Guerra tan buen español como Arenas

Decía Pla. “Lo más parecido a un español de derechas es un español de izquierdas”. Y es verdad.

Alfonso Guerra ha sido la bestia negra de la derecha española. La que más la ha ridiculizado, la que más se ha ensañado con ella. Pero tienen algo en común. La defensa de una España desfasada.

Guerra era de los que no querían la autonomía para Andalucía, pero tácticamente y por erosionar a Adolfo Suárez, apostó por Andalucía como «comunidad histórica”. No sabía muy bien que era aquello y seguramente jamás había oído hablar de Blas Infante, pero sí tenía claro donde darle a Suárez y posteriormente a Rafael Escuredo y a Rodríguez de la Borbolla a quienes machacó inmisericordemente obligándoles a los dos a dimitir y desde luego haciéndoles la vida imposible, como se lo había hecho a Clavero Arévalo. Pero ahora, cumplida la setentena e instalado en la presidencia de la Comisión Constitucional del Congreso, es acreedor de premios con ditirambos de Javier Arenas, a quien lo menos duro que le ha dicho ha sido aquello tan manido de «señorito andaluz».

Guerra, en la actualidad, en su visión de España es como Arenas o Rajoy. Un buen español de una falsa izquierda, y por eso lo nombran hijo predilecto de Andalucía. Por eso el gobierno andaluz nombró al diputado socialista y ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra hijo predilecto de Andalucía, el máximo galardón que anualmente concede la comunidad autó­noma. Junto a Guerra fue también nombrada hija predilecta la galerista Juana de Aizpuru. Nada más conocerse la concesión, el ex vicepresidente manifestó su alegría, sorpresa y gratitud por el galardón y, aunque dijo ser «poco dado a oropeles», calificó como «un honor» que su tierra quiera hacerle este reconocimiento.

Guerra, que es diputado en el Congreso de forma ininterrumpida desde 1977, añadió que es una «satisfacción» que haya personas que piensen que su trayectoria puede representar «un compromiso con Andalucía» y una contribución al «bienestar y la mejora» de esta tierra. Y agregó que este premio «intensifica» ese compromiso con Andalucía. El ex vicepresidente del Gobierno, de 70 años, recordó al ser entrevistado por el premio a sus padres como las personas que le permitieron tener la oportunidad de ser quien es en la vida, y aseguró no tener «ni idea» de que iban a concederle este galardón.

El presidente del PP andaluz, Javier Arenas, consideró el nombramiento un acierto porque Guerra ha tenido «altísimas responsabilidades en el Gobierno y ha expresado con mucha lucidez el compromiso con Andalucía y la España constitucional».

Guerra recibirá el recono­cimiento el 28 de febrero, Día de Andalucía, en el Palacio de San Telmo de Sevilla. El gran cepillador de estatutos ese día estará feliz. Los suyos le nombran hijo predilecto. El mérito de verdad estaría en que los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos lo hicieran. Pero no lo harán. Para los nacionalismos periféricos Guerra fue y sigue siendo uno de los padres de la Loapa. Y todo gracias al 23-F.

Me han censurado una pregunta sobre el rey y los nuevos marqueses

El jueves pasado decidí preguntar sobre los nuevos Marquesados. Había sido una decisión del Jefe del Estado, había aparecido en el BOE y había tenido su repercusión mediática e, ingenuo de mí, pensé que eso de la «Monarquía Parlamentaria” iba en serio. Por esta razón formulé la siguiente pregunta para ser contestada por el gobierno en el siguiente pleno:

“¿Que piensa el gobierno de los últimos otorgamientos de títulos de Marqués por parte del Jefe del Estado?».

Esta pregunta se unía a la que la había formulado a la ministra de Asuntos Exteriores Trinidad Jiménez sobre la opinión del gobierno en relación con lo que estaba ocurriendo en el norte de África y en concreto en Marruecos así como en Guinea.

Y terminé mi jornada matutina y al salir me encontré con un viejo amigo, Andoni Olabarri que me invitó a un caldo en el bar de Sabin Etxea. Y en eso estábamos cuando nuestra secretaria del Grupo en Madrid, ldoia, me llamó alarmada y preocupada. Un administrativo le había rechazado la pregunta con la siguiente argumentación:

Es un control indirecto de un organismo constitucional no sujeto a control parlamentario”. Los servicios de la Cámara (Asistencia técnico parlamentaria) eran categóricos. No aceptaban ni tan siquiera que la pregunta fuera formulada y me daban la posibilidad, en dos minutos, de formular otra o de lo contrario perdería el cupo. Allí mismo, en la barra del bar, con el caldo humeante, le dicté la pregunta sustituta. “¿Toma en cuenta el Gobierno la opinión del pueblo saharaui a la hora de la negociación entre la Unión Europea y Marruecos en relación con el acuerdo comercial?».

Este tema tenía interés, aunque no tuviera la vertiente política de la pregunta sobre los marqueses, pero el oscurantismo, la impunidad y la inmunidad pero sobre todo el celo del socialista Javier Rojo impedían el control parlamentario. Ni tan siquiera me llamó para darme una mínima explicación.

Reconozco que la decisión me cogió de sorpresa pues en mi anterior libro «Una monarquía protegida por la censura» publico decenas de preguntas parlamentarias formuladas en relación con las cacerías del rey, el uso de aviones, las vacaciones, el nombre de los barcos, las inauguraciones del Cervantes, el presupuesto de la casa Real y otros temas vinculados con la Casa del Rey buscando siempre que el gobierno me contestara que le parecían aquellos abusos. Y siempre se cursaban las preguntas y siempre me contestaba el gobierno diciendo que no eran competentes pues el rey no era responsable, es decir, era un irresponsable, no respondía ante nadie, caso único en la Europa democrática. Se trataba de un Jefe de Estado que solo respondía ante Dios y ante la Historia. Como Franco.

Ese mismo día, en un programa de ETB, al que solíamos ir todos los jueves los senadores Rabanera del PP y Lertxundi del PSE, lo primero que hice fue denunciar esta chapuza. No solamente los nombramientos de marqueses sino la censura para controlar al gobierno sobre los mismos. Pero ahí quedó. La pregunta no era políticamente correcta en esta España tan incorrecta.

El desayuno con Trias

El martes 15, a las nueve de la mañana, estaba en el hotel Ritz, lugar donde habitualmente se celebran los desayunos organizados por José Luis Rodríguez responsable de la Tribuna de Debate “Nueva Economía Fórum”. Se trataba de arropar y de escuchar a Xavier Trías, el candidato a la alcaldía de Barcelona con muy serias posibilidades de acceder a tan importante representación popular negada hasta ahora por los votos a una CiU que ha tenido que estar en la oposición en el ayuntamiento de Barcelona treinta y dos años.

A Trias lo presentó Josep Antoni Duran i Lleida, su sucesor en el cargo de portavoz en Madrid.

En el encuentro informativo, organizado en Madrid por Nueva Economía Fórum, Duran afirmó estar seguro de que Trias llegará a la Alcaldía. “Estoy seguro de que no me equivoco”, insistió, y remarcó: “Las urnas me darán la razón”.

”Por encima de todo”, según Duran, Trias “es un caballero, un señor de Barcelona”, y destacó que “adentrarse en su currículo es recordar una vida consagrada al servicio a la sociedad”.

En esta línea, recordó que Trias ha pasado por la Consejería de Sanidad catalana, ha sido “hombre de confianza de Jordi Pujol”. “No hay diputado que lo tratase y no lo recuerde con afecto”, subrayó Duran.

Según afirmó, Trias “espera desde hace ocho años ser alcalde y se ha ganado a pulso el reconocimiento de la ciudadanía”.

Duran se refirió al “servicio” y al “diálogo” como “parte del ADN del próximo alcalde de Barcelona” y consideró que “encarna el cambio en el Ayuntamiento”, un cambio, dijo, “que no se trata de sustituir unas personas por otras, sino de un cambio en profundidad”. “Barcelona necesita aire fresco y nuevas ideas que la sitúen donde le corresponde”, aseguró.

Sobre las primarias del PSC para encabezar la lista de los socialistas en Barcelona en las elecciones municipales del 22 de mayo, Duran aseveró que son “sinónimo de fracaso y desesperación, no de democracia interna”.

”CiU se siente segura y representada por el mejor candidato de cuantos se puedan presentar”, indicó, para puntualizar seguidamente que Trias “será el mejor alcalde que Barcelona pueda tener en los próximos años”.

Trías se conoce bien Barcelona. Lleva nueve años en la oposición y nos dio algunos datos. Hay en su ciudad 105.000 parados, quiere instalar la justicia de proximidad, visitan la ciudad cada año siete millones de turistas y CiU tiene doce concejales, con expectativas de 18. Y Trías les premiará su fidelidad al proyecto repitiendo la candidatura.

Solo hizo una alusión. A su amigo Iñaki Azkuna, médico como él. Había visitado recientemente Bilbao y observado una ciudad limpia, con flores y ordenada, y ese es el modelo para Barcelona.

Destacó la fortaleza de la actual coalición y del liderazgo de Pujol, Mas y Duran.

En el citado encuentro informativo, Trias se refirió a las consultas populares sobre la independencia celebradas en Cataluña y dejó claro que “es la sociedad civil y no el Ayuntamiento” quien promueve estas iniciativas.

Contestando preguntas el presidente del Grupo Municipal de CiU, dijo implicar al Consistorio en estas consultas “responde a interpretaciones erróneas”.

Preguntado sobre si “contempla una Cataluña independiente”, Trias destacó que “si las cosas continúan tan mal”, en lo referente a la relación de Cataluña con el Estado, la situación “puede acabar así”, en independencia. Desde su punto de vista, “la situación es dura y cada vez hay más gente con sentimiento independentista”.

Xavier Trias apostó por “una nación respetada dentro del Reino de España”, aunque reconoció que, para ello, “hay que cambiar mentalidades y formas de hacer” y, puntualizó, “ahora estamos en un momento difícil”.