentido del ejército y del machismo exacerbado del que sigue impregnado, para mostrarnos de forma simple y pura la esencia de la historia: que un crimen pasional es realmente violencia machista, alejándolo así de los estereotipos del amor romántico que durante siglos lo ha justificado.

Y es que esta Carmen bajo la dirección escénica de Calixto Bieito, es la prueba de que un libreto puede ser reinterprentado, actualizado y adaptado a los tiempos que corren. Sin complejos. Simplemente espectacular. Pero me temo que no toda la audiencia pensaba lo mismo. Ya en el entreacto se veían me temo, más caras de indignación y sarcasmo que de admiración. Esto es Bilbao!.

En la ópera, más que a menudo las mujeres son malvadas,vilipendiadas, ridiculizadas y pierden su vida casi siempre por amor: o se inmolan o son asesinadas, por lo que el machismo de los libretos que las inspiraron está con demasiada frecuencia presente. Pero es verdad que debemos hacer un ejercicio de contextualización -no justificación- de la época en que fueron escritas las obras magistrales de por ejemplo Shakespeare, Scribe, Schiller, Victor Hugo y un largo etcétera, y que fueron elegidas por los grandes autores operísticos para crear las óperas que hoy no nos cansamos de ver. Así, también es cierto que este género ha dado a luz grandes mujeres como esta Carmen, la Violeta de La Traviata o Aida…

Soy consciente cuando afirmo, aunque a muchas personas no les guste, que Carmen es una ópera feminista y si había alguna duda de ello, ayer Bieito lo dejó bien claro. Sin tópicos andaluces, con banderas que se usan para tomar el sol sobre ellas a modo de toalla o para limpiar los cristales de un coche, hecho este que provocó la alarma de una las señoras de detrás que espetó indignada: “qué horror hacer eso con la bandera: en mi vida he visto nada parecido!”, y sobre todo, con un final emocionante: Carmen y José solos en el escenario sin ningún adorno ni mobiliario: ella negándose a dejar de ser libre e independiente, y él indignado porque ella ama a otro hombre, violándola  y sesgando su vida de un tajo en la garganta.

Fue tan impresionante su puesta en escena que hubo desnudos masculinos, prostitutas descaradas y una Carmen inmensa, más por su actuación que por su voz, quitándose las bragas en una escena ante el estupor general. No es de extrañar por tanto, que cuando el equipo de dirección escénica saliera a saludar hubiera pataleo y bravos al mismo tiempo. Hubo mucha gente que salió muy indignada: “qué grosería, esto no es una ópera sino una opereta”. No volví a ver a las que echaban de menos a Millán-Astray. Nostálgicas empedernidas, seguro que salieron diciendo la frase que más le gustaba a su héroe,“Viva la muerte”, sin darse cuenta de que Carmen es una amarga denuncia de la misma y un canto a la libertad… eso sí, de las mujeres!. Me temo que no entendieron nada.

Alarma: esas locas feministas!

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Esas «locas feministas» han conseguido organizar una concentración en Madrid bajo el lema de “El Tren de la Libertad” con mujeres que han llegado desde todos los puntos del estado español para oponerse a la ya denominada Contrarreforma (mejor diría yo, Cruzada) de Gallardón.

Si alguien pensaba que el feminismo ya no existía, que vaya tomando nota porque aquí está la muestra de que no es así. 30.000 personas, la mayoría mujeres y muchas de ellas recorriendo cientos de kilómetros, han demostrado hoy que las feministas se movilizan si es necesario. Y en este caso lo ha sido. Aunque es verdad que el feminismo no tiene la fuerza de los años setenta y ochenta, no lo menosprecien. Es posible que esté fragmentado, y ésto en mi opinión no siempre es negativo, y es posible también que haya perdido poder de convocatoria. Hasta ahora. El movimiento feminista tiene muchas virtudes, aciertos y encuentros. En su haber sin duda, y como movimiento social que es, desencuentros y desaciertos. Pero si algo tienen en común todas las feministas y todos los feminismos que co-existen en el siglo XXI, es su firme decisión de no permitir que a la mujer se le despoje de sus derechos, y menos de los que ya ha conseguido hasta ahora a fuerza de sangre, sudor y lágrimas. Y esto no es un recurso retórico, es la purita verdad, sólo hay que leerse algunos libros al respecto. Y así , históricamente el feminismo siempre ha conseguido una unidad férrea en torno al derecho al aborto: al derecho a decidir de las mujeres sobre su vida, su cuerpo y su maternidad. Ahí, señores se encuentran con un muro infranqueable.

Para nosotras las feministas, y muchas mujeres que no lo son (o que no les gusta reconocer que lo son- de eso ya hablaremos otro día-), el tema del aborto es intocable, porque con esta furia incontenible que la ha entrado a la derecha más reaccionaria y a la Iglesia por reformar la Ley del Aborto, atentan no sólo contra nuestra ideología, sino que va mucho más allá, entrando en el terreno de lo más íntimo e invadiendo el espacio de nuestro cuerpo, nuestra sexualidad y nuestra vida. Porque ese es el tema, detrás de todo ello no hay más que un fuerte deseo de controlar nuestras vidas tratándonos como seres incapaces de hacer lo que nos de la gana con ella, que para eso es nuestra, aunque muchos sigan pensando que todavía somos de su propiedad: nuestro cuerpo de los hombres, nuestras “almas” de la iglesia.

Así que lo de hoy puede ser el inicio de algo que está empezando a moverse. Es normal, no sólo está pasando con el movimiento feminista ya que parece que los movimientos ciudadanos están empezando a movilizarse. Así la Plataforma Feminista del Ateneo de Madrid decidió hace unos meses promover un Pacto Feminista por las Mujeres con las organizaciones y asociaciones de mujeres de todo el estado para “coordinar objetivos y estrategias “ en la lucha feminista. Son los primeros pasos… pero me temo que hartas como estamos de ser las protagonistas de las listas del paro, de la pobreza, de la bajas pensiones, de salarios más bajos que los de los varones, del no acceso a puestos de decisión y suma y sigue.. estamos a punto de explotar. Las «locas feministas» se han puesto en marcha. Lo de hoy ha sido sólo el comienzo!

Sin bragas ni sujetador!

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Veo con estupor las imágenes del vídeo sobre las [Enlace roto.] y me quedo sin palabras: son un minuto y cuarenta y siete segundos contundentes y gráficos sobre lo que significa la violencia machista en ambientes cotidianos a los que pocas veces se le da importancia: en este caso unas fiestas,  bueno “ la gran Fiesta», San Fermín, porque oigan parece que todo vale. Si ven las imágenes y tienen un poco de sentido de la equidad y la justicia social, les faltará poco para que se les revuelva el estómago y rechacen lo que ven con absoluta rotundidad.

El revuelo que ha levantado el tema es grande y es que no es para menos. El vídeo que con el txupinazo fue grabado y difundido por Cenicientas 3.0, deja sin bragas ni sujetador -literalmente- a las chicas que intentando celebrar como les da la gana la fiesta, se ven manoseadas de tal forma que da vergüenza ajena. Y eso es lo que espero que hayan sentido los “energúmenos” que si se han  reconocido en la foto, debieran estar muertos de vergüenza.

Nos desayunamos todos los días con increíbles imágenes sobre la violencia que se ejerce día a día con las mujeres, la física más evidente, y la psicológica más solapada que se muestra en los datos del paro, del acceso a puestos de decisión, de la doble jornada… y un sinfín de ejemplos. Pero estas imágenes duelen y mucho: por su cercanía, por el entorno, por la brutal metida de mano a esas mujeres que quieren divertirse y que algunos interpretan como una forma de aprovecharse y de adueñarse de sus cuerpos … sin pudor! En una palabra, la historia cotidiana con la que las mujeres tenemos que lidiar día a día.

Me sorprende y me horroriza que todavía alguien dude y polemice sobre el tema. Sólo queda denunciarlo y reafirmarnos sin descanso en que a nosotras nos toca quien nosotras queramos. Como siempre, con bragas y sin ellas, con sujetador y sin él, la decisión siempre estará en nuestras manos. Lo tienen claro, verdad?