Sin tetas no hay paraíso

El 19 de octubre se celebra el Día Internacional Contra el Cáncer de Mama.  En el Estado español se diagnostican unos 26.000 casos al año, lo que representa casi el 30% de todos los tumores que sufren las mujeres y el riesgo de que a una mujer le diagnostiquen un cáncer de mama a lo largo de su vida, es aproximadamente de uno contra ocho. La mayoría de los casos se diagnostican entre los 35 y los 80 años, concentrándose sobre todo en el segmento de edad que va de los 45 a los 65. El problema es que no existe un sistema nacional de registro de tumores por lo que es difícil conocer las cifras exactas.

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El cáncer de mama es, a escala mundial, el cáncer maligno más común entre las mujeres, aunque el más mortal es el de pulmón. A nivel mundial los mayores índices de incidencia se producen en Norteamérica, los menores en Asia y África. En el Estado español existe una distribución geográfica de incidencia notablemente variable según territorios: así en Cataluña la tasa de incidencia es de 83,9 casos /100.000 habitantes, mientras que la media estatal se sitúa en 50,9 casos / 100.000 habitantes. Por otro lado, el mayor riesgo para sufrir el cáncer de mama es el de ser mujer: sólo un 1-2% de hombres lo sufren, y para el 85% de las mujeres el mayor factor de riesgo es la edad avanzada.

Es posible que, lamentablemente, alguna de las personas que estén leyendo este artículo se sientan cercanas a esta tremenda y dolorosa, a todos los niveles, enfermedad. Pocas personas se quedan al margen, porque muchas han tenido a su lado a una mujer familiar o amiga que lo haya sufrido, es posible que algunas lectoras hayan tenido que hacerle frente. A todas ellas quiero mostrar mi más profunda admiración y apoyo.

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Por ello, este día que se fija en el calendario para visibilizar la lucha contra el cáncer de mama, es más que importante porque además, nos hace reflexionar sobre el mismo.

En este sentido, es importante aunque sea a grandes rasgos, abordar este tema desde una  perspectiva feminista y dentro del mismo, están no ya sólo las causas que lo provocan, sino el análisis de las mismas. Hoy en día no se puede decir que haya sólo una causa posible que lo produzca y es posible que se conjuguen varias, pero además de las que se citan a menudo como el uso de hormonas, genética, menopausia tardía, menarquía precoz, la no maternidad… una de las causas que más toma fuerza es la variable medioambiental, aunque muchos sectores de la medicina se resisten a reconocerlo. El tipo de estudios que avalan esta tesis, son investigaciones impulsadas por organizaciones de salud de las mujeres en los países desarrollados. Esto pone en evidencia la necesidad, cada vez más urgente, de abordar la salud de las mujeres desde una perspectiva de género que atienda y entienda los cuerpos de las mujeres de forma diferente a los cuerpos de los hombres, en torno a los cuáles gira la mayor parte de la política sanitaria.

El Feminismo con respecto a este tema, pone en el centro las vivencias de las mujeres dentro de un contexto social y político determinado, superando el marco patriarcal, y yendo por tanto, más allá del simple tratamiento médico. Es por ello que este enfoque ha sacado a la luz entre otros temas, la preocupación por el aspecto físico que la sociedad que nos rodea nos impone: “Se inunda a las mujeres de imágenes culturales de unos cuerpos perfectos y pechos hermosos, y ellas saben perfectamente si están o no a la altura” tal y como afirmaba ya hace unos años Mary White Stewart (1998). Muy a menudo las campañas para luchar contra el cáncer de mama, presentan el cuerpo de las mujeres fragmentado y representado por unas tetas perfectas, para deleite del hombre que las mira, banalizando el objeto de dicha campaña y con ello, y sobre todo, el cuerpo de las mujeres que queda cosificado. Las campañas de prevención son más que importantes, vitales, pero a menudo me pregunto si lo que realmente subayace en estos mensajes es el consabido y machirulo “sin tetas no hay paraíso”. Los medios de comunicación y agencias de publicidad debieran ser más responsables a la hora de abordar una enfermedad que crece en incidencia años tras año.

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Como afirma Sue Wilkinson en su artículo Mujeres feministas en lucha contra el cáncer de mama: lo personal y lo político: “Una perspectiva crítica y feminista exige tanto prestar atención a la experiencia de las mujeres como realizar un análisis político de esta experiencia, como componentes clave para trabajar hacia una transformación social” (2008).  Y es que en el fondo todas las mujeres tememos a este cáncer y sin embargo, sabemos muy poco de él, por lo que toda investigación, recursos, ayuda económica y apoyo social es poco. Y todo recorte que se haga en los presupuestos de Sanidad para su prevención o tratamiento, es un atentado contra nuestras vidas.

Por ello, este domingo 25 de Octubre estaremos en la Carrera Solidaria contra el Cáncer de Mama en Bilbao que organiza ACAMBI por segundo año, ayudando para que se consigan recursos para seguir luchando contra dicho cáncer, y visibilizando en una marea fucsia todo lo que queda por hacer, integrando así, lo personal y lo político.

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