Sábado 3 de marzo de 2018
Desconozco si Estefanía Beltrán de Heredia, Consejera del Departamento de Interior del Gobierno Vasco, ha estado en el acto celebrado este sábado al mediodía en Gernika, en favor de la mujer, y lleno el recinto Juntero solo con una representación de mujeres de toda Euzkadi y de todo su espectro político en un día espléndido. De haber estado debería haber recibido la adhesión y el respeto de todas las allí presentes si de verdad se creen lo que defienden, que no lo pongo en duda de algunas de las asistentes pero si de otras a las que no he oído la menor denuncia a lo ocurrido el jueves con la manifestación de algunos ertzainas que rompieron cualquier dique de contención democrático y de respeto humano que se le exige a cualquier ciudadano y mucho más a unos sindicatos policiales. Tras lo visto y oído el comentario general es preguntarse en qué manos estamos y qué difícil es para algunos y, en este caso para algunas, denunciar lo obvio.
Y digo lo de Estefanía Beltrán de Heredia porque jamás escuché insultos semejantes dirigidos a Retolaza, Lasa, Atutxa, Balza, o Ares, todos los Consejero de Interior que lo han sido desde 1980 y además todos hombres. Les habrán pedido la dimisión pero nunca el insulto ha sido tan personal como contra la actual Consejera por el terrible delito de ser mujer.
Inepta, tonta, sorda, ineficaz, no sabe hacer la o con un canuto, ha pasado de la madera a los maderos sin saber nada de una cosa ni de la otra, torpe, ignorante y algunas más que no quiero reproducir. Todas de tipo personal. Por eso digo que el acto de hoy de Gernika debería haber sido un acto de solidaridad contra el machismo de Roberto Seijó y los responsables de los sindicatos Erne, Sipe y Ela, independientemente de la discusión de fondo que tarde o temprano se abordará y solucionará. Pero es que hay cosas inadmisible.
Porque si de todo eso se le acusa a la Consejera abusiva y mentirosamente, de qué podríamos acusar a un sujeto como éste Seijó que para negociar tiene que irrespetar al gobierno vasco al que debe lealtad por promesa, y anuncia huelgas de celo conchábandose con el servicio vasco de salud ,cosa que ha sido desmentido,, y le dice a la población vasca que cuando vengan los “bárbaros” de Marsella que se arreglen como puedan pues estarán de baja. Algunos no eran tan categóricos cuando ETA mataba y les mataba.
¿Es eso un policía que tiene restringido su derecho a la huelga y que ha de velar por un colectivo y al que la sociedad ha puesto en sus manos un arma de fuego?:¿Este señor está en sus cabales?. No debería ser obligado que ante semejantes rebuznos ,aunque este señor sea el secretario de un sindicato policial, los suyos le pidan la dimisión?. ¿Todos piensan así?.
Vuelvo al principio.
El responsable del Gobierno Vasco es el Lehendakari, no la Consejera. Atrévanse contra él, y es que además Gobierno y presidente actúan mancomunadamente, en este caso PNV-PSE, por eso no me ha gustado la crítica del PSE, sin mostrar solidaridad personal con la Consejera pues para eso se forma parte de un gobierno y las discusiones han de ser asumidas por todos o dimitir. No ha sido pues leal el comportamiento.
Los sindicatos tienen derechos pero solo hablan de “sus” derechos, nunca de sus obligaciones. Y nunca se puede actuar con un lenguaje retador de desafío, ni con llamamientos al extremismo, sino argumentando, con respeto y, en un cuerpo policial, con disciplina.
Un lector me ha criticado diciendo que a ver que había hecho yo por la Ertzaintza para que publicara ayer el comunicado de Osakidetza. No es difícil contestar pero lo más importante ha sido siempre creer en la formación de una policía integral vasca, trabajar por su existencia, defenderlos cuando ETA los atacaba, lograr las pensiones para la Ertzaintza del 36 y trabajar para que tengan su segunda actividad, cosa que ha puesto en pie de guerra a los sindicatos españoles. Y, sobre todo, agradecerles lo que hicieron por mí y mi familia en tiempos de ETA en una actuación profesional impecable. Por eso tengo autoridad como ciudadano de criticar a estos energúmenos y de pedir que a la Consejera, las propias mujeres y todos, le defendamos.