Príncipes en pepitoria

Sea como medio de exaltación hacia la Jefatura del Estado que larga le queda porque los borbones viven mucho aunque renqueen, o bien por realzar sus diez años de casado, la realidad real del príncipe y su escuálida esposa es que son más asiduos en los medios públicos que al perejil de Arguiñano. Al egregio padre sus propios compadres de camada tardo-franquista fascista le denominaron “el supositorio” cuando su mentor y nuestro dictador de voz aflautada nos lo iba metiendo poco a poco y no precisamente con mucha vaselina.

Dicen las malas lenguas que “cambiará el lobo de lanas pero no de mañas” y que “aquello que de joven bien se aprende de mayor no se olvida” y hete aquí que estamos (re)viviendo algo similar cuarenta años después, pero con toda la parafernalia acompañante de medios de comunicación muchísimo más potentes que antes, ¡hasta el rey vejete tiene cuenta de twitter!  Dirán que a los críticos también se les oye, pero con sordina cuando no con mordaza y si no que se lo pregunten a Iñaki Anasagasti, a quien le retiran la palabra en cuanto medio oficial pueden y sus libros, donde coloca a la monarquía en su propio lodo-subético, son inquisitorialmente anatematizados y a ser posible ocultados-apilados en los anaqueles hasta llevarlos al Fahrenheit-451. 

Supongo cabalgando este hilo conductor histórico de nuevo supositorio real, esta semana pasada Felipe de Borbón ha venido a Bilbao a presidir la entrega de premios que concede la Fundación Novia Salcedo a la excelencia en integración profesional de los jóvenes, con los se reconoce la labor de particulares, empresas e instituciones en la inserción laboral juvenil. Seguro que en el núcleo de la decisión de invitar al príncipe y en el mismo acto había mucho republicano segúncuandoydonde. Con trabajo vitalicio desde la cuna y mantenido como parásito social, se me antoja difícil que entienda qué pasa por la cabeza de un joven sin posibilidad de empleo, pero aún así le invitan a presidir un acto totalmente ajeno a él y que como casi siempre culmina, “agotado por el trabajo”, comiendo “gratis” invitado evidentemente por el Círculo de Empresarios Vascos, que como otros gremios están a lo que caiga. Porque estando un Borbón de por medio siempre cae algo, una comisión por allí, un corretaje por ahí, una mordidita por aquí… no sé como aún no les han nombrado príncipes-presidentes honorarios del Athletic, probablemente sería la forma más rápida de ganar una copa, una liga o ambas dos al unísono.

 

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