RECREAR EL ‘MODELO VASCO’

Lunes 16 de enero de 2017

Conferencia IbarretxeEl pasado jueves, en el Hotel Carlton de Bilbao, tuvo lugar una cena coloquio con el Lehendakari Ibarretxe. La voz cantante y la organización la llevó a cabo Francisco Lledó, Catedrático de Derecho Civil y Presidente del Foro Europeo REDs “Derecho, Empresa y Sociedad”.

Estuvimos una cuarenta personas y en los postres, y tras la presentación de Paco Lledó del Lehendakari y del interés reunir este tipo de encuentros, Ibarretxe nos ilustró sobre su actual modus vivendi, sus iniciativas, en lo que trabaja y sus ilusiones, para terminar diciendo que era feliz.

Contestó todas las preguntas que le hicieron, que fueron muchas, haciéndolo muy bien, con datos y paseando por la sala, algo que recoge esta foto sacada por María Jesús Cava.

Abogados, Empresarios, Historiadores, Ingenieros, Registradores de la Propiedad,… quedaron y quedamos satisfechos con las explicaciones del Lehendakari a quienes sus reflexiones nos ilustraron sobre lo mucho que hay que sacar la cabeza debajo del agua para ver lo que existe por esos mundos y los vientos que nos llegan y llegarán.

Escribió en DEIA el Lehendakari este artículo, que forma parte de las respuestas que dio la noche del jueves.

Fue así:

Acabamos de conocer los resultados del Informe PISA sobre el sistema educativo vasco de la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra, mostrando para CAV unos resultados significativamente peores a los obtenidos en el pasado. Estos datos han generado un debate político de superficie, aunque poco o nada constructivo, que necesita de profundización si queremos que resulte fructífero para nuestra escuela, que por lo demás goza de una mayor financiación y de un sensible menor porcentaje de fracaso escolar que las escuelas de nuestro entorno.

Y es que siendo muy difícil conocer realmente las causas de unos resultados tan sorprendentemente negativos, es vital aceptar que estamos ante una importante llamada de atención al tiempo que alejarse de los análisis simplistas y centrados en una única causa. Parece más razonable pensar que hay múltiples factores en juego: políticas gubernamentales e inversiones, currículums y renovación pedagógica de los centros, condiciones laborales y formación del profesorado, implicación de las familias, responsabilidad del alumnado, etc. Un análisis complejo no debería nunca difuminar las responsabilidades de cada uno de estos actores, pero es evidente que debemos tratar de ir más allá de la búsqueda del culpable en la que nos encontramos inmersos.

En todo caso, este artículo no tiene como objetivo central analizar la situación de la enseñanza de forma aislada. Según el análisis que realizamos en Agirre Lehendakaria Center, estos datos negativos se presentan al mismo tiempo que constatamos en nuestro país una pérdida de posición en materia de inversión en innovación en relación con los países de referencia de la Unión Europea, un deterioro de las condiciones laborales, un aumento de la desigualdad y el recorte sistemático de nuestra capacidad de autogobierno. Vayamos por partes.

CRISIS E INNOVACIÓN El periodo de crisis económica, social y cultural que todavía estamos atravesando ha incidido espectacularmente en las inversiones públicas y privadas en materia de innovación. En nuestro caso, después de un esfuerzo inversor enorme en la materia desde el comienzo del autogobierno, a principios de los 80, habíamos conseguido superar la media europea en el año 2008 y nos habíamos marcado como reto alcanzar a los países más avanzados de nuestro continente en el primer cuarto del siglo XXI. Esta decisión no era anecdótica, estaba basada en nuestra propia experiencia y la evidencia internacional en este campo. Aquellas sociedades que invierten en innovación tecnológica y social son competitivas y construyen modelos de desarrollo humano sostenible y aquellos países que no son capaces de priorizar la inversión en innovación pierden el control de su propio destino.

Sabemos que hacer este tipo de inversiones en periodos de dificultad es muy complicado. Pero si en otros momentos complicados, se supo dar una respuesta anticíclica apoyada por el conjunto de la sociedad, ahora también podemos hacerlo. El anuncio del lehendakari Urkullu comprometiendo para esta legislatura un incremento, de al menos un 5% anual, en la partida dedicada a I+D+i es un buen comienzo.

DESIGUALDAD Y CONDICIONES LABORALES El tercer elemento en crisis está relacionado con los dos anteriores. Por primera vez desde la recuperación del autogobierno, una distribución más equitativa de la riqueza, que es sin duda uno de los elementos fundacionales del denominado modelo vasco, comienza a ser puesto en cuestión por los recientes datos que conocemos. Todo ello, a pesar de la importantísima aportación que la RGI -que, a propósito de su actual debate, necesita de ser adaptada y mejorada, pero en ningún caso cuestionada- ha realizado al equilibrio en nuestra sociedad.

Así lo refleja la Encuesta de Necesidades Sociales 2014, elaborada por el Gobierno vasco, que indicaba que entre los años 2008 y 2014, las rentas del 10% de la población vasca (CAV) más pobre se han reducido un 13,4%, mientras que los ingresos del 10% más rico han crecido un 1,1%. Y también el coeficiente GINI (mide la desigualdad de los ingresos), elaborado por Naciones Unidas, que cae de manera continuada pasando de 28,0 en 1996 a 25,3 en 2012. Pero que en 2014 aumenta al 27,1, “reflejando un nivel de desigualdad similar al observado en el año 2000”, en palabras del informe.

Además, descarrilado el marco autónomo de relaciones laborales por el incumplimiento estatutario, caminamos hacia una equiparación de las condiciones laborales vascas con las del Estado español. Un buen número de empresas vascas utilizan los mismos sistemas de contratación temporal y aspiran a ofrecer condiciones laborales precarias, similares a las empresas de Madrid o Andalucía. Todavía recuerdo el llamamiento bienintencionado, a la par que desesperado, del anterior consejero de Empleo, Ángel Toña, para que las empresas vascas no utilizasen la legislación laboral española de forma generalizada en sus políticas de contratación.

Este factor no es exclusivamente económico. Según los trabajos que hemos realizado durante los últimos años, constatamos cómo la lucha contra la desigualdad ha sido un factor clave para entender la transformación socioeconómica del pueblo vasco. Si conseguimos darle la vuelta a la complicada situación de los años 80 y 90 fue debido al aumento de nuestro capital humano, a la colaboración pública y privada y a la mejora de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población. La transformación vasca no puede entenderse sin esta dimensión social y nunca lo hubiéramos logrado si el beneficio se hubiese quedado en las manos de unos pocos.

Parecería que hemos olvidado esta evidencia y aceptamos sin la necesaria crítica colectiva los modelos de falsa competitividad basados en la precarización de las condiciones laborales. Recientemente, Manu Robles-Aranguiz Institutoa hacía público un informe en el que se reflejaba que la parte del PIB que se dedicaba en la CAV a las remuneraciones de las personas asalariadas era del 50,2% en el año 2010 y que se redujo hasta el 47,6% en el año 2015 (del 50,1% al 47,3% en Navarra). Pobre de este país y sus gentes si apostamos por el ajuste salarial para tener presencia en el mercado en lugar de trabajar la creación de capital humano, la innovación tecnológica y social, la cooperación y la apertura a nuevos mercados.

LA RECENTRALIZACIÓN Pudieran analizarse otros factores relacionados con el modelo vasco, pero quiero detenerme finalmente en uno que considero central: el autogobierno.

Durante los últimos años, además de no haber recibido todas las competencias previstas en el Estatuto de Gernika -un insulto a la palabra dada-, hemos asistido a un proceso de intensa recentralización del Estado. Las demandas nacionales en Cataluña tampoco pueden entenderse sin esta realidad recogida en el Libro Negro de la Recentralización por la Generalitat.

Sin capacidad de autogobierno, seremos dependientes de las decisiones que se tomen en Madrid que, a la vista está, no tienen un modelo para el desarrollo humano sostenible en la cabeza. Están convencidos de que el camino consiste en seguir aplicando las medidas que nos han llevado al colapso financiero, económico y social de la última década. Necesitamos el máximo nivel de autogobierno para profundizar en un modelo propio y diferenciado.

Es verdad que hoy todos somos interdependientes, pero también lo es que una parte importante de la sociedad vasca aspira a ser ni más ni menos interdependiente que cualquier otro país con presencia propia en el mundo. Y creemos que Euskadi como país, con el mismo nivel independencia/dependencia que tienen otros países miembros de la UE, resultaría no solo políticamente recomendable, sino económicamente viable y socialmente equilibrado.

De hecho el problema para los países -también para Euskadi- no es la independencia o la interdependencia, sino la dependencia. No es ser interdependiente sino ser dependiente. Y hoy Euskadi en su relación con España es un país dependiente. Ni independiente, ni interdependiente, dependiente. Una dependencia obligada que conocemos y sufrimos en campos como las políticas monetarias, fiscales, judiciales, educativas, sanitarias, de empleo, seguridad social, etc. Incluso dictándonos cuándo y cómo deben realizarse las rebajas del comercio vasco.

Por todo ello, necesitamos más que nunca un proyecto propio y diferenciado, solidario con España, con Francia, con Europa… pero propio y diferenciado, tan comprometido y diferenciado como pueda serlo el de cualquier otro país de la Unión Europea.

Este artículo plantea una mirada esperanzada. Pretende llamar la atención sobre la necesidad de recrear el modelo vasco, que nos ha llevado a ser una sociedad razonablemente equilibrada y por ello objeto de estudio en varias universidades del mundo, para construir desarrollo humano sostenible en el futuro. Esto significa ir más allá de comparar nuestros indicadores con los del Estado español, pues esto, sin perjuicio de procurarnos una razonable satisfacción, nos alejaría del que debe ser nuestro objetivo: competir en desarrollo humano con las sociedades más avanzadas del planeta.

Estamos a tiempo. Hemos de reconectarnos con el sistema de valores y los comportamientos que han caracterizado al pueblo vasco a lo largo de la historia. Es la K de la cultura vasca la que debe guiar un nuevo modelo vasco basado en nuestras fortalezas como pueblo: competitividad en solidaridad. Mirar la realidad desde nuestra propia identidad para ver un futuro diferente.

Según nuestras investigaciones, la sociedad vasca ha respondido de forma extraordinaria ante situaciones muy complicadas. Antes utilizamos una poderosa palanca de transformación, el espíritu de supervivencia, ahora habremos de utilizar otra, de no menor cuantía, la lucha contra la desigualdad. Se nos abre una nueva oportunidad para mostrar lo mejor de nosotros mismos. Así que manos a la obra.

 

Un comentario en «RECREAR EL ‘MODELO VASCO’»

  1. vaya foto señor Anasagasti y es lo primero que me ha llamado la atención y me olvido del resto y es que parece que está viendo en diferido mirando a la TV el discurso navideño de Felipe VI de Bourbón o está viendo las declaraciones de Pachi López anunciando su candidatura a ser el próximo lider del PSOE… Y MIENTRAS EL MEJOR lEHENDAKARI de la democracia Ibarretxe hablando desde su conocimiento institucional. Menos mal que no estaba con la tablet como hacen en el Parlamento español, aparte de echar la siesta.

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