Una de las frases que tenía en la lista de excusas: unas veces se gana y otras se aprende. O se gana o se pierde, pensaba. Pero tras lo vivido este fin de semana en Salamanca, en el campeonato de España de Judo para veteranos, las 4h de viaje y un par de noches mal durmiendo… me la envaino y creo que tiene mucho sentido.
Al revés de los relatos clásicos, empezamos por el desenlace. La competición consistía en una liga de 5. 5 personas, todos contra todos… Hasta ahí todo bien. El primer combate, tras 15 años era como mi primera vez. Y como en otras primeras veces, duré lo que duré, segundos… Hay que dejar claro, que hacía 15 años que no competía y que cuando me fui era de los peores. Que contamos esto, como si volviese Induráin, y no es así. Dicho esto, volvamos al relato. Primer combate: salgo tranquilo a ver cómo era esto… y para cuando me quiero dar cuenta tengo al otro debajo y yo rumbo al cielo… intento girarme en el aire para evitar caer de espaldas y así prolongar mi agonía… caigo, hay dudas, un árbitro cree que es Ippon, los otros no… Ippon, para casa… En este momento, me hubiese gustado ducharme y para casa. Segundo combate, salgo a lo loco, como un mariachi en una despedida, a generar la locura… aguanto más, nos vamos al suelo, me intenta luxar el codo… salgo… pero voy tan loco que acabo debajo de él… es lo que tiene generar el caos, que a veces se apropia de ti…me inmoviliza y para casa. La sensación de ridículo era muy grande, tras meses de esfuerzo acabar así… Tercero, sabía que tampoco le iba a ganar, le había visto los otros combates y era netamente superior. Aún así aguanto bastante y solo al final y cuando voy como un loco a atacar, me mete un Ippon de libro.
Llegamos al último combate y el que da título al post. Siendo 5 personas, entendía que ese combate era por saber quién era 4 o 5. Algo que personalmente, me daba igual. Sabía que era el único combate que podía ganar. Lo llevo bien, incluso me adelante y voy ganando durante tiempo. Pero no se gestionarlo y me dejo remontar al final. Digo que me dejo, porque con el tiempo que quedaba podría haber gestionado las sanciones… podía hacer un Clemente o una argentinada, irme al suelo, jugar… pero no supe gestionarlo, bueno no es que no supiera, es que en ningún momento llevé el tempo del combate, no sabía ni cuánto tiempo quedaba, ni por donde entraba el contrario…Todo fue un cara o cruz. Y aún así, podía haber ganado. Antes de ayer, me enteré que uno de los 5 era de una categoría más joven, por lo que este combate era por el bronce. Por un bronce un poco descafeinado, pero un bronce… me llevé un mal rato.
Lo que da título a este post, si hubiese ganado, nunca hubiese sido consciente de la falta de control que llevaba, de la ausencia de mirar el reloj, de lectura del contrario… creo que es mejor aprender esto para la próxima y haber perdido, que ganar como hubiese ganado antes (generando un torbellino) pero si aprender lo básico. Por eso creo que es mejor un aprendizaje que una medalla.
Dicha esta moraleja, la experiencia fue muy positiva, reencontrándome con amigos de antaño, recordando los días de pabellón, olor a sudor y esparadrapo… viendo judo durante casi 8h. La siguiente mejor, eso no cabe duda.